Queridas hermanas, queridos hermanos:
Llega a su fin este tiempo de Adviento que nos ha ayudado a prepararnos a la Navidad. Para ello, la Palabra de Dios nos fue proponiendo distintas actitudes.
"Estén prevenidos, estén preparados" nos decía el mismo Jesús en el primer domingo de Adviento, recomendándonos estar atentos y vigilantes para esperar su llegada. Efectivamente, Él se nos fue manifestando en estos días "en cada persona y en cada acontecimiento" en los que, con los ojos de la fe, pudimos descubrir su presencia.
Habiéndolo encontrado de esa forma, pudimos atender mejor al llamado que Juan el Bautista hizo el segundo domingo: "Conviértanse". Movidos por esa palabra fuerte, buscamos darle a nuestra vida un giro que nos pusiera en dirección al Señor y al hermano, procurando dejar atrás nuestros egoísmos, injusticias y maldades.
Así, en el tercer domingo pudimos sentir que la palabra de Isaías: "regocíjense" era para nosotros. ¿Cómo no alegrarnos si hemos descubierto a Jesús viniendo hacia nosotros y hemos puesto nuestra vida hacia Él?
José, esposo de la Madre del Salvador, nos mostró en este cuarto domingo una nueva actitud: comprometernos decididamente al servicio del proyecto salvador del Padre Dios, que va a cumplirse por medio del Niño que espera María.
Y ahora, nos disponemos a celebrar la Navidad… a celebrar que, naciendo como un niño, Dios ha entrado en nuestra historia, ha acampado entre nosotros, se ha hecho verdaderamente hombre, sin dejar de ser Dios.
El nacimiento de Jesús es el mensaje de amor del Padre. Más aún, ese Niño mismo es el mensaje, la palabra viviente de amor que nos envía el Padre Dios. Toda la vida de Jesús, desde su concepción en el seno de María y su nacimiento en Belén, hasta su pasión, muerte y resurrección, es una sola Palabra por la que Dios nos dice a todos su Amor.
¡Felices nosotros, si no pasamos de largo, indiferentes!
¡Felices nosotros, si abrimos nuestro corazón a ese mensaje!
¡Felices nosotros, si la celebración del nacimiento de Jesús cambia nuestra vida, llenándola de amor, de sentido, de alegría, de ganas de hacer algo bueno por los hermanos!
Los bendice de corazón,
+ Heriberto A. Bodeant, Obispo de Melo, UruguaySecretario General y Coordinador Pastoral de la Conferencia Episcopal del Uruguay
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Hola yo vivía en Rio Branco cuando estaba el padre Tonino que veo que parece la iglesia y todo no se si se acordaran de mi pero de mi mama y de mis hermanos seguro mi hermano se llama Daniel Nuñes y mi Hermana Sandra Elisabet y mi mama Delia Teresa pero le decían lula ustedes son las hermanas que viven al lado de Doña Primitiva¿ bno espero pronto una respuesta besos.Les dejo mi correo para que me contesten ingrid_lamorocha90@hotmail.es
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