Confieso que mis pronósticos eran que Argentina ganaba la final de la copa América de Futbol. Pero después mirando la final y escuchando comentarios con sentido más profundo y menos sensacionalistas fui entendiendo que también Chile tenia méritos para ganar:
“Una generación muy pareja, en su propia tierra;
con cuarenta mil banderas agitadas,
con un director técnico sin mucha pinta
pero con gran capacidad de tejer las personalidades más diversas,
con el puesto número uno,
ocupado por el mejor jugador del campeonato.”
Lo que nos salva es el golero y director técnico que tenemos. Nuestro número uno es JESÚS, el hijo de Dios. Y el ESPÍRITU SANTO es quien nos propone y nos apoya en los movimientos en la cancha de la vida. Desde el PADRE, son capaces de armar una COMUNIDAD, con los que a veces no tenemos lugar en otros equipos por nuestros errores, carencias, deterioros o pobrezas.
Está en nosotros aceptar como capitán y director técnico a quienes se ofrecen, pero no se imponen, para animar nuestra vida.
Un Jesús que nos da ejemplo,
tomándose tiempo para crecer en sabiduría, en cuerpo
y en gracia delante de Dios y de los hombres.
(Lucas 2, 52).
Que se retira a solas,
para dialogar con su Padre
antes de tomar decisiones importantes en su vida
como la de elegir a sus compañeros de camino
(Lucas 6 12-13)
y los envía de dos en dos,
dándoles poder sobre los espíritus impuros.
Y les ordenó que fueran ligeros de equipaje.
Les dijo:
"Permanezcan en la casa donde les den alojamiento.
Si no los reciben en un lugar,
al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies.
". Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión;
expulsaron a muchos demonios…
(Marcos 6, 7-13)
Nos invita a salir de nosotros mismos, a ir al encuentro con los otros, a las galileas existenciales,
sin miedo al mal, no poniendo la confianza en las cosas materiales, sin imposición, confiados en Su Espíritu y quien nos quiera recibir.
Disfrutemos y apoyemos al compañero de equipo Francisco el Papa, que está transitando por un camino de conversión personal, ordenando la casa, enfrentando al capitalismo salvaje, desde una vivencia eclesial, para bien de todos los que procuran otro mundo posible.
Nacho
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