jueves, 30 de julio de 2015

EL MILAGRO del cumpleaños de “ LILITO “, el alambrador.

Cuando acontece algo realmente lindo, generalmente decimos:- “cómo me gustaría que fulano o mengano estuviesen aquí ”... Y con el tiempo si nos reencontramos con ellos les contamos lo vivido y que los tuvimos muy presente en ese momento. Por supuesto que nos imaginamos que esa persona disfrutaría profundamente de esa actividad que se ha realizado.

Algo así nos ocurrió el fin de semana pasado en Sarandí de Barcelo, en el cumpleaños de Lilito, el alambrador. Estando ahí y siendo parte de ese milagro de una gran fiesta, recordábamos personas muy queridas, que nos hubiese gustado que estuviesen ahí. Sabiendo que lo disfrutarían mucho.
Entre tantas personas recordadas en particular dos estaban muy presentes en esa fiesta en nuestro corazón y estoy seguro que también en el sentir de muchos de los presentes. Uno de ellos  es el amigo llamado Francisco, el papa, que tanto disfruta del encuentro con los más sencillos, reflejando en palabras y gestos al amigo mayor, al mismísimo Dios.
Desde muy temprano, después de muchos días de preparativos y  con los primeros rayos de sol, estaban los siete corderos en la parrilla. Los leñeros y asadores se acompañaron de algunos que cebaban mate y compartían un trago y la charla. El comentario que no podía faltar era:- “¡qué día!”, ya que en pleno julio en la mitad del invierno “alguien” nos estaba  regalando  un día maravilloso de sol. Quizás el mismo sol, tuvo que organizar un poco el tiempo, para estar presente desde el amanecer hasta el atardecer de la fiesta.
Y fueron llegando: los pequeños propietarios, otros un poco más grandes y otros con sus manos de trabajo pero sin tierra ni ganado. Mujeres y varones con sus hijos, algún abuelo y un buen grupo de jóvenes. También algunos ciudadanos de Río Branco y Melo, sin faltar algún brasilero y algún europeo. Las botas y bombachas, hacían rueda con las alpargatas, sandalias, tenis, polleras pantalón vaquero. Lo distinto de esta fiesta es que no hubo tarjeta de invitación, ni portero.
Al mediodía: los saladitos se acercaban en bandejas  vaya a saber uno quien los hizo, quien los trajo. Había rueda de mate dulce y amargo en el galpón, bajo los árboles. Los más chicos jugaban en el patio con los marlos de maíz, otros hacían futbol, conga o taba. Los temas erande la aparición de las primeras golondrinas, el nacimiento de los corderitos, el brote de los árboles frutales. Todo eso charlado con las noticias de la salud de algún vecino, la suba del dólar, el triunfo de Uruguay en fútbol sobre Brasil por los panamericanos. Y bueno, también hay que decir que hubieron algunos comentarios de amores y desamores que no podían faltar…
Alguien dijo que hasta cien personas había contado, haa un buen rato, y la gente seguía llegando. Cuando las brasas de coronilla realizaron su trabajo comenzó el reparto del asado, acompañado de ensalada y un sabroso chorizo. Un momento después, se podía escuchar el trinar de los pájaros, porque la multitud estaba en silencio masticando. Fue un momento lindo para observar las miradas y ver tantas personas diferentes, realmente con una sonrisa en su rostro.
De sobre mesa la guitarra y el acordeón, más alguno un poquito pasadito que hacía de la mesa un tambor. Los que ofrecieron la casa, en el pesebre del galpón, fueron de los primeros que movieron el esqueleto con aplausos en rueda del resto de los fieles. El cumpleañero fue invitado, bailando con todo tipo de pareja, algunas que despertaban una sana risa porque se pisaban los callos o las alturas no coincidían. Esto es una verdadera fiesta, donde no es necesaria gran inversión, sino donde nos arreglamos con lo que hay.
A media tarde, llegó el momento del corte de la torta, donde apareció por ahí, muy cerquita del cumpleañero, la foto de ese tal Francisco que seguramente estaría muy contento de que lo hayan hecho presente. Y hay que dejar bien claro, que su presencia no molestó ni se impuso a los muchos hermanos evangélicos, ni a alguno que dice no creer en Dios. Como dijo un paisano:- “a nadie le viene mal una bendición y menos a nosotros que andamos dia lindo con bichos con bichera, montados a caballo cruzando bañados con cruceras”. Entonces el mismo cumpleañero quiso que el curita amigo, invocara esa bendición  para él y para  todos los presentes que la quisieran recibir.
Bendición que comenzó con el canto de deseo de un cumpleaño feliz, que mes que un deseo fue un agradecimiento por la felicidad que estaba aconteciendo. Si bien todos eran amigos e incluso estaban las hijas y los nietos, al cura se le inspiró invita a dos amigos del cumpleañero para el momento de la bendición. Y la celebración fue de pocas palabras, con un gesto que dejaba claro las raíces del milagro de esta fiesta: un Lilito que no vive para sí, sino que vive  para servir y para compartir. Entonces uno de los más ancianos con su poncho de lana, que muchas veces animó fiestas con su guitarra, y uno de los compañeros de trabajo del alambrador, el que hace los postes de piedras, fueron los elegidos para ser parte de la bendición.
Porque Dios se pone contento cuando lo que recibimos lo compartimos con aquellos que tienen menos. Fue un momento realmente emocionante ver a los tres amigos disfrutando y haciendo disfrutar de su aliento apagando las velitas. Una vez más este hombre con corazón grandecompartió lo recibido, la fiesta, la torta, el canto con todos, pero en particular con aquellos que quizás nunca tuvieron una gran fiesta como esta… Gracias Lilito, gracias a los que aportaron para la realización de la fiesta, gracias por cada una de las presenciasgracias  por un año más de vida en la tibieza del campo y en un clima de amistad, bendecidos por el mismo sol.
Nacho 

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