Bueno al final de este tiempo de compartir juntos nuestros conocimientos, llegamos a la conclusión de que nunca vamos a saciarnos de nuestra necesidad de querer saber y aprender cosas nuevas. Con la experiencia cristiana de la comunidad compartida, es bien mas complicado para entender la lógica que la anima. Es solo viviéndola y amándola profundamente que podemos entenderla. Solo un amor muy grande, por nosotros mismos es que nos va a motivar, a querer vivir plenamente lo que Jesús nos dejó. Un amor propio, en el que seamos capaces de amarnos inmensamente, al punto de darnos cuenta que precisamos de los demás para vivir nuestro amor. De lo contrario es un amor egoísta, que nos mata y nos deja solos.
Jesús tenia claro eso, "Ama a tu prójimo como a ti mismo" (Mc 12, 28ss). Solo aquel que tiene claro ese amor, se abre para una relación fuera de si mismo. Ahí formamos comunidad de respeto, de amor y de acogida. El compartir juntos un amor que nos fue dado por Dios. Ser solidarios con aquel que le falta amor, o que se lo robaron.
En estos días vimos como a lo largo de la historia, muchos fueron privados de los bienes materiales necesarios para vivir dignamente. Les privaron de vivir, les sacaron el amor que da vida. Pero el amor del otro solo le sirve al otro, si se lo robo, se me pudre en las manos.
La injusticia, la violencia, la droga, la pobreza huele mal en nuestra sociedad, es el amor que se les está pudriendo a los ricos, el amor que los pobres necesitan para vivir y el rico se da el lujo de producir basura y contaminar el mundo. Un mundo de desigualdad, de machismo que deja estéril a la mujer, que no deja forjar un hogar de personas que tienen pensamientos, ideas y sueños para realizar.
Aprendimos mucho estos días, juntos descubrimos que tenemos que comer juntos, sonreír juntos, llorar juntos, soñar juntos, limpiar juntos, trabajar juntos para poder crecer juntos. Nadie crece solo, nadie se salva solo, nadie se construye solo. El compartir juntos nos permite fortalecernos y ampliar nuestras relaciones. Vivir un amor a tres, a la manera de la Trinidad. En ese momento nos precisamos, dependemos uno de los otros, aprendemos uno con los otros. Los bienes son míos en la medida que me sirven para construirme como persona. Cuando ya no me sirven para eso, ellos no me pertenecen mas, le pertenecen al otro. De lo contrario juntaremos falsos tesoros aquí en la tierra y olvidaríamos juntar tesoros en el cielo (Mt 6,20).
Frei Luis Méndez
(Taller biblico en la parroquia San juan Bautista de Rio Branco)
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