lunes, 20 de julio de 2015

Algunas fotos de los días.. en los que estás, en los que estamos, desde el Chaco Boliviano...


El tiempo es siempre un tema que compartimos.. A veces en charlas de espera, en charlas cuando hacemos cola para llegar a algún lugar, en un ascensor, con quien viaja sentado junto a nosotros en movilidad o en flota.. Y muchas veces, con extraños o con amigos de siempre, llegamos a la misma conclusión, sobre lo relativo que es..
 En este tiempo que llevo andando por aquí, por el Chaco, junto con muchas experiencias y encuentros vividos, me he encontrado también, y he experimentado, otras caras del tiempo.. Cuando llegué, y me sentaba por algún rato a la hora de la siesta, cuando hacia mucho calor, miraba a través de la malla mosquitera de la ventana, el chaco del vecino, el papá de Carlitos.. A través de los árboles de cupesì que hacen de cerco, se veìa la tierra trabajada; tierra oscura y fértil, donde el señor pasaba buenas horas del día, andando, agachándosepreparándola.. 

Tiempo de siembra, con el sol fuerte en las espaldas.. Verano.. Desde ese entonces hasta ahora, ese tiempo transcurrido, se hace evidente por los cambios que hubo: crecieron plantitas verdes, de un verde oscuro bonito; luego resultaron ser plantas de maíz.. Crecieron altas y fuertes, y era lindo verlas moverse con el viento, con una frescura que llegué a envidiarles.. Además, su frescura es buena cosa: trae EL alimento de esta zona.. Y llegó el tiempo de compartir el maíz en las mesas: el somò, el mote, alguna huminta que llegaba de sorpresa y nos alegraba a todos.. Hoy día, esas plantas ya son secas.. Justo esta mañana, el señor andaba entre ellas cortando algunas, haciendo espacio para la nueva siembra..
También los chicos aquí en el chaquito de la escuela, trabajaron el fin de semana en estas tareas: algunos sacando los frutos, otros trasladando las bolsas, otros desgranando.. Recuerdo ahora las tardecitas de días fríos, desgranando en la cocina con algunas de las chicas, compartiendo charlas y poros dulces, con paja cedrón y poleo sacados del huerto de la escuela.. Esta tarde, como otras tantas, volví a sentarme a la hora de la siesta, a mirar por esa misma ventana.. Y por un rato, me entretuve pensando en este tiempo que ha pasado.. En poquito, será época de siembra.. Y como quien no quiere la cosa, pasó el verano, pasó el otoño, y anda este invierno que día a día parece que ya está con ganas de irse.. Y volvieron a la escuela los chicos que llegaron en la época de la siembra, luego de sus prácticas.. Y empezamos a compartir las experiencias, y hubo algunos que no han vuelto, y hubo muchos que han visto realidades nuevas, y reconocen que han cambiado.. Todos lo hemos hecho.. Como esas plantas del vecino.. Y por el teléfono, por el facebook, por los medios, llegan los ecos de la tierra nuestra del sur.. Esta tierra donde muchos de ustedes están, un poco al sur, un poco más al norte, algunos cerca del río, algunos en el interior, en la ciudad o en campaña..
Y el tiempo también ha pasado.. Y han habido nacimientos, han habido cambios, han habido decisiones, han surgido búsquedas nuevas.. Han habido despedidas, de esas que hacen sentir en el cuerpo las distancias, pero más las cercanías.. Han habido mudanzas, con eso que también tienen de despedida, pero también de esperanzas.. Han habido costumbres y rutinas que se continúan; algunas con algo de pereza, algunas con ganas de ganarles, y búsquedas de sorpresas en cada dìa.. Han habido encuentros nuevos, con viejos amigos, y amigos nuevos.. Han habido amigos de amigos encontrándose, compartiendo mates e historias.. Han habido caminos abriéndose, con la fuerza de esa apertura que por fin llega, con la fuerza de la realidad cuando nos muestra que no debíamos tener miedo.. Han habido muchas palabras yendo y viniendo, y también silencios.. Y ha sido un tiempo en el que el silencio también ha aparecido nuevo.. Ha aparecido con su lado gentil de escucha, de calma, de instalación del otro en el lugar de hermano lleno de palabras que alimentan y curan y enseñan y calman.. Y también que preguntan e interpelan.. Este tiempo, marcado por las siembras y las cosechas, por nacimientos de gatitos, por crecimiento de cachorros, por haber aprendido a ver el camino en la noche sin necesidad de linterna, por los baldes de agua que pesan cada vez menos, por la casa de todos.. 
Hay muchas escenas domésticas que marcan este tiempo.. Cada uno de nosotros las tenemos, en Uruguay, en Argentina, en Bolivia, y en tantas otras partes.. Y son esas las que andan el tiempo.. Sencillas y simples.. Y son ellas las que dan los colores y el sabor a los encuentros, día a día.. Allíaquí.. Esas cositas de cada día, esas sorpresas humildes, que nos hacen encontrarnos con el sueño, siendo un poquito nuevos.. Y, como dice cada día el Padre Tarcisio, cambiar es aprender, aprender es cambiar.. Y como quien no quiere la cosa, más allá de horarios, días y estaciones, hemos aprendido.. Todos.. Esa es una de las certezas que compartimos, y que nos unen, y nos acercan.. Y eso es por lo que agradezco en este tiempo.. Por el alimento que hemos compartido, por los amigos que hemos conocido, por todo lo que hemos aprendido, por el tiempo que cada uno ha puesto en la mesa para el encuentro, por los caminos que se han abierto, por los puentes que se han construido, por las risas y los llantos que hemos vivido, por las búsquedas que han encontrado respuesta para dar a luz a búsquedas nuevas, por los niños creciendo, por los seres que queremos que han emprendido un viaje nuevo, por quienes trabajamos todos los días con alegría, por quienes vivimos la inquietud de querer cambiar, por el aprendizaje de querernos desde lugares un poco alejados.. 
Y el tiempo, ahíaquí, pasando a veces lento, a veces rápido.. Por la geografìa que nos hace pensarnos lejos, pero sintièndonos cerca.. Por las palabras que se llenan de silencios que nos encuentran y nos dicen, mucho màs y mejor que cualquier sonido.. La mamà de Carlitos ha vuelto a colgar el trapito blanco en la portera de la casa.. Luego de mucho tiempo, el aroma del pan horneàndose, el humo de la leña, los vecinos gritando "Señora!" desde la calle, volveràn a aparecer.. Y eso es sìmbolo de que todo regresa.. Nace, crece, muere, y regresa.. Y este es el tiempo que vivimos.. Que Dios nos siga encontrando encontràndonos, naciendo, creciendo, muriendo, y volvièndonos a encontrar.. Yasoropay tuicha ñanderutumpa pe.. Tumpandiveño..
Mbaepoti Dibarboure de Palleja

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