Sabemos que no es lo más novedoso para ustedes, recibir una carta en papel y tinta. La televisión, los celulares y ahora el internet son los medios más atrayentes para comunicarse entre ustedes. Aprovéchelos. Esos medios son una maravilla que nos permitieron ver los juegos olímpicos en directo, que nos permiten comunicarnos estando distantes físicamente, que nos abren al encuentro con la pequeña aldea llamada Tierra, conociendo la diversidad de culturas y paisajes.
Quiero hacerles un regalo, y es el deseo de que puedan leer un libro «El camino es la recompensa» escrito por Horacio Tato López. Habla de dos «niños», el Maestro Oscar Washington Tabarez niño y el proyecto de selecciones en su nacimiento y desarrollo. Vale la pena.
Nos lleva a encontrarnos con nuestro propio proceso de desarrollo. Nos enseña a aprender de las experiencias positivas y de las contrarias que nos toca vivir. Resaltando que el crecimiento personal e institucional se da integrando todo, exige un buen trabajo, preparándonos para superar las derrotas y las frustraciones, con una visión estratégica, sabiendo tomar decisiones a corto y largo plazo. El resalta que tener suerte es estar preparado para cuando la oportunidad llegue.
Les adelanto algo que me llego profundamente, que El fue un niño común con compañeros mejores en lo humano, intelectual y deportivo. Si bien sus padres rompieron el vínculo matrimonial desde que el era pequeño lo educaron y se sintió en familia a pesar de... En lo laboral pasó junto a su esposa e hijos por tiempos normales y otros de real escases. También vivió tiempos de la dictadura militar y de las diferentes democracias. En lo deportivo tuvo sueños grandes que después los tuvo que ir moldeando según lo que iba aconteciendo. Con su equipo técnico y jugadores ha ido construyendo un camino que no es 100 % de resultados positivos, pero si pone el acento en lo «humano colectivo», saber ser humilde en los logros y aprender de las derrotas sin perder el rumbo elegido.
Creo que nos ayuda en estos tiempos de muchas exigencias triunfalistas, relaciones virtuales e individualistas, centradas en la corporalidad, que nos crea una afectividad muy venerable al estado del tiempo, pasando en un mismo día de la pasión al bajón según los resultados de encuentros y labores. Nos invita a construir caminos, desde la realidad personal, familiar, social que nos toca que por momentos será muy diferente a la que soñamos a la que consideramos buena.
Queridos padres, abuelos, amigos seguimos escribiendo en papel con tinta porque creemos que la escritura y lectura son un quehacer que junto al diálogo profundo y la meditación están bastante cubierto por «chichecitos ruidosos» que nos hacen vivir a la intemperie consumiendo espejitos... Regalémosle un libro al niño alguna vez en su vida, regalémosle la lectura que hagamos... Teniendo presente lo que nuestro maestro nos enseña: quien sólo quiere saber de Fútbol nada sabe, para aprender en profundidad hay que aprender sobre todo lo que se pueda, incluso del equipo considerado contrario... El colibrí.
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