lunes, 6 de febrero de 2012

El deseo innato de ser curado y vivir sanamente

Jesús se acerca a la suegra de Simón, la toma de la mano, la levanta y ella queda curada poniéndose a servirlos... ( Marcos 1, 29-39)
Alguien entiende que nuestro amigo Pedro, el primer papa, estaba casado,divorciado ó viudo...

Más tarde otros se aproximaron a Jesús enfermos, él los recibió y regresaron curados.Seguramente un tiempo después la suegra y estos otros vecinos recayeron en sus debilidades ó adquirieron nuevas enfermades pero algo había cambiado en el encuentro con Jesús, el que trasmitía misericordia y los curaba al instante, por lo tanto cuando volviera la fiebre de cada uno ó aparecieran nuevas fiebres solamente con recordar al maestro volvía la salud.

En la noche del sábado cuatro la realidad que se trajo a la eucaristía fue la de pastores y sacerdotes que realizan curaciones. Entre los presentes estaba el doctor Comas , él explicó que científicamente la fe, la psicología de un a persona, de un grupo influye tanto para la sanación como para la enfermedad. Entonces nos tenemos que sentir contentos cuando alguien es curado sea donde sea. El que no desparrama amontona.

Una mujer en idioma portugués nos volvió al texto bíblico donde los discípulos querían seguir con las curaciones y Jesús se había retirado a orar, y después los invita a irse a otros pueblos a predicar la buena noticia de su padre Dios. Subrayando que para eso había venido para predicar la palabra...

Alguien dijo entonces que si bien hay que buscar la sanación por medio de la ciencia y la oración todos tenemos una cruz que cargar. Ya sea una discapacidad física,una adicción,un límite,un pecado que nos gustaría sanar en cada uno de nosotros. También el apostol Pablo pedía a Dios le quitara la espina pero entendió que Dios no lo hizo para que él fuera comprensivo con las espinas de los demás y que continuamente recurriera al Amor misericordioso de Dios.

Hemos terminado una semana de encuentro espiritual encontrándonos personalmente ó por este medio,también cada uno de nosotros tenía el deseo de ser sanado de alguna fiebre y quizás por un instante hemos experimentado la liberación de ese mal en nosotros. Cuando la gramilla se corta las flores se ven mejor y crecen mejor.
De regreso cada uno a su realidad habrá llevado el perfume del encuentro y los diferentes colores adquiridos pero la misma noche, al día siguiente,ó días después se reencontrará con el crecimiento de antiguas gramillas ó nuevas.
Mi Reino se construye desde acá pero no es de este mundo nos dice Jesús para que continuemos sembrando y regando las flores, buscando ser sanado y ayunando a otros a que se sanen pero sabiendo que la plenitud humana está en proceso y su perfección con ausencia de mal, de equivocación , de pecado solamente se dará después del encuentro definitivo con Dios.

Dicho todo esto de otra manera como dice nuestro amigo Juan Antonio, más de una vez nos entrará agua al barco ó perderemos el rumbo descubriéndonos fuera del seguimiento de Jesús . Con paciencia esperar que pase un poco la tormenta, buscar la mirada del gran capitan quien siempre estará dispuesto a darnos nuevas indicaciones para retomar el rumbo de la vida buena al servicio de los demás.
Cuando el ciclista ya siente que no puede subir una cuesta ó enfrentar un viento en contra, el aliento de una persona que se acerca nos puede hacer dar un pedalazo más y superar la adversidad que estamos viviendo, llegando a la meta de ese día con el corazón triunfante. La vida le ganó a la muerte. La misericordia le ganó al pecado.
Y como dicen los deportistas cuanto más difícil y duro fue el juego, más se disfruta de la victoria. como recordamos a los campeones del cincuenta que con un empate perdían y en el primer tiempo de la final ante Brasil tenían un gol en contra y docientas mil almas alentando al equipo contrario. La fe en algo, en ellos mismos, los impulsó a seguir jugando y el milagro se dio...
También en cada uno de nosotros se dará el milagro..

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