viernes, 19 de septiembre de 2014

¡El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres!



¡El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres! Así comienza el Salmo 125 que muestra con claridad la alegría del pueblo judío al haber experimentado la mano de Dios que los salvaba nuevamente. Esa es la experiencia que pudimos vivir el fin de semana pasado en el encuentro de Rodó: Dios ha estado grande con nosotros...y estamos alegres, llenos de vida, con una fe y amor renovados, con una esperanza intacta pero aún mayor. Dios siempre escucha nuestras oraciones, Dios está al alcance de la mano.

Cada encuentro tiene su propia mística que se percibe en el mismo encuentro, no hay de previa programación, puede llegar a haber una idea central pero luego se van tejiendo y entretejiendo las vidas de los que allí llegamos y se van haciendo los guiones. El centro siempre es la Palabra de Jesús, es ella la que nos enmarca la vida, pero no es sólo una Palabra oída y comentada, es una palabra VIVIDA. Si elegí este salmo para darle un título a lo creo que vivimos, es por eso mismo, lo vivimos, no es una linda frase más.

De la Palabra surgen reflexiones necesarias pues Jesús nos lleva a examinar nuestras vidas, nuestra fe, nuestro amor puesta en las cosas de cada día. Desde el Evangelio según san Juan (3,13-17) conocemos a un Jesús que no vino para condenar ni enjuiciar, sino que viene a SALVAR. Y por ello decíamos que la justicia humana no coincide con al justicia de Dios, es muy diferente. Dios hace que los hombres y mujeres, aún en su equivocaciones, puedan volver al camino de la felicidad. Aunque por momentos nos alejemos y sintamos nostalgia de Dios él es capaz de mover los hilos para atraernos hacia él.

Fue la experiencia de varios que acudieron al casamiento en la ciudad de Dolores, y que terminaron con nosotros en el encuentro mostrando la emoción del reencuentro con viejos compañeros de pastoral juvenil. La semilla sembrada por Edgardo hace tantos años, vuelve a germinar en el corazón de sus amigos, que hoy ya son hombres y que sienten la nostalgia de un grupo de crecimiento en la fe. Diría José: “hace unos años yo hacía propuestas para gurises como Erik y hoy es él que me invita a la comunidad de El Pastito”.

Desde la experiencia nacida en Bolivia, desde unos pequeños que se animaron a salir a conocer a Dios por el Chaco Boliviano, hoy somos tantos que amamos aquella tierra. Por eso el video visto acerca de los milagros que produce la música en el alma y el cuerpo de aquellos indios, nos removió a muchos el pasaje por aquella tierra. Desde Nelda que tantos años estuvo por allí, Cloe que fue en más de una oportunidad, Edgardo que volvió este año de su misión, Victor, Marta, Leo y Erik que fueron en julio; y Flor...la colibrí que está abriendo sus alas para volar por tiempo indeterminado. De esto surgió la media como forma de colaboración al Arca.

Pero quizá lo más fuerte que vivimos en general fue el gran final de la misa: ver a una señora con bastón regalándonos a todos una bendición con una signación en la frente y un beso...si pudiera medir el grado de emoción de los que estábamos allí presentes diría sin ninguna duda: “Dios ha estado grande con nosotros y también él está alegre”. Las mujeres tienen un lugar primordial en la creación, son las que dan la vida al mundo, son las que nos traen la ternura y el toque delicado a todo lo que existe...¿qué mayor bendición que la de una mujer? Nuestras madres, nuestras hermanas, nuestras esposas, nuestras hijas. Es difícil creerlo en el machismo en el cual vivimos, pero quizá la Iglesia pueda dar un paso sobre eso.

Hablando de mujeres, Raquel nos recordaba que así como nosotros serían los primeros cristianos y haciendo memoria recordaba que en el primer encuentro de la Laguna era 5 personas...hoy ya no podemos contar cuantos somos. Teresa que nos contaba el proyecto que llevan acabo a pulmón desde hace años, con un terca y segura convicción de mujer. Y qué decir de Nahir que fue elegida por la comunidad para viajar a Bolivia, tierra que tanto ama desde que estuvo años allí y desea volver, como embajadora del grupo a llevar la contribución para el Arca. También Marta que como abuela joven la vimos todo el tiempo alrededor de su nieta, y lo mismo Rossina, madre de un niño de casi tres años, joven y con un talento que se está despertando.

Qué más decir...más lindo es seguir disfrutando de estos encuentros sabiendo que muchos son los que se van sumando poco a poco.

Sigamos adelante...sin apuro, despacio, pero sin pausa.

                                                                                                Diego Pereira.

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