Esta mañana suena el teléfono, levanto él tubo y escucho la voz de una amiga «entrecortada». Pregunto ¿Como estás? y ella comparte los dolores de la situación de divorcio de su hermano incluyendo el sufrimiento de los sobrinos, comparte la dificultad económica en la empresa donde trabaja, agregando la mala relación con una compañera de trabajo. Pregunté por su salud y me contesto «te imaginaras como esta el cuerpo». El respirar era agitado, sin duda alguna lágrima se desprendía de sus ojos...
Jesús no cambió el mundo, pero nos dejo signos de cambios y el camino para seguir cambiando…. El relato bíblico de este fin de semana nos muestra a Jesús itinerante, andando por las provincias mas alejadas del imperio. Lo reconocen y le acercan un sordomudo que hablaba con dificultad para que le impusiera las manos que significaba le diera la bendición de Dios. Recordemos que toda enfermedad o mal era considerado en relación al pecado personal o familiar.
En tiempos de muchos males, Jesús andaba y conducía a sus discípulos con total libertad, sin miedo y sin armas para defenderse de la violencia reinante.
En este caso lo reconocen como un hombre de Dios, que puede perdonar los pecados y por lo tanto sanar a los enfermos. Jesús se detiene y atiende el pedido de estos prójimos que se cruzan en el camino. Lo apartó al enfermo a solas, toco su cuerpo dañado y lo invito a abrirse... (Marcos 7, 31-37)
Me pregunto ¿creo, como creyeron aquellos hombres que lo mejor para los amigos cuando están con la voz entrecortada por diferentes situaciones de dolor, es acercarlos a Jesús?
A veces Dios nos pide reman - garnos y dar una mano… otras veces hay que aportar una palabra, o sugerir un encuentro con un sicólogo o médico… y otras veces simplemente escuchar o estar…
Hay que pedir luces para el discernimiento porque algunas veces, lo único que nos corresponde es invitar a la persona a que tenga un encuentro personal con Jesús en la oración. Quizás Jesús quiera encontrarse personalmente y a solas con esa persona…y «tocar» las heridas que están abiertas y que a veces son más profundas, más antiguas que la situación actual que se esta viviendo. Quizás orar contándole a Dios sobre nuestras preocupaciones nos pueda ayudar a percibir la presencia de Jesús junto a nosotros. Y si me siento acompañado por Dios ¿Que me puede faltar? ¿A que temer? Si el habita en mi soledad sentiré que tengo la mejor compañía, el mejor amigo...
El mismo me dará nuevos oídos para escuchar la realidad y nuevas palabras para ayudar a que cada cual cargue con la cruz que le corresponde, no esperando éxitos ya que al discípulo le irá igual que al maestro, pero sí manteniéndome en el camino de la búsqueda de la verdad, de la justicia, con misericordia para quien la pida.
Effeta !!! Ábrete,
es la palabra que Jesús nos dice hoy,
y quizás una de las cosas a las que nos tenemos que abrir es a la trascendencia…
a lo espiritual en este mundo tan materialista y que se cree capaz de todo...
¿A QUÉ ESTOY CERRADO?
¿CÓMO ABRIRME?
"No te encierres a nada,
no seas prisionero de nada ni nadie,
sé tu mismo y vive en libertad y en dignidad de verdaderos hijos de Dios".
Paty
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