DESEABA
EL ABUELO:
“Nacer
de nuevo, con la experiencia adquirida”.
El
ser humano no puede desear lo que no conoce. ¿Quién puede desear un helado de
frutilla y chocolate si no supiera que existe? El conocimiento se da por medio
de los sentidos. Conozco lo que he visto, palpado, de lo que me han hablado…
Pero también hay un conocimiento interior, que es propio de lo que es el hombre
que le llamamos instinto.
El
abuelo tenía un deseo que es común a muchas personas que pasan los cincuenta
años de vida o que añoran su juventud.
La mayoría de los deportistas dicen que si volvieran a las categorías
juveniles: “se cuidarían más y entrenarían mejor”. Muchos ancianos sentados en
cosas materiales dicen que si pudieran volver a ser jóvenes: “harían más cosas
de su gusto y pasarían más tiempo con sus seres queridos”.
Entonces
cuando deseamos algo, es porque de alguna manera “lo conocemos” y si lo conocemos
“es porque existe”. Entonces el deseo de volver a nacer, es un deseo posible.
Claro está que el nuevo nacimiento no será igual al primero. Y se puede volver
a nacer desde el camino ya recorrido, desde lo ya vivido.
ESPÍRITU
CREADOR
La
espiritualidad cristiana es realmente humana y trasciende la humanidad.
Entonces los profundos deseos humanos, son deseos del Espíritu. Y este es capaz
de revelarlos y hacerlos realidad.
Si
creemos que el Espíritu es la fuente de la vida, esa misma fuente nos puede regalar
una vida nueva. Hasta nuestro amigo Eduardo Galeano dice “se puede nacer de
nuevo, pero para eso hay que morirse un poquito, sin morirse del todo”.
Agregando “el desprendimiento” como camino hacia un nuevo nacimiento.
DESAMARRARSE
Cristóbal
Colón “descubrió un continente nuevo, para su pueblo y reveló un mundo nuevo”.
Para que eso fuera posible, necesitó desamarrarse de su puerto conocido y
navegar mar adentro. Y dicen que los que lo acompañaron en su mayoría eran “los
que no tenían mucho que perder”. Fueron pocos los “que estaban bien que se
animaron a una aventura incierta”.
He
aquí pasos concretos para los que quieran volver a nacer, “el camino es la
libertad”. No se puede ir a un lugar sin dejar otro. O más bien “no se puede
saborear plenamente lo nuevo, si nuestro corazón quedó en lo anterior”. Hay
barcos que no navegan, se conservan por un buen tiempo atados al muelle hasta
que se pudren y se hunden. Hay otros que navegan unidos por una cuerda al lugar
de origen y esto los atrae, ante las tormentas o desconciertos volver enseguida
al punto de partida. Hay barcos a la deriva, que van para donde los lleve el
viento. Y hay otros, que son muy pocos, que se preparan en buen puerto, juntan
provisiones y al momento que llega la suave brisa, izan las velas y se dejan
llevar mar adentro en búsqueda de lo nuevo. Si bien no conocen lo que vendrá,
desean algo más de lo ya conocido, de lo ya vivido, lo desean porque está
escrito en lo profundo de su ser, porque hay testigos que le hablaron de ese
viaje.
PREPARARSE
CON UN NORTE
La
preparación es fundamental, “tener suerte es estar preparado para cuando llegue
el momento” lo dice el maestro Tabárez. Los que quieren navegar sin haber
acondicionado su barco, sin ser movidos por la suave briza, terminan
naufragando. Es fundamental acondicionar y aprovisionar nuestra nave, que es el
cuerpo, la inteligencia, los afectos, la voluntad, la fe. Siendo para la
navegación imprescindible tener “una brújula con un norte”. Quizás una de las
cosas más escasas hoy en día “tener un sentido profundo de vida”.
En
tiempos del abuelo, la mayoría aspiraba, deseaba, conseguir un trabajo, tener
una casa, formar una buena familia, tener hijos, y vivir los últimos años
jubilado, con buena salud y rodeado de hijos y nietos. Con el tiempo se ha
sumado el deseo del autito propio, de tener estudio o darle estudio a los
hijos, disfrutar de una buenas vacaciones, viajar , conocer, tener algunos
chichecitos que nos ofrecen… y no tanto
hay lugar, ni tiempo, ni deseo de ser fecundos, desde una vivencia familiar con
hijos, lo que a veces se cubre con una mascota animal o vegetal.
SOÑAR
- LIBERARSE
Más
allá de los deseos de cada tiempo, de cada cultura que son cambiantes y
distintos, está el deseo profundo de nacer de nuevo. La tortura mayor, el
deterioro peor, es quitarle a alguien o perder la posibilidad de “soñar, desear
una vida mejor”. Despertar sueños, despertar deseos de lo bello, hermoso y
bueno es lo más revolucionario de la historia humana. Los verdaderos poetas,
artistas líderes son “soñadores que plasman en cosas muy concretas lo que
parece imposible para los que están sobreviviendo”. Por lo tanto son las
personas más peligrosas y desestabilizadoras de los que están sobre otros,
generalmente con un discurso apocalíptico, negativo, temeroso, que no quieren que
nada cambie o quieren que el barco vuelva a puertos que ellos llaman de mayor
seguridad.
