martes, 5 de enero de 2016

ÚLTIMO DIA DE LA MISIÓN RURAL: FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA

El último día de la misión fue un día extenso y lleno de las obras maravillosas de Dios. Algunos comenzamos en la radio con la celebración de la Palabra de Dios: Pablo, Judit y Diego, más los que nos escuchaban. Luego de comentar algunos pormenores de la misión que llegaba a su fin y comentar la posibilidad que tuvimos los que estábamos lejos de seguirla a través de los medios de comunicación, nos fuimos introduciendo en la fiesta del día: la Sagrada Familia. El Evangelio leído fue el de Lucas 2, 41-52 donde se resaltaba el crecimiento de Jesús, no sólo como hijo de Dios, sino como un niño humano. En el comentario insistimos en la importancia de la familia en la crianza de los niños, el papel de la familia en la transmisión de la tradición y de los valores comunitarios. Todo lo dicho estaba enmarcado por la misión que compartimos y por el acontecimiento que se venía: el casamiento de Ana y Santiago.

Mientras eso, Nacho celebraba la Misa con la comunidad de la Inmaculada. Al terminar nos juntamos todos y nos fuimos a la misa de la capilla de San José Obrero. Allí tuvimos dos lindos testimonios misioneros: el de una religiosa nicaragüense que vino a pasar su Navidad con hermanas de su comunidad a quien cuidar en momentos de enfermedad, y el de Carmen y Waldir, que testimoniaban la experiencia de recibir a misioneros en su hogar. Hermosos momentos de comunidad donde Dios habla a través de los hermanos y hermanas. Los misioneros nos sentimos honrados cuando nos invitaron a colaborar en la liturgia de la celebración. Lindo fue también, sobre el final, el pedido de una señora que nos pedía palabras de aliento para otra persona de la comunidad. Ese cuidado entre hermanas es lo que construye la comunidad parroquial.

A la hora del almuerzo nos repartimos según diferentes motivos pero para luego volvernos a juntar en la última misa de la misión, en pueblo Dragón, o Plácido Rosas. Unos fuimos en ómnibus y otro en auto. Al bajarnos en la ruta caminamos un rato por calles de tierra bajo un sol de las 14:30 hrs que se hacía sentir. Pero ni el calor nos frenaba y nos hicimos tiempo de un descansito en la casa de un tío de Rodrigo donde su hijo es ahijado de Bárbara. Entre charla, mates y refrescos nos repusimos para seguir caminando hasta la capilla de donde la comunidad ya estaba esperándonos para celebrar la misa de Navidad. La construcción dejaba ver sus años, pero pronto se confundiría al verse adornada con tanta gente que concurrió a la misa: los que se bautizaban ese día, la niña que hacía su primera comunión, sus pareintes y amigos, los misioneros y otros pobladores del lugar que se acercaron a celebrar.

Fue un gran dia de fiesta pues pocas veces se ve el templo tan lleno. La Navidad trae el milagro gozoso de seguir acercando personas al altar del Dios hecho niño inocente. Se bautizaron desde bebés hasta gente mayor, “grande” como paara diferneciar. Unos por decisión de sus padres, otros por decisión propia. Y una niña de 12 años decidió recibir a Jesús por primera vez en la Comunión. El cielo se abrió y los angeles cantaron con nosotros de alegría. Luego vino la compartida de las cosas ricas y los refresco. El brindis por la vida es necesario aún cuando luego vuelva la calma a la comunidad, tan alborotada por la llegada de los misioneros. Y eso es lo lindo de ser miisonero: despertar la alegría en la comunidad que recibe, alegría que está dormida, tímida, pero que está presente.


Esa tarde se volvía Pablo a Montevideo. Los que lo despidieron lo notaron ansioso, nervioso. Creímos que extrañaba a su hija Valentina con la cual hablaba y se escribía diariamente. Separarse de la familia para irse de misión no es algo fácil. Implica renuncia a sí mismo y entrega desinteresada a los demás. Eso lo resaltó entre otros Judit, que hablaba de Pablo como una madre preocupada. Lo compartió en la casa de Waldir y Carmen en el momento de la evaluación del día. Nosotros, por enseñanza de Nacho, mantenemos la tradición Guaraní de compartir “la foto del día”: ese o esos momentos del día que queremos guardar en el corazón y que nos dan pistas del actuar de Dios entre nosotros. Y así terminamos ese día de misión: entre los que se reencontraron con Waldir en Dragón, lugar donde trabajó muchos años; entre la alegría de vernos todos con Mikaela, una pequeña Colibrí que esta creciendo y aprendiendo a volar; la alegría de los bautizados, la emoción de quien recibió a Jesús por primera vez...



...DIOS ESTÁ CONTENTO! Y nosotros también. Juntos configuramos una gran familia, con problemas y peleas como todas, pero sagrada por la presencia del niño Jesús entre nosotros. Con todos los que estuvieron: Gonzalo, Viqui, Martín, Leonardo, Juan, Silvia, Pablo, Cristian, Marcelo, Bárbara, Rodrigo, Nacho, Dora, Carmen y Waldir, Judit, Romina....junto a todos las misioneros y las 8 comunidades que nos recibieron, podemos decir: MISIÓN CUMPLIDA!! Hemos puesto un granito de arena a la construcción del Reino, hemos anunciado la llegada del Salvador con nuestra llegada, hemos visitado el pesebre de Belén en cada hogar que nos recibió y acogió, hemos compartido el Pan de Vida y que nos hace hermanos en una misma fe. Que este año que comienza nos llene de paz, de amor, y nos lleve a seguir entregándonos a la misión de ser seguidores del Dios de la vida.

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