Con un matrimonio cordobés que nos visitó en estos días nos preguntamos:
¿Quiénes despiertan respeto hoy para nosotros?
Nelda, uruguaya de Soriano, con nido en córdoba aportaba: “toda persona que intenta ser coherente en lo que vive, hace y es, con el tiempo es reconocido con respeto en su círculo de influencia. Responsable con los horarios de trabajo y esforzado para que las cosas salgan lo mejor posible. Coherencia en cuanto al consumo de bienes materiales, de alimentos, tecnología. Incluso nuestro modo de relacionarnos afectivamente, ya sea en relaciones de pareja, de amistad, familiar, laboral o de vecindario.
Hugo, hijo de aimaras, jujeño adoptado cordobés, aportaba el modo de relación que asumimos con el más débil. Ya sea por enfermedad, por puesto de trabajo en los menos reconocidos, o por cualquier otro tipo de empobrecimiento que lo excluye de ciertos lugares sociales. Nuestro tipo de relación con el más empequeñecido muestra nuestra coherencia o incoherencia.
Ambos resaltaban la postura de los «poderosos», poder que le dan sus riquezas materiales, su poder jerárquico o su fuerza bruta. Buscan desprestigiar, expulsar, eliminar a la persona que procura ser coherente. Porque este desenmascara sus opciones corruptas.
Un obrero, estudiante, un padre de familia, un vecino responsable de la actividad que le compete, que tenga una vida ordenada en cuanto a lo económico, afectivo, que se domine ante el trago, el consumismo de la moda, que reconozca su errores y quiera ser mejor, que esté dispuesto a aprender de los demás, esa persona «molesta» a los falsos poderes.
Jesús era un ser humano común, sin poder económico, ni poder militar o político. Tampoco con poder religioso. Su coherencia de vida familiar, laboral, su modo de relacionarse con los «empobrecidos y pecadores». Su libertad ante los que se consideraban con gran poder. (Marcos 1, 21-28)
Con el tiempo le dio «autoridad», fue reconocido con respeto en el ambiente en que se movía. Y por supuesto que los que más sabían de él eran los que tenían una postura «endemoniada», algunos se acercaban con el deseo de conversión, otro buscaban eliminarlo porque querían mantenerse en su situación corrupta sobre el pueblo ya sea en lo material, decisiones e incluso en lo religioso.
La invitación es a buscar la coherencia, y sin duda que el acercarnos a personas coherentes nos estimula. Sabiendo que nos traerá problemas con los que se han adueñado de algo o de alguien en este lugar que estamos de paso, donde se nos ha regalado la vida, y la responsabilidad de administrar dones y materia en bien de toda la creación, como hermanos con un mismo padre y único señor. Nacho
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