Misteriosamente,
nadie posee el monopolio de soñar, navegar, de la suave brisa, de la
liberación. Justamente las personas o grupos humanos que se creen los poseedores
de la brújula, del norte, se transforman en puerto de palo, que da palo a los
demás, transformado en secta que creyéndose superior a los todos. Quien realmente transita por el camino de la libertad, se
encuentra con personas y grupos bien diversos en la misma búsqueda, teniendo
problemas justamente con los que a veces comparten la misma mesa.
CUARESMA ORACIÓN, AYUNO Y SOLIDARIDAD
La
Iglesia Católica, tiene la propuesta de un tiempo de cuarenta días, tiempo de
cuaresma, como tiempo donde las energías de muchos, los deseos sumados en todo
el planeta Tierra se tejen confiados, con fe, en que si bien la suave brisa
sola cuando quiere y de donde quiere, en este tiempo El Espíritu de Dios nos
propone preparar, aprovisionar, nuestro barco personal y comunitario.
Desprendiéndonos de cosas que no son buenas, las que no son necesarias y
algunas que son buenas pero no son para nosotros hoy en día.
El
ayuno, la limosna y la oración en silencio, son tres herramientas que son
recopiladas de la sabiduría de la palabra bíblica, propuesta por el mismo
Jesús, hijo de Dios. Comunitariamente hemos ante quien la vida nos ha dado.
Invitando a todos los que quieran sumarse al camino cuaresmal, nunca es tarde
para buscar a Dios.
La
oración personal y la comunitaria se complementan. Como gesto de solidaridad la colecta de la
misa, la compartimos con una obra concreta de acogida y cariño con los más
debilitados. El ayuno personal cada cual sabrá de que se tiene que desprender
en este tiempo, comunitariamente discernimos que a la mayoría nos haría bien
estar muy atentos al qué decimos y a la escucha comenzado con el miércoles de
ceniza, recordando que: “somos polvo y al polvo volveremos”, que no somos dueño
de la vida y en cualquier momento tendremos que presentarnos. Creyendo que una
de las armas más peligrosas y asesinas son: “la lengua, la comunicación”.
Cuidar de manera especial: “lo que decimos al que está presente y lo que
decimos del que está ausente”. Cuidar de que “nos alimentamos en nuestros
diálogos, lecturas, noticieros, radio, internet y televisión ”.
VOLVER
AL VIENTRE
Para
nacer de nuevo, debemos volver a un vientre que sea capaz de dar vida nueva.
Para nosotros creemos que ese vientre es Dios. Y porque ama a su creación, ahí
nos espera, en la profundidad de nuestro ser, en la relación con los demás y en
la creación. Necesitamos estar dispuestos al desprendimiento. Necesitamos tener
sueños y deseo de ser mejores, de otro mundo posible…. Si el abuelo lo deseaba
es porque es posible. ¿Puede haber algo imposible para Dios?, entonces si
vuelvo al vientre de Dios, dejando mis puestos seguros, o sacando mis velas de
otros vientos, la suave brisa del Espíritu Santo, me preparará para vivir una
Pascua, un paso hacia la libertad que será aporte para la liberación de otros.
Hagamos
silencio, para escuchar los ruidos y después escuchar la brisa. Silencio en la
vida cotidiana, escuchando lo que vivimos y el mundo en que existimos, y
silencio a solas en el cuarto o a solas ante la naturaleza. La palabra bíblica
de cada día es una buena brújula. Y confrontar el camino con alguien que
creamos que está en la misma búsqueda porque
nuestra fe es personal y comunitaria.
Nacho
Entre
los fariseos había un personaje judío llamado Nicodemo.
Este fue de noche a ver
a Jesús y le dijo:
«Rabbí,
sabemos que has venido de parte de Dios como maestro,
porque nadie puede hacer
señales milagrosas como las que tú haces,
a no ser que Dios esté con él.»
Jesús
le contestó:
«En verdad te digo que nadie puede ver el Reino de Dios
si no nace
de nuevo desde arriba.»
Nicodemo
le dijo:
« ¿Cómo renacerá el hombre ya viejo?
¿Quién volverá al seno de su
madre?»
Jesús
le contestó:
«En verdad te digo:
El que no renace del agua y del Espíritu
no
puede entrar en el Reino de Dios.
Lo que nace de la carne es carne,
y lo que
nace del Espíritu es espíritu.
No te extrañes de que te haya dicho:
Necesitan
nacer de nuevo desde arriba.
El viento sopla donde quiere, y tú oyes su
silbido,
pero no sabes de dónde viene ni adónde va.
Lo mismo le sucede al que
ha nacido del Espíritu.»
(Juan 3, 1-8)