Es bueno recordar que en tiempos de Jesús los enfermos de lepra se retiraban o eran expulsados a lugares alejados de la vida social.
El texto bíblico de este fin de semana dice que «un leproso se acerco a Jesús pidiendo ser curado» (Marcos 1, 40 - 45).
Significa que Jesús se acercó a los lugares donde sobrevivían estas personas excluidas de la sociedad. Jesús era conocido entre ellos, como alguien capaz de sanar.
Una buena noticia para cada uno de nosotros y que también debemos anunciar: cuando nos agarramos alguna lepra, de esas que nos deshumanizan, que nos excluyen o que nos perjudican en la buena relación con los demás:
Jesús viene a nuestro encuentro, solo necesitamos creer en su misericordia, su capacidad de sanación, él es capaz de volvernos al buen vivir.
Un Cristiano que ha experimentado el amor de Dios lo trasmite. Por lo tanto se acerca a los excluidos y estos perciben una mano amiga para poder reincorporarse al buen vivir en la sociedad.
Hoy en día una de las lepras más contagiosas quizás sea la «despersonalización que nos trae insatisfacción y consumo». Se presentan modelos de mujer, de varón, de jóvenes, de niños, creando una enfermedad social que nos señala que hay que igualarse a esos modelos. Por lo tanto cada uno deja de ser lo que realmente está llamado a ser.
Esto se da desde lo más exterior como es: la forma de vestir, el modelo corporal, el peinado, pasando por lo que consumimos ya sea en cuanto alimentación, bebidas, eventos, cosméticos, e incluso debemos pensar y sentir como la moda lo dice.
El proceso educativo fue cambiando de educador. De los padres pasó a los centros de educación y últimamente ha pasado a los medios de comunicación. «Lo dijo la Tv, lo leí en Internet, lo escuché en la radio, lo afirmó tal artista o deportista famoso».
Lo que piensan nuestros abuelos, lo que opinan nuestros padres, o personas con sabiduría en algo poco importa. Incluso hay mucha lepra superficial, consumista, violenta, indiferente o excluyente también en nuestros mayores.
Jesús es fiel y sigue acercándose a nosotros en personas concretas, en lugares de encuentro con él, en las maravillas de la creación, pero nunca se impone, siempre respeta nuestra decisión de recibirlo para ser curado.
Su obrar es discreto y personalizado, no es multitudinario. El texto nos habla de UN leproso entre tantos que quiso ser curado.
Que tengamos una semana de acogida a la buena noticia de Jesús, el que vino a curar lo profundo de nuestro ser para que seamos felices siendo lo que somos, en relación justa, verdadera y fraterna con los demás y la creación. Nacho
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