jueves, 1 de septiembre de 2011

El texto bíblico de este fin de semana nos da pistas para mejorar las relaciones:



Nuestro amigo Roberto Flores nos dice que somos: «somos las relaciones que tenemos».


Entendemos entonces que una persona se da a conocer por: su modo de relación consigo misma, con los demás, con las cosas y con lo trascendente.

Por nuestra historia personal a veces somos: más comprensivos, cariñosos, cuidadosos con un perro, un gato, un caballo, plantas, o algo material, que con ciertos seres humanos.

También podemos ver en en las relaciones humanas «ciertos enrredos».

Con personas que donde están y donde van crean un ambiente propenso a la rotura de las relaciones.

¿Por qué nos relacionamos así?

Podemos afirmar que si las relaciones muestran el Ser actual de una persona, también: el cambio de relaciones influye ( cambia) la personalidad de cada uno de nosotros.

Nuestra referencia espiritual, humana que es Jesús de Nazaret nos presenta como dos grandes etapas en su vida de relaciones.

La primera que es la más prolongada, podríamos llamarla la etapa de crecimiento, madurez en un clima de:
«buenas relaciones».

La segunda es la de: «entrega a los empobrecidos, sanando a quien queria sanarse y enfrentado a los destructores de la fraternidad humana».

Nos enseña que para relacionarnos bien, necesitamos: un tiempo prolongado de buenas relaciones.
Y después al tiempo de Dios seremos invitados a: compartirnos con quienes tengan estas carencias.

Todo ser humano es dinámico (tiene la posibilidad de cambiar) y estamos inter-relacionados unos con otros y con todo el universo.
Lo que le ocurre al otro, a la naturaleza nos toca nuestra existencia, nuestro ser en el mundo.
Por eso no podemos ser indiferentes ante los demás (pero debemos estar «preparados» para acercarnos a los escluidos).

El texto bíblico de este fin de semana nos da pistas para mejorar las relaciones:
La corrección fraterna es fundamental en la convivencia humana.
Jesús nos plantea un proceso desde el encuentro personal hasta la intervención de testigos y la comunidad.
Sanar una relación es ganar un hermano / a.
Lo otro que nos asegura Jesús es: el poder de la comunidad que se inspira en su nombre.
(Mateo 18, 15-20)


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