La hospitalidad
es el lujo de los que
nos sabemos necesitados y unidos a otros,
la hospitalidad es el lujo de los
pobres,
recibir al otro brindando todo lo que uno tiene y es,
sin que eso
resulte una ofensa.
La hospitalidad
es uno de las piezas
del rompe cabezas
del verdadero rostro humano,
cuando nos sabemos unidos vemos
ese rostro nítido
y lo reconocemos ya que podemos compararlo con el de Alguien,
un hermano mayor,
que nos mostró el suyo en una zona remota de Galilea,
hace
tiempo.
Él andaba de viaje como nosotros,
muchas veces
estaban un poco apretujados entre la multitud,
como nosotros en la laguna,
a
veces tenían que hacer estirar la olla,
como nosotros.
Nuestro deseo de corazón y certeza,
es que si logramos imitarlo y ser fieles en lo poco,
también podemos ser fieles
en lo mucho,
Donde está lo que importa,
el resto llega por añadidura
y lo que
importa siempre lo creamos juntos.
Buen viaje, buena llegada, ahí nos vemos.
Abrazo
Roberto
Stella
Gabbrielli nos aporta para el campamento algo recogido desde el
norte. Y que mejor manera de homenajear a este pensador: Relacionándonos, encontrándonos
en el VI campamento”. Nuestro modo de hacer Teología, es un modo de VIDA
PROPUESTA DEL MUNDO ACTUAL ESTILO DE VIDA: EL AMOR LIQUIDO
Ha fallecido el filósofo y sociólogo polaco que explicó la
sociedad “líquida” y la importancia de las relaciones personales.
Erik Gandini, director ítalo-sueco, parte de Suecia en un
viaje cinematográfico que lo lleva a Etiopía. Su película (La teoría del amor
de Suecia) nació a partir de una reflexión sobre el manifiesto propuesto por el
Parlamento sueco en 1972, “La familia del futuro”.
El concepto básico es que toda auténtica relación humana
debe basarse en la independencia: la independencia de la mujer respecto a su
marido, de los adolescentes con respecto a sus padres, de los ancianos con
respecto sus hijos. Pero la independencia, sin embargo, limita el contacto y la
interacción personal: por ello hoy, después de 50 años, la mitad de la población
vive sola, y cada vez más mujeres se convierten en madres solteras a través de
la inseminación artificial
¿Por qué una vida segura y protegida puede tornarse tan poco
satisfactoria? Una posible respuesta es la del famoso sociólogo y filósofo
polaco Zygmunt Bauman, quien demuestra que una vida sin problemas no es
necesariamente una vida feliz:
“Debemos hacer frente a los retos; se llega a la felicidad
cuando se puede controlar a los desafíos planteados por el destino. De hecho,
el aumento de la comodidad puede hacernos sentir perdidos. Una cosa que no
tenemos y que no nos puede ser proporcionada por el Estado ni por los
políticos, es pasar tiempo con los demás, estar con otras personas: nuestro
estar en un grupo. De esto usted se tiene que ocupar.
Las personas
acostumbradas a la independencia están perdiendo la familiaridad de vivir con
otras personas, debido a que ya se ven privados de la capacidad de socializar.
Socializar es agotador porque implica negociar y volver a negociar, discutir,
acordar, volver a crear. La independencia priva de la capacidad de hacer todo
esto.
Nuestra vida está ahora dividida: “online” y “offline”, conectado y
desconectado. La primera no tiene riesgos: es muy fácil hacer amigos en
Internet; en realidad, así nunca percibe uno la propia soledad. Y si alguien no
te gusta, simplemente dejas de interactuar con él. En el mundo “offline” es difícil
evitar la confrontación. Cuanto más independientes somos, nos volvemos menos
capaces de detener nuestra independencia y sustituirla por una interdependencia
agradable”.
Un estilo de vida líquido (una categoría muy querida por el
distinguido sociólogo) es atractivo para muchas personas, ya que ofrece un
intercambio sin restricciones; más exactamente, sin compromisos.
El amor, en cambio, requiere compromiso y esfuerzo. Las
redes sociales hacen que sea más fácil encontrar la forma de salir de los compañeros,
haciendo crecer cada vez más una tendencia que ha llegado a ser dominante en
Occidente.
Nuestra sociedad podría estar a pocas décadas a la destrucción de
todos los vínculos interpersonales, una tendencia que ha visto progresivamente
el final de los partidos políticos, de los sindicatos, y de las relaciones
entre las familias y las instituciones como la escuela, y que en algunos casos
ha convertido a los individuos en átomos que no pueden construir lazos de
ningún tipo, condenándolos a la soledad y a la única satisfacción del consumo.
De hecho, el consumismo se ha convertido en figura señera de
Occidente, en una ideología única e intocable con un solo enemigo: el amor.
Hoy, 9 de enero, hemos tenido que despedirnos de un gran
pensador, uno de los pocos capaces de advertirnos en contra de estos abusos. Se
le echará de menos.
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