VER:
En todo
tiempo, en todo lugar, hubo enfermedades que amenazaron la felicidad de los
grupos humanos. En nuestros tiempos entre otras epidemias está la de “sentirse
solo”. A veces viviendo solo en una casa, pero también la soledad envuelve a
otros que están agrupados bajo un mismo techo.
ILUMINAR:
Jesús fue
siendo reconocido como un hombre que en nombre de Dios sanaba. Y la muchedumbre
lo buscaba y quien creía se curaba.
Jesús era
un predicador itinerante, que visitaba a los necesitados acompañado por sus discípulos. He
aquí una de las causas de algunas de nuestras enfermedades: hemos dejado de
visitarnos o lo hacemos con falta de tiempo.
Jesús se
acercaba a los enfermos y pecadores, causando escándalo, porque se dejaba tocar
y tocaba. Nuestras soledades tienen mucho que ver con la exclusión que hemos
recibido, la auto exclusión, o la separación de los que consideramos impuros.
Jesús tenía
una gran amistad con el silencio y en la soledad dialogaba con su Padre Dios.
En nuestros tiempos el ruido nos acompaña casi toda la vida, desde el
nacimiento a la muerte. Y estamos más amontonados.
Jesús más
allá de las pocas sanaciones físicas, tenía una palabra, una buena noticia que
comunicar que era realmente liberadora del alma. Nosotros estamos bombardeados
por noticias trágicas y nuestras palabras repiten el negativismo que se nos
impone. (Marcos 1, 29-39)
ACTUAR:
Entonces
¿Qué nos ofrece Jesús
para sanar nuestra enfermedad de sufrir por la soledad?
* Visitar,
acoger a las visitas, ir a la casa de otros, invitar a la nuestra.
* Ser
cercanos unos con otros, y permitirnos el sano y gratuito contacto físico.
* Buscar la
amistad con el silencio y la soledad progresivamente, para orar personalmente
con Dios.
* Elegir
alimentarnos de buenas palabras, lecturas, imágenes, saborearlas y
compartirlas.
Solo
podremos estar bien con el otro, si aprendemos a estar bien en soledad con
nosotros mismos. Solo podremos compartir una palabra valiosa, si esta nace de
la escucha silenciosa. Solo podremos mirarnos profundamente, abrazarnos
gratuitamente desde el alma, si hemos experimentado la mirada, el abrazo del
amor. Y para nosotros el amor es Jesús.
Nacho
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