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Un punto solito hace cosas Un punto con otro hacen más Un punto juntito montones Una línea de abrazos será … Flor Dibarboure en el cumple 3 de su hijo Enzo |
Al despertar del sábado en las habitaciones del campamento, el aleteo
suave de las mujeres y sus pies con alas fue distinto... La
cocina, donde las manos mágicamente armaban el avío (alimento) que se compartiría en la
ronda. Las
miradas, sonrisas y … ¿qué será de ésta? … pululaban en el murmullo del
campamento.
Así los
preparativos se sumaban al camino incierto que las mellis tenían para
compartirnos.
Típico de las hacedoras de realidades. La espera. No dejar a nadie. Tirar por tierra el … “me dijeron que yo no podía ir”… Así todas juntas en cada tiempo y ritmo se fueron sumando a la ronda.
A orillas del Río
Negro, testigo del Misterio que surgiría a la sombra del pequeño espinillo que
nos cobijará, una vez más protegiendo y dando abrigo de las amenazas que trae
la violencia.
Sonia elevó los
tótems de piedra en las alturas y orilla, adelantando el peso que cada una
carga en el corazón…para elevarlo al cielo.
Una vez en ronda, sobre el mantel tejido de manos de nuestras hermanas de Bolivia, la imagen del colibrí violeta pintado por una muralista de la tierra sin mal entre los libros de FLOR Y EUGENIA, SUPERVISADOS POR EMILIA …el punto empezó la danza hacia la línea que nos une para descubrir el garabato donde cada una va tejiendo la imagen de cada historia vivida. Esperamos, preguntamos por las que faltan o venían.
La Ruah inicio
la danza, en cada respiro, con el viento y sol acariciando junto a la música de
los pájaros bajo el metrónomo del corazón.
Cerramos los
ojos para sentir ese beso de la vida que se tejió en nuestros vientres
reverdecidos de sol que pudimos acunar y esos que fueron estrella fugaz que
brillan en lo alto, iluminando nuestro maternar, nos embarazamos y parimos a
esos hijos y sus cuerpos, sueños, miradas, miedos…
Páridos también
desde el corazón más allá de los informe, listados y antecedentes. Todos
acunados, en la misma ronda a la que se vino Morena (perrita) a sumarse como
una más y libre como nos sentimos.
Sí!! Sentimos
el calor en la palma suave y segura de la otra, sentimos a nuestras madres y
abuelas, así como ancestralmente en su vientre se calor nos envolvió para
recordarnos el color y misión con el que fuimos enviadas como madres, abuela,
hijas, hermanas, tías, sobrinas y madrinas a traficar sueños.
La poesía
endulzó desde Nicaragua nuestros oídos como esa miel que alimentaba a Agar e
Ismael en el desierto…
¿Qué es dar la vida para nosotras?
¿Qué significa defender la vida? … fueron las líneas que lanzamos en la orilla
donde el tejido de edades pudo contener lo que cada corazón fue compartiendo
con lágrimas, emoción, dolor, angustia, alegría, esperanza, decisión y
agradecimiento.
Se vieron al
espejo vidas más que semejantes, se abrazaron realidades paralizantes y
vitorearon liberaciones de décadas de espera.
Todas pudieron
expresarse en su tiempo, todas lograron sentirse seguras, todas sangraron
sanamente su herida, todas se vendaron con la ternura femenina que sana y salva.
El respiro fue
profundo y hondo, para las respuestas que la vida seguirá desvelando en el
momento de Dios y su perfecta Gracia.
Y de ese
agradecimiento la ronda alrededor del espinillo fue regando esas raíces,
testigos de cada historia que queda resguardada como las nubes que nos
cobijaron esa mañana.
Así en ronda, el
agradecimiento fue nombrarlas a todas, toditas todas con nuestra voces y corazones
para luego volver a navegar, como esas canoas, poder ir a la próxima orilla,
sabiéndonos unidas en ese abrazo, mirada y luz marcada en la frente, todas,
como siempre metidas en el agua bendecimos nuestra tierra…agradecemos nuestro
cielo porque el perfume del Resucitado estalló en cada una, con esa revelación
de sentirnos unidas y esa fragancia única de violetas llamadas a perfumar la
vida.
Esa alegría
desde una barca de turistas fue saludo y no… no era un rincón donde se bañaban
sirenas, e ver el bautismo de muchas violetas que rondaron por primera vez
llenándonos con esa luz que atesoramos en cada intersección por la otra.
Las más jóvenes
junto a mi dulce Sonia ya subían para recordarnos que hay que volver y seguir
sirviendo, sintiendo y celebrando junto a todos la fiesta…
Instintivamente
se abrazó a quién quedó con tantos latidos nuestros…y de dos en dos las
peregrinas de la esperanza fueron regresando al campamento.
Japypy (Continuará…)
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