Cuando acontece algo realmente lindo,
generalmente decimos:- “cómo me gustaría que fulano o mengano
estuviesen aquí ”... Y con el tiempo si nos reencontramos con ellos les contamos lo vivido y que
los tuvimos muy presente en ese momento. Por supuesto que nos imaginamos que
esa persona disfrutaría profundamente de esa actividad que se ha realizado.
Algo así nos ocurrió el fin de semana
pasado en Sarandí de Barcelo, en el cumpleaños de Lilito, el alambrador.
Estando ahí y siendo parte de ese milagro de
una gran fiesta, recordábamos personas muy queridas, que nos hubiese gustado
que estuviesen ahí. Sabiendo que lo disfrutarían mucho.
Entre tantas personas recordadas en
particular dos estaban muy presentes en esa fiesta en nuestro corazón y
estoy seguro que también en el sentir de muchos de los presentes. Uno de ellos
es el amigo llamado Francisco, el papa,
que tanto disfruta del encuentro con los más sencillos, reflejando en palabras
y gestos al amigo mayor, al mismísimo Dios.
Desde muy temprano, después de muchos
días de preparativos y con
los primeros rayos de sol, estaban los siete corderos en la parrilla. Los
leñeros y asadores se acompañaron de algunos
que cebaban mate y compartían un trago y la charla. El comentario que no podía
faltar era:- “¡qué día!”, ya que
en pleno julio en la mitad del invierno “alguien” nos estaba
regalando un día maravilloso de sol. Quizás el mismo sol, tuvo que
organizar un poco el tiempo, para estar presente desde el amanecer hasta el
atardecer de la fiesta.
Y fueron llegando: los pequeños propietarios, otros un poco más
grandes y otros con sus manos de trabajo
pero sin tierra ni ganado. Mujeres y varones con sus hijos, algún abuelo y un
buen grupo de jóvenes. También algunos ciudadanos de Río Branco y Melo, sin faltar algún brasilero y algún europeo. Las botas y bombachas, hacían
rueda con las alpargatas, sandalias, tenis, polleras pantalón vaquero. Lo
distinto de esta fiesta es que no hubo tarjeta de invitación, ni portero.
Al mediodía: los saladitos se acercaban en bandejas vaya a saber uno quien los hizo, quien los
trajo. Había rueda de mate dulce y amargo en el galpón, bajo los árboles.
Los más chicos jugaban en el patio con los marlos de maíz, otros hacían futbol,
conga o taba. Los temas eran: de la aparición de las primeras
golondrinas, el nacimiento de los corderitos, el brote de los árboles frutales.
Todo eso charlado con las noticias de la salud de algún vecino, la suba del
dólar, el triunfo de Uruguay en fútbol sobre
Brasil por los panamericanos. Y bueno, también hay que decir que hubieron algunos comentarios de amores y desamores que no podían faltar…
Alguien dijo que hasta cien personas
había contado, hacía un buen rato, y la gente seguía
llegando. Cuando las brasas de coronilla realizaron su trabajo
comenzó el reparto del asado, acompañado de ensalada y un sabroso chorizo. Un
momento después, se podía escuchar el trinar de los pájaros, porque la multitud
estaba en silencio masticando. Fue un momento lindo para observar las miradas y ver tantas personas diferentes,
realmente con una sonrisa en su rostro.
De sobre mesa la guitarra y el
acordeón, más alguno un poquito pasadito que hacía
de la mesa un tambor. Los que ofrecieron la casa, en el pesebre del galpón,
fueron de los primeros que movieron el esqueleto con aplausos en rueda del resto de los fieles. El cumpleañero
fue invitado, bailando con todo tipo de pareja, algunas que despertaban una
sana risa porque se pisaban los callos o las alturas no coincidían. Esto es una
verdadera fiesta, donde no es necesaria gran
inversión, sino donde nos arreglamos con lo que hay.
A media tarde, llegó el momento del corte de la torta, donde
apareció por ahí, muy cerquita del cumpleañero, la foto de ese tal Francisco
que seguramente estaría muy contento de que lo hayan hecho presente. Y hay que
dejar bien claro, que su presencia no molestó ni se impuso a los muchos
hermanos evangélicos, ni a alguno que dice no creer en Dios.
Como dijo un paisano:- “a nadie le viene mal una bendición y
menos a nosotros que andamos dia lindo con bichos con bichera, montados a caballo
cruzando bañados con cruceras”. Entonces el mismo cumpleañero quiso que el
curita amigo, invocara esa bendición para él y para todos los presentes que la quisieran
recibir.
Bendición que comenzó con el canto de
deseo de un cumpleaño feliz, que mes que un deseo fue un agradecimiento por la
felicidad que estaba aconteciendo. Si bien todos eran amigos e incluso estaban
las hijas y los nietos, al cura se le inspiró invita a dos amigos del
cumpleañero para el momento de la bendición. Y la celebración fue de pocas
palabras, con un gesto que dejaba claro las raíces del milagro de esta fiesta:
un Lilito que no vive para sí, sino que vive para servir y para compartir. Entonces uno de los más ancianos con
su poncho de lana, que muchas veces animó fiestas con su guitarra, y uno
de los compañeros de trabajo del alambrador, el que hace los postes de
piedras, fueron los elegidos para ser parte de la bendición.
Porque Dios se pone contento cuando lo que recibimos lo compartimos con aquellos que tienen menos. Fue un momento realmente emocionante ver a los tres amigos disfrutando y haciendo disfrutar de su aliento apagando las velitas. Una vez más este hombre con corazón grande: compartió lo recibido, la fiesta, la torta, el canto con todos, pero en particular con aquellos que quizás nunca tuvieron una gran fiesta como esta… Gracias Lilito, gracias a los que aportaron para la realización de la fiesta, gracias por cada una de las presencias, gracias por un año más de vida en la tibieza del campo y en un clima de amistad, bendecidos por el mismo sol.
Nacho
Porque Dios se pone contento cuando lo que recibimos lo compartimos con aquellos que tienen menos. Fue un momento realmente emocionante ver a los tres amigos disfrutando y haciendo disfrutar de su aliento apagando las velitas. Una vez más este hombre con corazón grande: compartió lo recibido, la fiesta, la torta, el canto con todos, pero en particular con aquellos que quizás nunca tuvieron una gran fiesta como esta… Gracias Lilito, gracias a los que aportaron para la realización de la fiesta, gracias por cada una de las presencias, gracias por un año más de vida en la tibieza del campo y en un clima de amistad, bendecidos por el mismo sol.
Nacho
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