Y LLEGARÁ UN NUEVO DÍA
un nuevo cielo, una nueva tierra, un nuevo mar...
en ese día los oprimidos, en una voz su libertad
proclamarán.
Tener suerte es estar preparado dice el maestro Tabarez. Y
así fue el comienzo del VI Campamento, fue un fruto del Espíritu, fue resultado
de la preparación previa de muchas personas de lugares distintos, aportando lo
necesario con gratuidad y humildad.
La solidaridad nos da la posibilidad a cada uno de sacar
desde dentro lo mejor de nosotros mismos en bien de todos. La limosna
esclaviza. La solidaridad libera. En esa clave gratuita, solidaria, fraterna
liberadora, festiva y orante: soñamos, preparamos y comenzó el encuentro.
En aquel día la familia será el centro
donde se nutra el corazón de nuestro pueblo
será motivo de
alegría y de encuentro
será la escuela donde crezca el hombre nuevo.
En esa tierra eligiremos al hermano,
será el primero en ser servido y ser amado.
Desde el encuentro al llegar al templo ya se respiraba un
ambiente familiar, con carpas de familias distintas en la vuelta, con ropa
tendida en el alambre, niños jugando, rueda de mate y fotos del camino
recorrido, fruto del Espíritu.
Estar ahí fue una elección, que significo dejar otros
lugares, otras personas. Es una elección de poner en práctica la oración del
Padre nuestro, reconociendo a Dios como Padre y considerándonos Hermanos. Es
respuesta con la vida a la pregunta: Quienes son mi madre y mis hermanos? Es un
paso liberador de obligaciones sanguíneas o culturales, para integrarse sumando
en una sola familia, el Pueblo de Dios que camina aportando y disfrutando de su
Reino.
comparte todo y lo hace en todo tiempo.
No existirá en ese
día la miseria
habrá trabajo para el
pan de nuestras mesas.
En nuestras rondas
habrá un mate compartido;
habrá una silla para un nuevo vecino.
Llegamos con distintas pobrezas, con falta de pan de
abrazos, de comprensión, de fe, de relación, incluso algunos con situaciones
económicas complicadas… y al responde a la invitación de Jesús, poniendo l que
estamos siendo y lo que administramos en común: nos saciamos nuestra sed de
ternura, de ser parte de algo con alguien, sed espiritual. Las miradas, las
sonrisas, los aplausos, las palabras, los silencios, la música, el canto, el
baile, todo fue signo de comunión, de que Él estaba en medio de nosotros. Y
también los alimentos “lluvia” alimentaron y sobraron.
En esta tierra la mujer tendrá derechos no sufrirá
humillación
ni preconceptos y su
trabajo todos van a valorar
en decisiones ellas
participarán.
En este día los ancianos de mi pueblo
serán tratados con amor y con respeto
y su presencia todos van a valorar
entre nosotros un lugar ellos tendrán.
Los niños tuvieron su espacio, y desde ya van creciendo en
comunidad. Las mujeres dieron su palabra, de igual manera que los de un lugar y
otro. A nadie se le obligo a nada, y cada cual aporto desde sus dones. A veces
cuesta al comienzo, ya que venimos de una sociedad bastante individualista o
con grupos camiseteros y enfrentados. Nos espera el regalo de toda una semana,
para hacer teología existencial, dejándonos amar. Descubriendo nuestros dones
para aportar. Valorando al otro como otro en un nosotros. Ojala nadie quede
atado a su pasado, a sus carencias, a sus heridas, a sus límites, y sienta que
la sola presencia, la decisión de estar hoy aquí YA SUMA. No es lo que hago, ni
lo que me reconocen lo fundamental para mi vida. Lo esencial es sentirme amado por
Dios … lo demás viene con Él.
Nacho
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