jueves, 29 de enero de 2015

El día después


Culminó el IV Encuentro Teológico en el Lago Merín.  Pasadas  las intensas jornadas vividas, es bueno tomarnos  un breve momento para primarias reflexiones.

A partir de diversas procedencias, géneros, edades, actividades, posturas,  pensamientos, no hay duda que todos,  desde la diversidad  contribuimos  a construir la unidad.   La unidad del Reino de Dios.

A través de hechos cotidianos, el compartir,  vivencias, lecturas, reflexiones, la celebración de la noche,  libremente y sin  imposiciones,  todos sentimos  esa presencia.

No es ajeno el entorno natural de la Laguna.  Como dijera Francisco:  “para muchos (no religiosos) la naturaleza es una forma de iglesia” Cuanto más para los que los que creen.



Durante el Encuentro quedó en evidencia la necesidad de cargar las pilas, es decir la batería de espiritualidad que cada uno poseemos. Desde lo colectivo y grupal es más fácil.

La esencia y riqueza del Encuentro, es precisamente descubrir y encontrar unos y quizá reencontrar y renovar otros, la presencia de Jesús entre nosotros, que nos enseña o recuerda el caminos a seguir. Nos ama e invita a cada uno, con nuestros defectos y limitaciones,  a que libremente elijamos el rumbo. Seguramente “lo mejor está por venir”.  De nosotros depende  



No podemos dejar de resaltar cuatro aspectos:

a) La creciente presencia de lugareños preparando, acompañando y siguiendo, previa y durante toda la semana, distintos aspectos  del Encuentro, con mucha entrega y cariño.

b) Una significativa presencia de jóvenes “encuentristas” sub 20, ampliada luego a sub 25, que contagió su entusiasmo y alegría a la tradicional sub 50 y restantes. Prometedor semillero.

c) Los  medios de comunicación locales: oral, escrito y televisivo, con una ampliada cobertura este año. Gracias a todos los comunicadores participantes y a sus consecuentes lectores, escuchas y/o  televidentes.

d) Mención aparte a la visitante Lic. Com. Social Mercedes Clara que nos comunicó y revivió aspectos del  “Padre Cacho  Cuando el otro quema adentro”,  libro de su autoría.



Finalmente destacar al gran instrumento de Dios, que  en  Río Branco ,  L. Merín y  poblados rurales adyacentes, tienen la fortuna de tenerlo presencialmente  todo el año.  El  resto de la  gran familia de Colibríes de Argentina, Bolivia, Brasil, Uruguay y algún otro país le decimos:   “gracias y seguimos en contacto virtual”.

Víctor Koleszar

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