lunes, 19 de mayo de 2014

Teología del Dentista… más saberes (II)

   Cuando uno descubre una manifestación de Dios en algún lugar, si está en búsqueda de Él, está más atento cuando regresa a ese sitio. Por eso los santuarios naturales o fabricados son tan concurridos: “hay muchos buscando un encuentro trascendente”. De Jesús he aprendido que su santuario es “la realidad- la vida cotidiana”.
    Con mi madre regresamos al consultorio de Esteban. El cual tenía pronta la dentadura nueva de arriba para mi mamá y a mí me hizo una limpieza profunda de algunos dientes que estaban siendo perjudicados en las raíces mismas de estos.
    Como siempre nuestro odontólogo nos va explicando y consultando sobre cada paso que va dando. Nos decía: “la sabiduría es para ser trasmitida y en el intercambio con el paciente ambos nos enriquecemos”. Me recordaba a Juan Pablo II que decía: “la fe crece dándola”. La fe crece cuando la compartimos con otros, cuando podemos hablar de nuestras experiencias, dudas, búsquedas … cuando podemos acompañar a otros en su crecimiento de fe… crecemos juntos.
    Quizás por eso el bautismo, las primeras comuniones, el matrimonio, los votos, la ordenación,  un enfermo, un velorio… son tan movilizadores a nivel de fe en todo el entorno familiar.  La pena es que a veces no hay un cuidado de esa experiencia, no hay una continuidad para que siga crecimiento y se puede pasar mucho tiempo incluso en pareja sin hablar de  la fe en la vida.

    Mientras que Esteban nos explicaba recordé a un sacerdote anciano que conocí. Era considerado muy sabio. Su actuar era bastante legalista y formal y  lo que decía lo decía desde una experiencia larga de vida. Una vez me sorprendió cuando hablábamos de un sacramento que poco se habla: la reconciliación – confesión. Lo decía convencido: “no siempre es bueno confesarse”. Y agregaba “inconscientemente o conscientemente por eso es que hay unos cuantos que no lo hacen”.
La verdad que después de muchos años recién hoy en el dentista pude entender y ponerme de acuerdo con su afirmación.
     Cuando mi madre se puso la dentadura nueva de arriba, se sentía muy incómoda para masticar. La dentadura vieja postiza de abajo se movía hacia adelante. Esteban le explicó que su persona se había adaptado a lo viejo, y que ahora era difícil que lo nuevo funcionara con lo viejo. Conclusión hubo que continuar el trabajo y hacer nueva la dentadura también de abajo.
A mí después de la limpieza me sugirió un mejor cuidado. Las raíces ahora habían quedado al descubierto hasta que las encías las cubrieran nuevamente. Es muy peligroso una infección o que se alojen desperdicios en el lugar ya limpio.
    ¿Entienden como entendí al curita sabio y viejo, que muy bien entendía a las personas? Si hacemos una limpieza de nuestra historia, si integramos cosas buenas, sin continuar con un proceso de limpieza, de cuidado de crecimiento… podemos caer más debajo de lo que estábamos antes.
 Jesús lo contaba en una parábola: “un demonio fue expulsado de una casa, andaba por aquí y por allá. Se juntó con siete demonios más. Recordó que su antigua casa estaría limpia y decidió volver con sus siete compañeros”…
    ¡¡¡ Si habrá que estar atento!!!  También Jesús aclara que una casa habitada por alguien fuerte no puede ser ocupada, refiriéndose a quien deja habitar al Espíritu Santo en su interioridad.
Hoy recojo: que cuando se empieza un camino, hay que continuarlo para que de buenos frutos. No siempre será lineal, pero si hay un horizonte, si hay perseverancia, ayuda… el Espíritu hará maravillas a su tiempo.

Nacho

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