¡El
Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres! Así
comienza el Salmo 125 que muestra con claridad la alegría del pueblo
judío al haber experimentado la mano de Dios que los salvaba
nuevamente. Esa es la experiencia que pudimos vivir el fin de semana
pasado en el encuentro de Rodó: Dios ha estado grande con
nosotros...y estamos alegres, llenos de vida, con una fe y amor
renovados, con una esperanza intacta pero aún mayor. Dios siempre
escucha nuestras oraciones, Dios está al alcance de la mano.
Cada
encuentro tiene su propia mística que se percibe en el mismo
encuentro, no hay de previa programación, puede llegar a haber una
idea central pero luego se van tejiendo y entretejiendo las vidas de
los que allí llegamos y se van haciendo los guiones. El centro
siempre es la Palabra de Jesús, es ella la que nos enmarca la vida,
pero no es sólo una Palabra oída y comentada, es una palabra
VIVIDA. Si elegí este salmo para darle un título a lo creo que
vivimos, es por eso mismo, lo vivimos, no es una linda frase más.
De
la Palabra surgen reflexiones necesarias pues Jesús nos lleva a
examinar nuestras vidas, nuestra fe, nuestro amor puesta en las cosas
de cada día. Desde el Evangelio según
san Juan (3,13-17) conocemos a un Jesús que no vino para condenar ni
enjuiciar, sino que viene a SALVAR. Y por ello decíamos que la
justicia humana no coincide con al justicia de Dios, es muy
diferente. Dios hace que los hombres y mujeres, aún en su
equivocaciones, puedan volver al camino de la felicidad. Aunque por
momentos nos alejemos y sintamos nostalgia de Dios él es capaz de
mover los hilos para atraernos hacia él.
Fue
la experiencia de varios que acudieron al casamiento en la ciudad de
Dolores, y que terminaron con nosotros en el encuentro mostrando la
emoción del reencuentro con viejos compañeros de pastoral juvenil.
La semilla sembrada por Edgardo hace tantos años, vuelve a germinar
en el corazón de sus amigos, que hoy ya son hombres y que sienten la
nostalgia de un grupo de crecimiento en la fe. Diría José: “hace
unos años yo hacía propuestas para gurises como Erik y hoy es él
que me invita a la comunidad de El Pastito”.
Desde
la experiencia nacida en Bolivia, desde unos pequeños que se
animaron a salir a conocer a Dios por el Chaco Boliviano, hoy somos
tantos que amamos aquella tierra. Por eso el video visto acerca de
los milagros que produce la música en el alma y el cuerpo de
aquellos indios, nos removió a muchos el pasaje por aquella tierra.
Desde Nelda que tantos años estuvo por allí, Cloe que fue en más
de una oportunidad, Edgardo que volvió este año de su misión,
Victor, Marta, Leo y Erik que fueron en julio; y Flor...la colibrí
que está abriendo sus alas para volar por tiempo indeterminado. De
esto surgió la media como forma de colaboración al Arca.
Pero
quizá lo más fuerte que vivimos en general fue el gran final de la
misa: ver a una señora con bastón regalándonos a todos una
bendición con una signación en la frente y un beso...si pudiera
medir el grado de emoción de los que estábamos allí presentes
diría sin ninguna duda: “Dios
ha estado grande con nosotros y también él está alegre”. Las
mujeres tienen un lugar primordial en la creación, son las que dan
la vida al mundo, son las que nos traen la ternura y el toque
delicado a todo lo que existe...¿qué mayor bendición que la de una
mujer? Nuestras madres, nuestras hermanas, nuestras esposas, nuestras
hijas. Es difícil creerlo en el machismo en el cual vivimos, pero
quizá la Iglesia pueda dar un paso sobre eso.
Hablando
de mujeres, Raquel nos recordaba que así como nosotros serían los
primeros cristianos y haciendo memoria recordaba que en el primer
encuentro de la Laguna era 5 personas...hoy ya no podemos contar
cuantos somos. Teresa que nos contaba el proyecto que llevan acabo a
pulmón desde hace años, con un terca y segura convicción de mujer.
Y qué decir de Nahir que fue elegida por la comunidad para viajar a
Bolivia, tierra que tanto ama desde que estuvo años allí y desea
volver, como embajadora del grupo a llevar la contribución para el
Arca. También Marta que como abuela joven la vimos todo el tiempo
alrededor de su nieta, y lo mismo Rossina, madre de un niño de casi
tres años, joven y con un talento que se está despertando.
Qué
más decir...más lindo es seguir disfrutando de estos encuentros
sabiendo que muchos son los que se van sumando poco a poco.
Sigamos
adelante...sin apuro, despacio, pero sin pausa.
Diego
Pereira.
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