viernes, 20 de noviembre de 2009

EL FUEGO QUE ENCIENDE OTRO FUEGO

                                                                                                                          

Mis queridas hermanas:

La verdad es que no sé por donde empezar.  Aún sigue vivo y presente en mi mente aquel 5 de julio, del 2009 y que como si nada, hace ya hoy un mes de mis primeros votos, votos que significan para mí un nuevo “sí” y un sí, definitivo que quiero darle al Señor. Los deseo vivir en fidelidad, desde esta mi querida Congregación de las “Hijas de Jesús”, y que por la gracia de Dios, ya me siento parte de ella. 

 Lo que en estos momentos me mueve a escribir estás líneas, es compartir con todas Uds., mis queridas hermanas, amigas/os,  esa gran alegría de haber tenido el coraje de decirle al Seños, que sí, que me fío totalmente de El, que cuente conmigo para lo que Él quiera.. ¡Cuantos beneficio he recibido de parte de nuestro Señor Jesucristo! en especial ese fuego de su amor. Lo he recibido en muchos momentos y  circunstancias concretas de mi vida, a través de: mi familia, personas muy queridas, acontecimientos, encuentros… todo, todo ha servido para encender más y más esa chispa, ese “fuego” que ha mantenido mi pequeño fuego encendido.

Después de recordar y gustar internamente ese momento del 5 de julio aquí estoy para escribirles y compartir con ustedes, en familia, lo que significó para mí aquel momento tan emocionante, esperado, soñado… Después de un mes siento la misma emoción, la misma  alegría, y creo que ahora más consciente y con más confianza y abandono, teniendo una actitud de renovar no sólo cada año, sino dar un “si”  todos los días de mi vida,  deseando imitar a otra gran mujer, María, nuestra Madre, que con su Sí, libre, fiel y coherente, la llevo a ser dócil ante la voluntad de Dios, colaborando con Él en su plan de salvación.  
 
Y como decía el Salmo de la Eucaristía “como te pagaré oh Señor, todo el bien que me has hecho…”, siento y creo que el Señor, no me pide que le pague lo que Él, por pura gratuidad,  me ha regalado, su “amor”  y que, ese amor me ha dado la vida.                                                                                                                                                        

En todo este tiempo de conocimiento interno de su Hijo, me ha ido dando la capacidad de sorprenderme de su humanidad, de sentir y gustar esa Palabra echa carne, esa Palabra que me ha llevado a salir de mi “propio amor querer e interés”  para  reconocerlo en el camino; reconocerlo en  mis hermanos. Siento su mano que va modelando este barro que soy yo misma, dejándome contemplar en la persona de Cándida María de Jesús,  y hoy, en cada unas de mis hermanas sus hijas, y en lo secreto de mi corazón, puedo escuchar: hijas mías no dejen de encontrarse y ayúdense unas a otras, a crecer en esa familiaridad con Dios, tengan a Jesús como modelo de vida  y a María Santísima como compañera de camino, vivan sus virtudes, y saben que la quiero muy santa y verdadera Hija de Jesús”. Ante esta invitación, ¿qué hacer Señor?... me siento invadida por un silencio consolador.


En nuestra casa del juniorado tenemos un jardín,  no es muy grande, tampoco es muy pequeño, pero es muy bonito, y por las mañana muchos, pero que muchos pajarillos viene a él para alabar al Señor, con sus canto y melodías. Ya llevo cinco días en mi nueva comunidad y nunca me detuve a contemplarla así, como hoy, ¡qué silencio y a la vez qué melodías salen por sus piquitos… después de preguntarles si estaban contentos y porqué, me reía conmigo misma.

Para mí ese momento era un signo muy claro, de agradecer a Dios por su fidelidad,  por mi rescate y por   tanto bien recibido durante todo este tiempo. Ahora, me viene a mi mente todo ese tiempo vivido en el noviciado y me digo ¡gracias Señor! porque “Mi Espíritu se alegra en Dios mi salvador” porque me has visitado y porque ha visitado a su pueblo, Santo es su Nombre”.    
                  

Aquella noche del 4 de julio, en la preparación para la oblación de mi persona había rezado un poco más, casi no pude dormir leía y releía la formula dejando que llegue hasta mi hígado cada palabra, junto con la frase que me habla tanto de confianza y abandono en ese Dios-Padre, que S. Pablo repite con tanta insistencia: “Sé de quien me fiado” y que a mi me dice tanto, pues tengo la certeza que siguiéndote a ti, Señor, no me podré perder.

También me vienen a mi mente, personas y rostros concretos del barrio, “Isla del Palmar” cuya capilla, lleva el nombre de la “Madre Cándida”, que por cariño y gratitud, a nosotras, las Hijas de Jesús le pusieron ese nombre.

Agradezco inmensamente a la comunidad de Mª de Nazaret, de Santa Cruz y a todas las hermanas que han colaborado con sus detalles y delicadezas en los preparativo, no sólo externos sino también a nivel interno y espiritual. Antes de terminar este artículo y haciendo memoria, recuerdo que fue en este mismo lugar, un 21 de Enero del 2006, donde entré y comencé mi postulantazo y hoy después de tres años y poco más, me vuelve a recibir esta casa, la comunidad y el barrio para hacer públicamente mis primeros votos. ¡Caprichos y regalos de Señor!

Sentí que para el barrio fue un acontecimiento nuevo y para mis padres y familiares también. En estos momentos recuerdo a mi querida madre, que tenía unos nervios… más que yo.

Durante el tiempo de mi formación, he vivido muchos momentos muy lindos, pero aquel día fue para mi, tan especial…que si pudiera encontrar una palabra para expresarlo sólo podría decir ¡GRACIAS, SEÑOR!  porque ya soy Hija de Jesús.
                                                                            

  


 Con todo mi cariño y ya desde el Juniorado Internacional de  Brasil e iniciando mi nueva etapa de formación, mis saludos para cada una de ustedes, mis queridas HH. amigos/as,. Y de nuevo ante tanto bien recibido,  quiero volver a decirles ¡GRACIAS! 
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          Paola Chilimani
Juniora de 1ª  etapa FI.






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