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El señor Duarte, descansaba para pescar en la madrugada. |
¿ Dime como y con quien pescas y te diré como amas?
La pesca es una expresión del Amor. Alguien del mundo moderno me decía en estos días:
- La pesca es cosa de viejos o de pobres; con dinero se puede ir al supermercado y elegir comprar todo tipo de pescado, sin perder el tiempo, sin embarrarse, sin necesidad de pasar calor o frío. Ese comentario, reflejo como muchas personas, vive las relaciones humanas, de amistad, de amor: sin salir de su zona de confort, de su yo, centrados en lo material, en el poder adquisitivo, sin tiempo para "perder" junto a otros...
La pesca, alguien la propone y otros en su libertad se enganchan. Y desde ese momento la piel se eriza. Todo, el trabajo, descanso, se alinea hacia el momento de ir de pesca. Se parece a un verdadero amor, que siempre está presente.
Hay pescas y hay amores diferentes. Hay pescas como amores, donde alguien se cree iluminado y todo lo planea, decide él. Hay pescas y amores donde se disfruta el construir juntos el camino, desde lo que cada uno es, y dones, límites, que tiene.
Hay pescas y amores cerrados para sí mismos; siempre más o menos lo mismo y los mismos. Hay otras pescas, amores, abiertas a lo nuevo, incluyendo a otros. Un grupo de distintos, con vida desafiante de ser capaz de vivir lo inédito, que lo aporta especialmente alguien nuevo o en un lugar nuevo. Cuando damos lugar al amor del Espíritu Santo en las relaciones humanas, hace nueva todas las cosas.
Hay pescas y amores centrados en mi deseo, o en el logro personales, donde depende mi felicidad "si YO pesco bien". Si Yo logro lo que deseo. Habiendo los otros, los que aman la pesca, que son felices ya al ir a pescar, más allá de los resultados. Son felices con cada pez que pesca el otro. El amor es feliz amando, más allá de los resultados. El amor es feliz con la felicidad del otro, aunque sea sin mi.
Hay pescas y amores que perduran en el tiempo. Que quedan en el corazón, en relatos. Que se vuelven a vivir cuando los recordamos. El pescador quiere pescar con otros, el amor se vive en las relaciones humanas. Con tiempos donde hay que dar lugar a la distancia física.
En nuestra pesca decía el Guille: - cuantos desearian estar acá en este paraíso, que no se compra con dinero, donde todo es regalo, que lindo poder disfrutarlo.En cuanto a pesca, en este puerto pescamos un solo bagre y una sola tararira. Con la alegría que Joaquín y Fernando en la taipa de la represa, les fue muy bien, para alegría de todos y sacaron unas diez tarariras.
Pero hay algo más que da valor a la pesca: toda la previa de preparación y deseo de encontrarnos con la ilusión de hacer la mejor pesca. El camino, contando obstáculos superados para poder estar y recordando anécdotas de otras pescas. La llegada donde aparecen los carismas de armar la mesa, armar el campamento, sacar mojarras, buscar distintos puertos, tirar los primeros aparejos, sentarse con un buen mate a la orilla del agua.
Y el primer tiempo junto al agua, es como que la naturaleza escucha y nos hace hablar. Unos cantan, otros se pesadean, otros ríen. La alegría de estar juntos, ahí de esa manera, se expresa de distintas maneras. Hay todo un idioma de pesca, como puede ser a modo de ejemplo: - con vos no vengo mas, tu sos la yeta... y en el fondo se está diciendo: - que bueno que viniste.
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Al atardecer, cuando el sol se va ocultando, y el cielo queda rojizo, después que la naturalez nos dejó hablar, andar, hacer, jorobar... Alguien, a través del silencio, del vuelo de un pájaro, las primeras estrellas se presentan en el cielo y todo se vuelve quietud por fuera. Entonces se empiezan a mover recuerdos en cada uno de los que tienen la gracia de estar ahí. Es un momento de estar juntos, pero cada uno se conecta con el mundo que trae adentro. Y surgen los amores y errores, los aciertos y las pedidas. Nadie habla, todo es silencio, cada uno se las arregla como puede. El celular puede ser parte de ese movimiento interno, o escape. Quizás esto es lo que atrae de una pesca o a lo que le tenemos miedo.
