Después de un viaje laaargo en "flota" y colectivo, entrando por Uyuni a Bolivia, saliendo por La Quiaca a Argentina y volviendo a entrar por Yacuiba, llegamos a Villamontes en el corazón del chaco boliviano. Aqui nos esperaba Edgardo, con el mate y las charlas volvimos a sentirnos como en casa.
Los primeros días fueron fríos, cosa poco vista en estas latitudes, pero una vez que asomó el sol nos empezamos a olvidar, por primera vez en el viaje, de las camperas y las bufandas. Eso si, todavía van a estar a la mano porque tenemos pensado volver a la altura.
Y aprovechando el clima semi-tropical y cálido, hace unos días se nos unió Alfonso, diácono de Villa Soriano que tiene por costumbre todos los inviernos, escapar del frio que le puede complicar su asma y migrar hacia el norte como los pajaros y como tambien tuvieron que hacerlo la familia del Che en su infancia.
Junto con Alfonso salimos ayer a misionar por el barrio, con la idea de empezar a formar una comunidad de base. Alfonso tiene casi 80 años pero su espíritu parece de 18. Contagia unas ganas terribles de encontrarse con la gente y ya se ganó el afecto de un matrimonio que muy pronto serán dos y así se iran sumando más encuentros. También con Nahir, otra uruguaya voluntaria de Caritas nos encontramos con una familias que forman una cooperativa y que están construyendo su casita de material con aportes del gobierno.
Siembras de un Colibrí que se iniciara hace algunos años en este mismo lugar.
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