lunes, 19 de enero de 2015

¿Que buscan?... vengan y veran


INICIO EN ABRAZOS    SÁBADO  17
Para saborear la buena noticia de Jesús, y mejor comienzo que el final. Si nos anuncia y creemos en la resurrección como horizonte definitivo, el ritmo de nuestro caminar cambia totalmente.

Para compartir el primer día de campamento, comenzamos  mostrando “las fotos del día”.  Esa hora de la noche, donde llegamos con el cuerpo cansado y el alma con mucho movimiento. Cuando alguien convoca a un poco de canto alrededor de la mesa. Antes o después de la cena. Y ahí cada uno comparte “los momentos” que permanecen más claramente del recorrido del día. Para nosotros son “las completas”, la oración de agradecimiento a Dios y a los demás. Es un momento místico con lágrimas y risas…

Unos cuantos estuvieron marcados por los abrazos de inicio de este encuentro. Abrazos de despedida de casa. Abrazos en la terminal al partir hacia acá. Abrazos con compañe@s para el mismo viaje. Abrazos  recibidos al llegar y dados cuando otros llegan. Una misa de abrazos. De perdón, de puesta en práctica la palabra de Dios, de paz.


Queda claro desde el primer día, que en esta diversidad de edades, de procesos, estados de vida, tenemos en común el gozo del abrazo. Somos creados con necesidad y capacidad de abrazo. Somos encuentro. Somos ternura. Somos con otr@s.
 
NOS DESCALZAMOS – DOMINGO 18
El signo de la celebración de la noche, de descalzarnos y permanecer  con nuestros pies sobre la tierra a la intemperie. Juntos a los demás pies también al descubierto. Fue el signo de lo que veníamos viviendo y queríamos como espíritu de estos días. Descalzarnos al igual que Moisés ante la zarza ardiente. Que para nosotros en el aquí y ahora es “el otro y nosotros mismos”.
 Así fue el día, donde cada uno puso en común lo mejor de sí. En la cocina, el canto, el mate, la animación, ambientación, la limpieza, la comunicación, la presencia. Y también quedan a la vista nuestras heridas, cicatrices, nuestras pisadas anteriores. Se manifiestan los abrazos recibidos y los que nos faltaron.
 Y así como grupo, cada uno siendo lo que es, se tejió aquello del principio de las primeras comunidades cristianas donde “todo lo ponían en común, centrados en la persona de Jesús”.
El texto bíblico levadura de estos días fue Juan … Con el cual nos identificamos muchísimo. Recordando y agradeciendo a quienes nos acompañaron y acompañan a encontrarnos con Jesús. Y palpamos que El vive en nuestro corazón, en las distintas realidades cotidianas,  y fue el mismo que nos invitó  a venir al Lago Merín a “estar con Él”. Así como a Pedro le cambió el nombre, a cada uno de nosotros nos cambia algo por dentro. Parecemos otros en los servicios, en la playa, en las celebraciones, en la comunicación, en el hacer, en el tiempo para estar. Siendo los mismos, este espacio nos hace sacar lo mejor de nosotros mismos.
Así como en tiempo de guerra los soldados se visten para la defensa y toman las armas. Igualmente nosotros en un espacio de fraternidad y libertad, nos descalzamos y mostramos la verdadera pisada. La más humana.
SÁBADO Y DOMINGO
Somos más de treinta en cabañas, casas, carpas y la casa común. Unos llegaron para el inicio y otros se fueron sumando hasta la misma noche de ayer. Desde Argentina: María, Viki, Marcelo. Desde   Brasil, con una presencia de Francia en la misa inicial. Integrados con los de Mercedes, Florida, Colonia, Soriano, Canelones, Cerro Largo, Montevideo y Laguneros.
Hoy  ya partieron  Diana y Joaquín de Colonia y Florida,  que hicieron el esfuerzo, de disfrutar y sumar el tiempo que tenían disponible. El que parte es como un enviado que va al encuentro con otros a compartir lo vivido. A veces con palabras, con miradas, silencios y hechos. También van a vivir soledades y nuevos encuentros. Con todo esto en el recuerdo, como fuente de amor.
Otros están en viaje. Otros aprontan las mochilas. Y otros están en comunión aportando y recogiendo a través de los medios y la oración. Somos más de mil. Somos testigos del milagro de la multiplicación de las presencias, de los panes y de los abrazos.
Nacho

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