jueves, 26 de septiembre de 2013

FELICES LOS POBRES, LOS NO VIOLENTOS Y LOS QUE SE COMPROMETEN CON LA JUSTICIA


VER:
         Esta semana escuchábamos a nuestro presidente Mujica que nos recordaba en la Organización de la Naciones Unidas: “Oigan bien, queridos amigos: en cada minuto del mundo se gastan dos millones de dólares en presupuestos militares en esta tierra. Dos millones de dólares por minutos en presupuesto militar!”
Sin duda que la violencia y las guerras son un gran negocio económico para los industriales y comerciantes de armas. 

Esta misma semana en el estado de Brasilia se aprobó una ley “que prohíbe la venta de juguetes para niños que sean armas”. En varias escuelas hicieron una campaña  con el título: "las armas no son juguetes” y miles de niños se desprendieron de armas  de juguetes. Cambiar totalmente el mundo no está a nuestro alcance, pero si está a nuestra mano elegir consumir armas o no, y elegir el juguete que regalamos a los niños.

El mundo bombardea a los niños y a todos nosotros con el consumismo. Poniendo el despilfarro en el lugar de la felicidad plena o la resolución del conflicto por medio de la violencia. Desde los dibujitos animados hasta las novelas, sin olvidar los noticieros y el cine más mirado, nos colonizan y detrás de ellos están  grandes intereses económicos.
 
ILUMINAR:
                                      En tiempos de Jesús los fariseos eran capaces de apedrear a una mujer adúltera hasta matarla, o de negar la entrada al templo a las personas consideradas impuras por no cumplir leyes de limpieza, leyes morales o preceptos religiosos. Jesús les narró la historia de un hombre rico,  al cual ni siquiera le pone nombre, en su trato con un pobre llamado Lázaro. Dice  con  claridad  lo que ocurrirá con los ricos y con los pobres después del juicio final en el momento de nuestra muerte. Los empobrecidos gozarán de la vida eterna simplemente por las carencias que tuvieron  en vida y los otros, incluso siendo buenos, como el rico del relato que quería salvar a sus parientes y amigos, a ellos se les termina el goce de la vida con la muerte… (Lucas 16, 19-31)
ACTUAR:
                             No siempre en las iglesias cristianas se anuncia el pecado mortal de la riqueza acumulada y la buena noticia de salvación para los empobrecidos aunque no sean tan puros, ni limpios,  ni religiosos. Muchas veces las predicaciones de los cristianos son más farisaicas que evangélicas.

Por muchos años fui comerciante y nunca se me ocurrió que el tipo de artículos que vendía, podían ser constructores de paz o de guerra. Nunca nadie me dijo que determinadas compras son para favorecer a los que se enriquecen con lo que le pertenece a otros.

Es claro en el Evangelio que lo económico es muy determinante para estar en el camino cristiano, más que otras cosas en las cuales a veces ponemos el acento olvidando o relativizando el tema de la relación con los bienes materiales.

Que locura creer que haciendo justicia con el pobre, es el pobre el que nos regala la mejor vida después de la muerte. Pero como todo lo del Reino de Dios comienza acá, también estamos convocados a buscar la realización humana personal y estructural en una vida para todos de sencillez solidaridad, sin dejar de denunciar y combatir la injusticia social.
Nacho    

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