DIOS NOS NECESITA

El fin de semana pasado celebramos la fiesta de Yemanjá. Año a año los uruguayos vamos perdiendo el miedo a expresar públicamente nuestra fe. Esta religiosidad es muy sencilla de experimentar: enciendo una velita, hago una ofrenda y a cambio escribo o pienso un deseo que le pido a Dios por medio de la Diosa del Mar. No se necesita organizarse en grupo, ni aprender oración, ni cambiar nada en la vida. Simplemente ofrezco algo que es muy accesible a cualquier persona y bolsillo. Pido salud, trabajo, amor o dinero. Esto mismo más formalizado se da en ciertas iglesias evangélicas: diciendo tales palabras, haciendo tales gestos o ofreciendo tal o cual cosa, incluso dinero le pido a cambio a Dios que cubra mis necesidades. En la maquinita tragamonedas es parecido: ofrezco un mínimo esperando mucho más.


En nuestra iglesia católica también hay personas que se acercan a realizar esos intercambios e incluso hay sacerdotes que se presentan como mediadores o ponen a santos, reliquias o los mismos sacramentos como mediación entre lo que se ofrece y lo que se pide. Quizás esta religiosidad la aprendemos en la propia casa. Si haces el mandado te doy el cambio, si salvas el examen te dejo ir al baile, si pasas de año te compro una moto... Es lo que podríamos llamar la religiosidad del trueque «te doy para que me des»

La palabra bíblica de hoy nos presenta a mucha gente agrupada ESCUCHANDO LA PALABRA DE JESÚS. Mientras otros andaban en sus cosas, JESÚS SE ACERCA A ELLOS Y LES PIDE PRESTADO SU BARCA. Los pescadores que andaban decaídos porque no les había ido bien en su trabajo, se abrieron a la solicitud de Jesús y se pusieron a atenderlo. Este les ofrece tirar las redes y volver a pescar. Ellos le hacen saber del mal tiempo para la pesca, pero creen en Jesús vuelven a tirar las redes y la pesca es sorprendente. Necesitan de otros para sacar las redes los cuales junto a los que escuchaban la palabra son testigos del milagro de Dios. Jesús les vuelve a pedir algo más « dejar lo de ellos y dedicarse a lo de Jesús: pescar a los hombres, ayudarlos a salir del mar- mal.
(Lucas 5, 1-11)

Sin duda que en todas las épocas muchas personas se acercan a Jesús con la religiosidad del trueque: «te doy a cambio de». La palabra bíblica nos hace saber que hay otras personas que se agrupan para escuchar la palabra de Jesús. Y que el Dios de Jesús desde el pesebre hasta la resurrección generalmente se hace presente entre nosotros como «un necesitado».

Porque la verdad del hombre es que lo más profundo que puede sentir es «ser para alguien». Por eso nuestro Dios incluso en nuestras noches más solitarias, más pobres, noches de fracaso El se presenta en alguien que nos «necesita».

Ahí se nos abren dos caminos: el de quedar encerrados en nuestras necesidades y buscar dioses que atiendan lo mío, o hacer lo que hicieron los pescadores: escuchar y atender a quien me pide la barca. La solidaridad con el prójimo es la puesta en práctica y el espacio de crecimiento de nuestra fe en Jesús.
Nacho