Hasta que se mueve una línea, y sale la primera, todo se hace fiesta. y vuelve el diálogo sobre mil temas de otras pescas, de política, de iglesia, deportes, inventos... Cada uno tiene algo para contar. todos sabemos sobre algo, y todos aprendemos.
En un momento de la noche, cuando el parto se da, aparece la pregunta del millón, basada en una preocupación de alguien, una visión del momento actual. Misteriosamente esa pregunta es la que surge del momento de silencio que cada uno tuvo, y si bien la plantea alguien, interesa a todos.
La pregunta de esta pesca fue: sobre los jóvenes, que son hijos, nietos, sobrinos. Preocupación por sus adicciones, el alcohol, demasiado uso de la tecnología, sexualidad sin amor, relación quebrada con su familia, sin sentido de la vida. También está la preocupación por nosotros mismos que también andamos embarrados en algo de eso.
Entonces cada uno habla desde su experiencia de la impotencia al no poder hacer nada, y de momentos bien vividos con buenos aportes a los jóvenes. Cada uno aporta soluciones para cambiar el mundo. Y aparecen desesperanzas y esperanzas.
Desde una mirada con Fe, nuestro Dios está muy presente en la pesca, en los compañeros, y en la creación. Pero también es una gracia especial que alguien pueda hacer presente la persona, la vida, las palabra, de Jesús, en la realidad de la pesca.
Ayer fue al regreso con Eduardo que este anuncio explícito aconteció. Ante la pregunta sobre la situación de los jóvenes y de nosotros mismos en el mundo de hoy, surgen algunos aportes desde la fe:
- Lo primero es creer que hay un Dios presente y aportando su amor en esta historia. Por lo tanto no estamos solos ante los poderes del mal.
- Segundo es la actitud de Jesús, que muestra la actitud de Dios: cercano, respetuoso, sin juicio, comprensivo, liberador, sanador, resucitador. Esa es la clave de porque tanta gente buscaba encontrarse con Jesús, especialmente los que se reconocían endemoniados o pecadores. Si hacemos la experiencia de encuentro con ese Jesús, con ese Dios, también nuestra vida puede transmitir eso a los jóvenes, a los demás.
Veíamos con dolor, que muchas veces NO se ve a la iglesia con esa actitud, que sería muy atrayente. Más bien se la ve como una institución que juzga, y clasifica en buenos y malos, en cumplidores o no de leyes. Iglesia celebradora de ritos, que no atraen a los que necesitan ser ayudados.
Lo lindo de ser iglesia, es que tenemos la posibilidad de "cambiarla", como dice la madre Teresa de Calcuta, cuando le preguntaron qué cambiaría de la iglesia: - Todo cambio hacia el vivir el amor de Dios que YO viva, será el mejor cambio a la iglesia que podemos dar, en bien de toda la humanidad.
Entonces nos despedimos con Eduardo, ya era la madrugada de un nuevo día, sabiendo que podemos aportar a los jóvenes la verdad histórica y las actitudes de Jesús:
- que este tiempo no es el peor, que hubieron tiempos de pestes, guerras, dictaduras, catástrofes climáticos, donde se arrasaron pueblos enteros... que este tiempo tiene sus luces y sombras como todo tiempo.
- qué podemos hacer la diferencia al vivir las noches en la amistad con Jesús y transmitir su acogida respetuosa, sin juicio, con una vida misericordiosa, liberadora, esperanzadora.
Nuestra vida según Jesús, es el mejor regalo que puede tener un joven, y nosotros mismos: encontrarnos con alguien con la mirada y el corazon de Jesus, y que nos acompañe a crear amistad con él, es lo mejor que nos puede pasar. Y siempre es posible para DIos.