Se termina un largo viaje. Un viaje que comenzó hace mucho, en nuestros sueños por apostar a un mundo nuevo, un mundo fraterno, un mundo más como lo soñó Jesús. Un viaje que planeamos durante un año, con otros, con todos.
Han sido ocho meses, largos a veces, cortos otras. Los últimos días son ya en tierras uruguayas. En Río Branco nos encontramos con otros dos colibríes que han sabido volar mucho, Nacho y María. Compartiendo con ellos pusimos más palabras a lo vivido, rumiamos más esta experiencia, nos animamos a ir recogiendo frutos. Todavía cuesta, aún estamos en viaje, pero ellos nos ayudan para que esta experiencia que nos impulse a hacer más apuestas, a jugarnos cada día más.
Nos hemos preguntado si somos los mismos que salimos de Montevideo aquella mañana del 22 de marzo. Somos los mismos soñadores, los mismos inquietos por vivir más radicalmente el evangelio. Somos los mismos que reímos, lloramos, sufrimos, pensamos... y con todo eso nos relacionamos, queremos, vivimos. Pero hemos aprendido, hemos crecido, hemos descubierto nuevas cosas y nuestra mirada es una mirada nueva. Una mirada nueva de la realidad, de nuestros países hermanos, de la pobreza y de la lucha de los pobres, de la ineficacia de los gobiernos y de la apuesta solidaria y comprometida de muchos. Una mirada nueva a la gente, a cada uno en su totalidad como persona, en su necesidad de ser acompañados, escuchados, queridos. Una mirada nueva de nosotros mismos, ahora que nos conocemos un poquito más.
Creo que de algún modo el viaje sigue. Siguen las búsquedas, siguen las preguntas, siguen los sueños. Y sigue Jesús, acompañándonos y cuidándonos como lo hizo en cada momento de este largo vuelo.
Male y Erik
Fue muy lindo conocerlos, pena que no los pudimos despedirlos pero no faltarán oportunidades de compartir nuevamente.
ResponderEliminarUn abrazo
Santiago y Ana