miércoles, 28 de enero de 2015

DESCALZARSE PARA COMPARTIR ESTE LUGAR SAGRADO DE ENCUENTRO

Hola Colibríes

Aún se está procesando lo vivido en esos días junto a ustedes.
Cuando regresábamos en el ómnibus, mi mente  iba de a poco recorriendo los distintos momentos, cantos, emociones, risas, charlas, miradas, palabras y gestos. Y  haber hablado unas horas antes  del tiempo de cada uno, me di cuenta que así como hay que esperar los diversos procesos que se  va haciendo para el encuentro del otro y también  de Dios muchas veces también hay un tiempo  para ese tipo de experiencia. (Los tres primeros campamentos los acompañe por estos medios, guardando todo en el corazón).

No todos estamos preparados (por diferentes causas: unos recién en el comienzo de este caminar, otros con mucho camino previo pero también con muchos años de silencio de alejamiento de estas convivencias) para estar la semana en el campamento, hay que tener el corazón  en  ejercicio  para aguantar tantas emociones, testimonios de vida, ver la lucha de cada uno de los integrantes y sentir esa presencia tan cercana del  Dios del pueblo, que sale de la estructura Iglesia para cantar, abrazar y emocionarse con nosotros. 

Por eso hay que ir despacito,  interiorizando, procesando en el interior estas vivencias, que sin duda te mueven, te llenan de vida, de adrenalina y las palabras no lograr nunca expresar la inmensidad de lo vivido. Esta bueno siempre quedarse con un poquito de sed, con ganas de volver, de estar con los amigos de los amigos. 

Por eso hay que invitar, esperando el tiempo de cada uno, hay que participar cada cual el tiempo que le parece más conveniente, no hay que forzar procesos. Y esto creo que es el espíritu del campamento que marca la diferencia: se puede participar ala distancia, se puede llegar y partir cuando cada cual cree mas oportuno. Un máximo de vida en un mínimo de estructuras. Además los niños de todas las edades tiene su lugar, esto es fundamental para las que somos mama. 
 Juan 7:37  
Y en el último día, el gran día de la fiesta,
 Jesús puesto en pie, exclamó en alta voz, diciendo:
 Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba”

Un fuerte abrazo  Raquel - desde Melo

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