Según Pablo, el mundo tiene un modo de funcionar que no sintoniza con el amor que enseñaba aquel Galileo. El principal problema de lo que Pablo llama, “el mundo”, es que se mueve en función de ciertas reglas, muy estables y repetidas, la manera en que lo hace es parecida a la inercia, como cuando hacemos girar una rueda, y si nos distraemos la rueda continúa girando, así es el mundo, repetitivo, insensato y por momentos cansador, el autor del libro del Eclesiastés lo expresaba así en el capítulo uno: “no hay nada nuevo bajo el sol”... todo se repite, se gasta y se sigue gastando. Se ve que aquel hombre no estaba en su mejor día cuando escribió aquello, aún así, si uno observa le dará la razón.
Pero Pablo también hablaba de “la libertad de los hijos de Dios”... y como dice Juan en sus cartas, ese Dios es Amor. Es cierto que en el mundo hay muchas cosas que funcionan por inercia y ya no porque sean buenas para la vida, pero también es cierto que las personas podemos crear algo ya no basado en esas reglas sino en algo más. Donde hay amor hay libertad, creatividad y siempre se puede inventar algo diferente, no es cuestión de genialidad sino de sensatez. Cada persona y cada comunidad ponen su norte y su esperanza en algo... El objeto de la esperanza siempre se manifiesta en el presente, en medio de dificultades y límites, pero está ahí.
En nuestros encuentros por Río Branco - Mevir y Laguna Merín fuimos testigos de un profundo misterio, una comunidad que está en el mundo pero no es esclava de sus reglas. No importa que larga sea una cadena, alcanza con romper un eslabón para quedar libre.
La libertad hace posible elegir y crear.
Se puede elegir el éxito o se puede perderle el miedo al fracaso;
podemos elegir lo fuerte o lo débil (lo frágil);
siempre es posible buscar el poder y cuidarlo o
buscar lo que el mundo desechó y cenar ahí,
se puede elegir la inercia del mundo o
el dinamismo creador del amor...etc.
Las posibilidades que nos brindan encuentros como el de la semana pasada, es poder ver, tocar, oír, aquello que creemos y esperamos. “lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos... La Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto...” (primera carta de San Juan, capítulo 1)
El fin de semana pasado nos encontramos con algunos por primera vez, pero como si nos conociéramos desde siempre; nos juntamos en una fiesta donde las motivaciones para llegarse eran distintas y aún así compartidas; nos reunimos personas diferentes y aún así hablamos un mismo lenguaje (una especie de torre de Babel pero a la inversa), todos nos movimos durante un par de días, en una danza donde los niños, los adultos y los ancianos estaban integrados con gracia y fluidez; compartimos una mesa que tenía lugar para todos y donde cada uno puso lo suyo, pero se compartió con los que no llevamos nada, por descuido o por lo que fuere.
Aunque pasó una semana no quería dejar pasar la oportunidad para agradecer la hospitalidad, que siempre es el lujo de los pobres. Muchas gracias y espero verlos pronto. Mientras eso no suceda, seguiremos ensayando encuentros.
Abrazo grande. Roberto Flores
Que bueno ese tipo de encuentros que nos hacen vivir la libertad de los que buscan otras reglas, o un mundo sin reglas que no sean las del Amor. Un abrazo a toda esa comunidad linda que se celebra y disfruta en cada encuentro, con tanta gente diversa que está dispuesta a arriesgarse a no llevar nada y compartir todo.
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