EDITORIAL
TIEMPOS DE GRANDES CAMBIOS EXTERIORES
QUE REVELAN NUESTRA REALIDAD
INTERIOR Y SOCIAL
Pasamos de una semana calurosa, a torrenciales lluvias que produjeron inundaciones, después se vinieron los vientos polares... y llegó la primavera en el calendario. Hay gracias especiales que tenemos que reconocer que son realidades humanas muy buenas del tiempo presente: la meteorología y el comité de emergencia. Teniendo en cuenta que nada es perfecto y en todo siempre hay un margen de error, debemos resaltar que los avisos previos de la meteorología ayudan a prepararnos para los cambios climáticos. Como decía alguien del comité de emergencia: «la evacuación fue realizada antes que las aguas llegaran a dificultar el trabajo, todo lo hicimos previamente con la luz del día, sabiendo más o menos hasta donde las aguas iban a alcanzar». Y sin duda que los que tienen memoria de inundaciones anteriores verá «que hace unos años los organismos públicos no tenía recursos para estos casos, los vecinos organizados debían hacer ollas populares, hoy en día el servicio público tiene mucho más recursos y está mejor organizado".
Estos cambios exteriores también cambian nuestras relaciones. Me atrevo a decir que los tiempos difíciles «desenmascara a la sociedad». Resplandecen las miradas preocupadas y ocupadas por los otros. Se manifiestan los sentimientos de miedo y esperanza. Los pescadores de cosas, de protagonismo visible, de votos surgen como gramilla después de la lluvia. Y siempre queda algún indiferente centrado en sí mismo y los suyos, que mientras las dificultades no toquen su ego se desinteresa totalmente de lo que está ocurriendo a su alrededor. Los medios de comunicación se muestran como servidores o como sensacionalistas, empleado palabras como «catástrofe» o informando la realidad sin crear pánico. Lo misterioso de todo esto se da en las realidades económicas donde los más afectados en lugares aparecen unos y en otras aparecen otros.
Por ejemplo en la zona comercial de nuestra ciudad los grandes comercios no fueron perjudicados y si fueron evacuados la mayoría de los cuida coches, de los recolectores que viven en precarias viviendas detrás de los modernos free shop, en una zona casi al nivel del río. Las noticias del campo hablan más bien de los grandes productores que perdieron en cientos lanares y vacunos. Quedando fuera de la noticia el que perdió su decena de corderos, o su ternero que son su sustento. En la ciudad queda de manifiesto la gran diferencia en cuanto a construcciones y lugares que ocupan unos y otros. En el campo predomina la estancia, la empresa sobre el pequeño propietario y el peón.
Pero todos estos cambios exteriores que revelan algo de la realidad social también revelan nuestra realidad interior. Como decíamos al comienzo: En río revuelto aparecen los pescadores... pero silenciosamente hay muchísimas personas que dejan salir de dentro de sí lo más lindo del ser humano «la solidaridad con amor». Queremos resaltar esto: en estos días vimos rostros de vecinos, de autoridades públicas con preocupación pero con una alegría interior de estar haciendo algo bueno en bien de los más afectados. Es todo un signo de que la felicidad verdadera está en hacer con responsabilidad lo que tenemos que hacer, privilegiando a los más infelices como decía Gervasio Artigas, e incluso haciendo un poquito más cuando las circunstancias lo pide.
En estos días se nos revela la paz interior que hemos construido junto al deseo de justicia, o se nos revelan los conflictos interiores y los deseos de estar sobre los demás... Estos tiempos sirven para conocer a los otros y para evaluarnos y mejorarnos a nosotros mismos.
El Colibrí
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