EDITORIAL:
El fin de semana pasado fue bonito para mucha gente de nuestra zona.
Tuvimos un clima primaveral con sol y temperatura muy agradable.
Unos cuantos niños tuvieron fiesta y regalo extra, gracias a mayores y a organizaciones que prepararon algo para ellos.
Los aficionados al Raid de caballo fueron participes del gran evento Domingo Navarro.
Tuvimos un clima primaveral con sol y temperatura muy agradable.
Unos cuantos niños tuvieron fiesta y regalo extra, gracias a mayores y a organizaciones que prepararon algo para ellos.
Los aficionados al Raid de caballo fueron participes del gran evento Domingo Navarro.
Es muy bueno saber hacer memoria de los tiempos buenos. Alguien alguna vez dijo “que la diferencia en el carácter y sentimientos de las personas está en ver el vaso medio lleno o el vaso medio vacío”.
De nuestra parte hemos disfrutado mucho de este tiempo con un clima que nos ha acortado el invierno y Dios mediante con la esperanza de llegar con salud a setiembre y al inicio de una nueva primavera. Estar vivo y con salud no es poca cosa y a veces las sumas de actividades no nos permiten disfrutar y ser agradecidos por este maravilloso don de la vida.
Una fuerte gripe, un quebranto de salud muchas veces nos ha desacelerado y ahí en la quietud tomamos conciencia del grandioso valor de la vida y la salud. Qué lindo seria que las personas que han estudiado para servir a la sociedad en la salud pudieran disfrutar de este imprescindible aporte a la humanidad. También las personas que acompañan y cuidan de otros…
Ya no somos niños ni organizamos nada para ellos este año, pero si gozamos de ver tanto bien en nuestra sociedad, en tantas organizaciones que con cariño despertaron sonrisas en los más pequeños. Y ellos mismos jugando, comiendo caramelos o mostrando algún regalo recibido nos han movido el niño que llevamos dentro. ¿Cómo no estar feliz con ellos?
De Raid no entiendo mucho, pero los encuentros entre gente de ciudad y el campo, trasmitían unas energías muy positivas. La gente andaba entusiasmada, alegre y lo que más me sorprendió fue la hora de los almuerzos. Se veía por distintos barrios a las aparcerías, grupos de amigos, familiares comiendo juntos… era como navidad. No faltó en las noches la música de los bailes que llegaban a nuestras casas.
Hay mucha gente que invirtió tiempo y bienes con verdadero cariño, algunos como trabajo, pero la mayoría apostó a la fiesta. Siendo un broche de oro ver a ese niño de 13 años llegando primero a la meta, el cual no se guardó para sí la emoción y compartió sus lágrimas de profunda alegría con todos los que quisieron celebrar.
Sabemos que en la semana también hubieron de las otras: enfermedades, soledades, desencuentros, muertes… Pero como olvidar que el sol salió para todos, como no haber visto a algún niño contento en su día, como no palpar en nuestra piel lo lindo que vivió tanta gente alrededor del Raid. Nuestro carácter, nuestros sentimientos se alimentan, se moldean al poner el acento en el medio vaso lleno o en el medio vaso que falta para llenarse.
Tomar conciencia disfrutando de los días de sol nos equilibran para los días en que están cubiertos por nubes, nos mantiene en una onda positiva en los temporales.
Acercarnos a los niños de hoy, contemplarlos en todos sus deseos de crecimiento, apoyándolos, les hace mucho bien a ellos, pero también hace brotar todo lo bello vivido en nuestra niñez y es capaz de sanar lo doloroso.
Las fiestas aunque no sean las nuestras si nos ponemos en los zapatos, o en este caso en las alpargatas y botas de los otros, nos hacen salir de nuestro yo disfrutando de un nosotros… Cosa que tan bien nos hace, ya que la mayoría de las amarguras son por mirarnos el ombligo sin tejernos con los demás.
El Colibrí
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