jueves, 12 de febrero de 2015

EQUIPO MISIONERO ITINERANTE: “COLIBRI”


En el año 2001 - 2002, Luis Del Castillo, obispo de la Diócesis de Melo (Cerro Largo - Treinta y Tres), plantea la apertura misionera hacia la Patria Grande, tender puentes misioneros con los países de América Latina: “hemos recibido mucho, es nuestra hora de compartir desde nuestra pobreza”
Luego de un discernimiento, se eligió el Chaco Boliviano, el Vicariato de Cuevo, a cargo de los Franciscanos, en frontera con Argentina y Paraguay a unos 2.000 Km de distancia. Por la razón de que ya están allá las hermanas Franciscanas del Verbo Encarnado, y justamente hay dos uruguayas de nuestra diócesis, de Fraile Muerto. La hermana Mariana fue una de las que realizó los contactos. Además la distancia permite pequeñas experiencias vacacionales o de licencias.
Se concreto el envío, que desde el comienzo fue soñado como intercambio pastoral y de personas. Después de las primeras experiencias en diciembre del 2003 nació la experiencia misionera del EQUIPO MISIONERO ITINERANTE, luego bautizado por las comunidades guaraníes COLIBRÍ. Desde su nacimiento contó con tres uruguayos, Nelda Rivas de Mercedes (abogada laica), Virginia Olivera (laica de Melo) y Walter Aguirre (sacerdote diocesano).
Al servicio de las comunidades Guaraníes, coordinados por Leonardo el obispo del Vicariato y los párrocos. El equipo misionero itinerantemente durante todo el año andaba de parroquia en parroquia, de comunidad en comunidad acompañando el camino de fe, celebrando los sacramentos y apoyando todo lo social que el mismo vicariato llevaba adelante.
Desde el 2003 al 2009 fueron años de mucha fecundidad pastoral y social. El sueño del intercambio se hizo realidad, participando más de cincuenta  uruguayos/as  en el equipo en Bolivia, la mayoría laicos/as, algunos por un mes y otros por un año. Quizás con un ingrediente fundamental, que fue la posibilidad y participación de familias con niños en la misión. También vinieron a misionar laicos/as, seminaristas y sacerdotes bolivianos a nuestro país . Incluyendo nuestra participación en misiones en Paraguay, Argentina y Brasil.
Desde el 2010 la experiencia misionera continúo con Edgardo Rodríguez (sacerdote diocesano de la diócesis de Mercedes) que estuvo hasta el 2014. De regreso los que estuvieron misionando allá, se fue formando en este tiempo en nuestro país distintas experiencias, unidades a las parroquias de distintas diócesis. Se realizaron misiones el campo y ciudades, se han creado Comunidades de Base, se ha realizado distintos discernimientos vocacionales, y muchos encuentros de retiros y campamentos.
El mismo Luis Del Castillo, propuso utilizar los medios de comunicación escritos, televisivos y de internet para compartir las vivencias. Este año 2015 editamos la novena memoria Misionera escrita, con el contenido del IV Campamento de Formación Teológica que venimos realizando en Lago Merín. También el blog: colibritumpa.blogspot.com  tiene parte del caminar que el espíritu nos ha hecho vivir.
Desde el año 2014 está una misionera  Florencia Dibarboure  (laica de Florida) en Bolivia. La semana pasada regreso a Bolivia una familia de guaraníes que vinieron a compartir la misión en Uruguay. En semana santa parte otro grupo misionero de laicos uruguayos para aquellas tierras. En Bolivia tenemos dos bases misioneras, una en Gutiérrez y otra en Villa Montes. La primera con una escuela de Salud para indígenas llevada adelante por Tarsicio (sacerdote franciscano) y la otra con un párroco guaraní boliviano Heber Benavidez, que se inicio como laico en el equipo y hoy es sacerdote diocesano. También en Córdoba – Argentina, tenemos una experiencia misionera llevada adelante por Nelda Rivas, una de las iniciadoras en Bolivia. Teniendo la posibilidad de servicio misionero tanto en lo pastoral como en lo profesional, especialmente en el área de la Salud.
Nos parece que sigue siendo válida la propuesta de tender puentes misioneros hacia la Patria Grande. Y por los frutos los conoceréis, lo que nos dice que esto es del Espíritu de Dios. No una experiencia misionera como “franco tirador”, sino desde y hacia una experiencia comunitaria coordinada en relación a las pastorales de cada lugar en comunión con las Iglesias locales.

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