Y llego un
nuevo día. Después de la tormenta siempre sale el sol. Para los que
permanecimos acampados durante el temporal, hemos visto un nuevo amanecer.
Cuarto día.
Con la cotidianidad de ser familia grande. Donde los niños son los primeros en
crear vínculos. Los adolecentes y jóvenes, por medio del canto, baile, van construyendo
eso tan bello llamado Amistad. Los adultos nos lleva un poquito más de tiempo,
descalzarnos y entrar a la tierra sagrada del otro: su historia. Pero aquí se
da el milagro.Unos siguen llegando y otros van partiendo a compartir con otros lo vivido.
Familias
luchando entre esposos, para que no se corte el frágil hilo que los une. Otros
viviendo una etapa nueva, ya con sus hijos en otros vuelos. Algunos con heridas
más o menos abiertas de separación o viudez. Sin faltar la frescura de algún noviazgo.
Y las búsquedas de algunos, algunas, que hoy caminan en solitario, más o menos
con sentido de pertenencia comunitaria Disfrutándolo con alegría esa libertad,
o viviéndolo con angustia. Los a vemos de todos acá.
En la sobre
mesa, se da una mirada al camino recorrido. Y se proponen servidores para los distintos
servicios. Se ofrecen para la cocina del día siguiente. Para comunicar atreves
de la prensa, que se ha presentado tanto en radio como en TV, muy cercana para
ir compartiendo el caminar del campamento. Y el equipo de preparar “el corazón”
de este encuentro: la oración de la noche.
Realmente no
ha habido dos días iguales. Y la vida acompañada con dinámicas, tejida con la
palabra bíblica de cada día, nos sigue sorprendiendo. Nos sigue haciendo
posible el encuentro profundo con el otro, con Jesús.
- ¿Que me
dice hoy Jesús cuando me recuerda: que el sábado se hizo para el hombre y no el
hombre para el sábado? ¿Y a que me invita?
- Poner la
vida, la vida en abundancia, por sobre todo… sobre leyes y reglamentos. Invitándonos
a ser coherentes.
_ La ley
tiene que ser para servir a los varones y mujeres. Tiene que ser adecuada a su
tiempo.
- Descubrir
y escuchar a Jesús en comunidad nos va invitando y proponiendo “vivir según su espíritu
de libertad, de servicio, con apertura a los nuevos tiempos y amor a los demás.
- Nos invita
a posturas desestructuradas animándonos a cambiar lo que no hace falta e integrar
lo nuevo que consideramos necesario, buscando el sentido de la vida. Ante todo privilegiar lo importante.
- No somos
nadie para juzgar a los demás. “ Paren el mundo que me quiero bajar”: MAFALDA. Seamos tolerantes, respetuosos, sin
esclavizarnos y esclavizar con leyes sin amor.
- Elegir ser
libre en nuestro actuar. Hay personas que logran su libertad en alguna situación
de cárcel y otras son esclavos presentándose como muy liberales.
Lo
maravilloso de esta teología reflexionada y rezada, es que en este espacio de
campamento “la teoría es leída de lo que estamos viviendo”. Siempre con un
horizonte delante, sintiéndonos en camino….
Nacho
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