domingo, 21 de septiembre de 2014

AMÉRICA GRITA ¿POR QUÉ GRITA AMÉRICA?


América grita
¿por qué grita América?
Por la gran mentira
por la burda veritas
traída desde Europa
en barcos flamantes
ansiando en sus popas
ilusión de ignorantes.

América grita
desde la colonia
el espíritu anima
a invertir la gloria
de aquellos que llegaron
con la civilización
y nos arrancaron
nuestra tradición.

América grita
¿por qué grita América?
La sangre se anida
en grietas desiertas,
sudor de esclavos
desde la conquista,
que hasta hoy lavamos
manchadas camisas.

América grita
y su voz es la nuestra
la que nos anima
la que nos despierta
a la lucha del indio,
dueño de estas tierras,
que alza con su lanza
todas las banderas.

América grita
en la voz de los pobres
de cómo se agitan
al oír sus nombres,
en la boca de un ser
que se les hace extraño,
que lo quiere poseer
hasta el fin de sus años.

América grita
por sus pies descalzos
por su espalda morena
cargada de sacos
de café, de maíz,
que desgasta sus huesos,
que desde la raíz
cansados van sus sueños.

América grita
¿por qué grita América?
Porque se le hinchan
su manos morenas.
De la tierra dura
va surcando ideas,
el alma se apura
a encontrar la senda.

América grita
con dolor de parto,
ya no quiere ser hija
es madre de tantos...
Sus hijos ya crecen
con fuerte identidad
mientras otros perecen
por nuestra libertad.

América grita
y su voz ya se escucha.
El mundo se irrita,
ya no hay más excusas
para evadir lo verdadero
que gime en su experiencia:
dolor y sufrimiento,
contiene su vivencia.

América grita
¿por qué grita América?
La pequeña niña
está ya despierta.
Haciendo preguntas
molestas, inquietas,
que a todos asusta
por su inteligencia.

América grita
con lentos gemidos
que vienen desde siempre,
que nunca son olvido.
Están en la memoria
del latinoamericano
que ama su historia,
que ama a sus hermanos.

América grita
y se oye desde lejos
de las pequeñas migas
dejada por los abuelos,
se alimentan niños
a lo largo del tiempo
y aprenden del martirio
de sus ancestros.

América grita

con gran convicción
hoy ya se palpita
la liberación.
Sentados a la mesa
sus hijos comerán,
el fruto de su lágrimas:
el vino y el pan.

                                  Diego Pereira.


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