Brasil tiene ofertas de los carnavales más variados. Desde los que son un magnífico espectáculo para ver, hasta los carnavales más participativos. El carnaval de la vecina ciudad de Yaguarón es para los que les gusta “brincar”. Un trio eléctrico, un camión con música, es el convocante de cada grupo. Los organizadores venden una camiseta con sus colores y dibujos. Quien compra esa camiseta, tiene derecho a integrarse a ese grupo, y desfilar al ritmo de la música de su Trio elegido. Las camisetas las hay de todo precio. Su valor, algunas con derecho a determinado consumo, selecciona las clases sociales.
Pasado el carnaval, algunos siguen usando o guardan las camisetas y disfraces. Las fotos y videos recuerdan lo ya vivido. Los comentarios proyectan deseando un mejor carnaval para el año próximo.
En tiempos de Jesús existían varias posibilidades y lugares diferentes para recibir el bautismo. Jesús con treinta años de vida de obrero y vecino, conocedor de la cultura y propuestas religiosas, elige el bautismo dado a orillas del Río Jordán por Juan. Se puso en la cola de los que se consideraban pecadores, impuros y buscaban comenzar un camino de conversión. Desde ese día surge un nuevo bautismo. El bautismo del Espíritu Santo que manifiesta el amor de Dios.
Muchos de nosotros hemos recibido ese bautismo cristiano gracias a la fe de nuestros padres y padrinos que nos llevaron a la pila bautismal. Generalmente cuando éramos muy pequeños. Ese regalo que se nos ha dado, lo compartimos con nuestros hijos, nietos, ahijados. Regalándoles ese valioso sacramento.
La pregunta que es bueno hacerse es : ¿Esa camiseta, ese bautismo recibido gratuitamente, está guardado en algún lugar o es la camiseta con la cual me identifico en la vida cotidiana? La música del espíritu de Dios es “el amor” y el camino es de liberación. ¿Encontramos en las comunidades cristianas una fuente de amor y es liberadora? Acercándonos al Dios Trio: Padre, hijo, y Espíritu Santo, escucharemos su “música” en la Palabra Bíblica, la naturaleza, la vida misma. Podremos entonces “danzar” por el camino del amor liberados de sentidos de culpas, de ataduras materiales y de relación. La vivencia del bautismo no es el uso de una vestimenta exterior diferente a los demás.
A un bautizado se reconoce su cercanía o lejanía a Jesús según su modo de relación con los preferidos de Jesús: los más empobrecidos, débiles y pecadores. Hay gente que va al templo, pero no deja que la música del amor transforme su interioridad. Hay otros que no participan de ninguna iglesia y sus dones y bienes están puestos al servicio de los más excluidos. Porque el Espíritu Santo actúa donde quiere. Y si ponemos nuestro corazón en el dinero, el poder o algo material, el Espíritu Santo, el Bautismo queda guardado y no logramos amar a los no amados.
Estamos al comienzo de un nuevo año, un nuevo tiempo que nos posibilita “renovar” nuestro bautismo. Escuchando la música, la palabra del Espíritu de Jesús, poco a poco podremos “bailar su danza de amor liberador”. Los cambios, los desapegos siempre son difíciles y no tienen la aprobación de la mayoría. Por eso unos cuantos se ponen la camiseta del consumo, del materialismo, de la dependencia, de lo superficial, del individualismo… Donde ponemos nuestro corazón es desde donde alimentamos nuestra espiritualidad.
Nacho
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