jueves, 8 de septiembre de 2011

Taller Biblico: El corazón quiere todo. Quiere todo el espacio, el tiempo, quiere vivir todas las vidas.


“Presente del recuerdo”

Los cristianos nos referimos a lo que decía Jesús acerca del Reino de Dios, usando sus propios ejemplos: el Reino de Dios es como una luz; es como levadura; o como la sal, etc.

No es una gran luz, más bien sería como un farol, pero si se lo coloca en el lugar adecuado alumbra toda la casa; no es mucha levadura, pero un poco mejora toda la masa; no es demasiada sal, sino lo necesario para mejorar el puchero... De cosas así hemos charlado en nuestro taller de Biblia, el fin de semana en Río Branco y Poblado Uruguay.

A veces parece que recordáramos aquellas palabras de Jesús y otras veces están presentes como si no fueran algo del pasado, sino más bien, presente del recuerdo.

En la sencillez está más cerca el Reino, y durante el fin de semana vivimos eso. La teología y el taller fueron una excusa para el encuentro, encontrarnos así como estamos, sin esconder el corazón por miedo a los defectos y tratando de encontrar el corazón del otro.


Vemos lo que creemos

Si creemos que el Reino está en el cielo, será lejano; si creemos que son palabras de un judío de Galilea, será pasado; si creemos que el Reino es de los perfectos y de los buenos, nunca será nuestro...


Pero si creemos que no está lejos, quizás sea cuestión de poner atención y mirar con esa fe en la mirada.


Si nos ponemos de acuerdo en buscar el mejor rostro de lo humano, capaz que aparece la sal, la levadura y la luz y eso nos haga mucho bien, ya no solo a nosotros, sino a todos.

Proyecto

El Reino era muchas cosas para Jesús y su comunidad, entre otras, un proyecto. Podemos preguntarnos de qué formas y cómo está presente hoy y tomarnos un tiempo para responder eso juntos, sin apuro, el tiempo es nuestro amigo. Luego sabremos si estamos trabajando ese terreno o si queremos trabajarlo.


Sabemos que el mundo nos ha dejado algunas cicatrices, y en algunos casos nos mutilo alguna parte de nosotros. Aún así podemos empezar sin aguardar a ser perfectos.


En ese trabajo vamos a encontrar dificultades, pero se superan, porque en él está una de las mejores fichas del rompe cabezas que forma el rostro humano: el amor.

El reino requiere sencillez como la de una paloma, porque en lo sencillo está más cerca el amor, porque está más cerca el otro y no hay distracciones que nos aparten de eso; Pero también requiere de astucia, porque no todos apuestan por ese rostro de lo humano y así aparecen dificultades.


El Hijo del Hombre no tenía donde recostar la cabeza para descansar. Yo supongo que tampoco quería hacerlo, porque cuando se hacen las cosas por amor, siempre se quiere seguir adelante. Al final, la muerte será una gran novedad porque nos va a llevar a descansar sin preguntarnos cuantos proyectos más queríamos soñar y realizar.

                            ¿Cuántas cosas más queremos?

El corazón quiere todo. Quiere todo el espacio, el tiempo, quiere vivir todas las vidas.

Quisiéramos que nuestro hogar fuera Río Branco, poblado Uruguay, Montevideo, Bolivia, Paraguay... Quisiéramos ser los que somos, y también un esposo, un hijo, un jardinero, el cura, el monaguillo y cualquiera... lo maravilloso es que de algún modo lo somos y cuando estamos cerca del Reino lo vemos. El amor logra que el corazón llegue a todos lados, aún hasta Galilea.


Epílogo

Recorrí mucho tiempo los caminos para encontrarte, te escribí canciones y guardé las mejores fotos de cada día. Cuando por fin nos encontramos todo eso tuvo sentido, por lo que tu rostro fue mejor que mis esperanzas.

Voy escribiendo estas cosas en un bus que me aleja de nuestro encuentro. Al corazón le va bien ser desprendido, para andar liviano, ágil y atento porque el Reino está en todos lados y en cada presente. Nuestro modo de estar unidos no es ocupando el mismo lugar, sino trabajando en lo mismo y compartiéndolo en cada nuevo encuentro.


Los proyectos que tienen una escala humana saben adaptarse y hablar a todos, hacer que todos se sientan invitados como son. Estos proyectos siempre son vulnerables y están amenazados, pero esto no debe llevarnos a ocultar el farol, por el contrario, queremos compartir lo mejor que tenemos en nuestro presente, ahora mismo.


Me da mucha alegría haber compartido el fin de semana con Ustedes y que me hallan aceptado como soy y en mi condición de forastero. Comprobamos una vez más que para estar donde queremos no necesitamos muchas cosas, solo un corazón y una mirada bien dispuestas.


Así que me sentiré agradecido siempre, hoy soy un poco más humano que el viernes pasado...
Abrazo  Roberto Flores
 

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