Y nuestra vida a veces se parece a ese desierto pues esconde pozos de agua…
Los pozos profundos dan de beber agua fresquita, limpia. Tan limpia que purifican todo, incluso lo que está más oscuro.
Buscar esos pozos es un desafío, para llegar a ellos muchas veces se corre muchos riesgos. Incluso el de perderse… La sed es algo que nos lleva a buscar el agua… Perderse para encontrase con ese manjar.
El encuentro de los pozos de Florencia y Silvina con el agua de Bolivia, la estadía en los pozos de Fabricio, María Eugenia, Nacho, junto al pozo de Erik, al pozo de Roberto, al de Rosa con Mateo y Marcos dieron de beber a mi alma, que es sedienta, que es inquita como la de Raquel…
Estaba con sed de encuentros de escucha profunda de lo sencillo y de lo cotidiano, de compartir la mesa, la misa, de conocer vuelos que sorprenden, porque transforman, porque hacen sentir de verdad en cuerpo y alma: lo que se es, lo que se busca, por qué se es y por que se busca. Pero lo más lindo es saber para qué se es, y para que se busca. Para quienes se es y para quienes se busca. Que se busca…¿Y ell@s quienes son? ¿Qué buscan?
Sin saber estas preguntas el encuentro dio las respuestas, porque desde adentro todo se compartió, se hizo comunión. Se palpó, se dio a saber.
Como dice Roberto estaba el "Reino de Dios" que es el pozo de agua más profundo…
Entonces la vida con tanta agua compartida es una maravilla, es grandioso vivir así. Todos con agua y todos la comparten. Todos la dan y todos la reciben como lo hacen los hermanos que aman la tierra, los hijos, la libertad. Esos que buscan y habitan la tierra sin mal. Y que fueron grandes partícipes en este encuentro. Sin duda tenemos mucho por andar…
Gracias a Dios viviremos encontrando y encontrados eternamente... Pues somos sus hijos y por ende somos hermanos. María Noble " Michin"
No hay comentarios:
Publicar un comentario