sábado, 28 de enero de 2012

Viaje con mochilas


Para nosotros este es un verano diferente, somos Manuel, Milton, Pablo y Erik, y partimos hacia el norte argentino y el chaco boliviano, buscando encuentros y paisajes diferentes. A pesar de eso nos encontramos con mucha gente que, con su mochila y su carpa, nos acompaña en la misma ruta.

La mayoría son argentinos, de la capital, algunos se dicen porteños, otros quieren diferenciarse porque sienten que no son muy queridos en muchos lados. Pero a nosotros la mayoría nos ha caido muy bien, los que vienen para el norte tienen un espíritu más libre, más sencillo, con menos pretensiones y dispuestos a prescindir de muchas comodidades. En Iruya, un pueblito escondido en las montañas de Salta, nos mezclamos los visitantes rubios con los habitantes originarios. Por momentos es una relación de servidor-servido, pero de a poco entramos en confianza y los vínculos se hacen más humanos, más profundos. Nos hospedamos en una casa de familia, con María y Luis, y sus hijos Alexis y Belén. Compartimos el piso de la habitación con otros viajeros, hay un clima lindo, a nadie parece importarle que no haya una cómoda cama para dormir, lo importante es compartir las experiencias, las rutas, los viajes, las mochilas, los recuerditos.

De pronto, en la placita, nos encontramos con Leonel, el es de Bs As pero nos cuenta que nunca debió nacer ahi, porque no le gusta. Así nos cuenta su historia de vida, es estudiante de Educación Física, y sueña con venirse a vivir a Humauaca a enseñar en una escuelita de una comunidad cercana. Piensa abandonar la gran ciudad para aprender a vivir como lo hacen los autenticos dueños de estas tierras, así los llama el. Es increible, tejemos proyectos muy parecidos, y al finalizar el día compartimos un año más de vida junto a otros que buscan más vuelo, y vuelan más libres...

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