sábado, 12 de julio de 2014

EN TIERRA SANTA… LAGUNAZO DE VACACIONES DE JULIO

 
...Gonzalo nos contaba que su primer encuentro con “los Colibríes” fue por medio de este blog. Y que algo que lo atrajo fue la presencia de Carlos de Foucald. Del cual recordamos su martirio el 1 de diciembre día en que nació esta experiencia grupal en Bolivia el 2003.
Justamente el sábado en el encuentro de la Laguna al llegar a la celebración pasada las cuatro de la tarde recordábamos al amigo Carlos.

    En su camino de búsqueda, probando muchas cosas, que según las miradas podríamos llamar buenas, malas y horrendas… Después de algunos encuentros con el Jesús presente en los más empobrecidos y alejados en el desierto del Sahara que le movilizaron su existencia y de experimentar con muchas lágrimas la infinita misericordia de Dios, decidió dedicar su vida a “seguir los pasos de este nuevo amigo”.

     Siendo un hombre “radical” creyó que estar con Jesús era vestir, comer y trabajar como Él, en las ciudades y campos donde El había andado. Entonces se fue a vivir a Palestina llamada Tierra Santa. Con el tiempo “el espíritu” le hizo comprender que el seguimiento estaba basado en “buscar escuchar y realizar la voluntad del padre en bien de un mundo mejor”…
Al entrar a la capilla Estela Maris del lago mi piel, mi pensamiento, mi corazón percibían un clima de estar en un lugar sagrado. De los silencios brotaban palabras sencillas y autenticas.
Cada cual presentándose en verdad. Los diferentes colores de vida, de perdidas, de alegrías, dolores, fecundidad, de esperanza se tejían en el centro del círculo de los presentes. Algunos se veían por primera vez. Otros ya se conocían, sin conocer algunas de estas verdades. Veníamos dispuesto a “ser amigos del tiempo”, por lo tanto había tiempo para hablar siendo escuchado por todos.

    La coordinación de la celebración y las palabras de Diego, acompañadas de Marta, Rossina y Erik que nos impulsaban a cantar,  creaba una mística incontable…
Reitero, que creemos que el seguimiento de Jesús, su presencia no es algo que nos evade de la vida, sino que le da autenticidad.
    Y ese momento de “fe” de presencia en el pan y vino, seguido del Padre Nuestro, los abrazos profundos de la Paz, y la acción de gracia… Tan adentro de la vivencia estábamos todos, que nadie se acordó de sacar alguna foto.

    El tiempo seguía amenazante, los relámpagos daban señales por las ventanas, pero como es costumbre de los laguneros “había que transformar el altar en mesa”. Milagrosamente aparecieron empanadas, torta fritas, bizcochos, piza… y  bebida guaraná.
Las sonrisas se entrecruzaban en ruedas de dos o tres, que cambiaban a su tiempo. Los temas de la realidad política, eclesial, deportiva fueron la sobre mesa de la merienda. Con el condimento de que a veces falta: “hablar de nosotros mismo”.
Jesús vino para todos, y los más sencillos fueron los que más lo comprendieron. Por eso siempre hay que dar una mirada a los niños ¿Cómo lo viven?... y aquí estaban contentos en familia grande.
También es de resaltar la presencia de un joven alumbrador, de un policía y otro del ejército retirados, de amas de casa, de adolescentes de 15 años, cortadores de césped, profesionales de la salud, de la educación, de Internet, trabajadores públicos y sociales… todos unidos en la misma celebración.

    Si Olvidar a los medios, como son los celulares, que permitieron en plena misa hacer presente los saludos de Joaquín desde Croacia, si desde allá del otro lado del mundo; Numila desde resistencia Argentina… y todos los y las otras que por medio de la oración estábamos en comunión.
La noche seguía iluminada por los relámpagos y llego la hora de volver a la casa común. Confieso que no vi cena… “no solo de pan vive el hombre” y hay veces que hay tanto pan a su vez tanto vació
Seguramente en los hogares de los que participaran de la Laguna, de rio Branco habría comentarios, silencios, recuerdos… agradecidos al Dios del encuentro y del tiempo. Por casa los dieciséis  en una misma larga mesa jugaban a juegos de mesa, cartas, con guitarreada de fondo y mate. Sin faltar la continuidad de los diálogos grupales con algunos más personales en el alero de la casa.

   Ahí por las once de la noche, con un día “rico en tiempo en encuentros”, llego la hora de la oración: las fotos del día. Disculpen si no concordamos con alguno y no acepta esta liturgia sencillamente existencial. Nos afirmamos “que es de Dios”, porque todos pueden participar, desde los niños hasta los que se sienten más o menos alejados de Jesús.

    El recoger el día no podía ser muy diferente del día vivido. Las risas y lágrimas tuvieron su lugar acompañadas de palabras entrecortadas y silencios muy respectados. Es maravilloso enriquecerse con las diferentes miradas de un mismo hecho. Es de gran alimento espiritual “escuchar al otro desde como lo vivió por dentro”.

    Sin ningún elemento “mágico” lo extraordinario es los pequeños detalles del momento que movilizan la historia de cada uno y nos da esperanza del misterioso mañana.
  

    Como es costumbre la libertad es también en los horarios, algunos ya dormían, otros aquí termino su día y otros matearon un poco más. A la mañana desde la seis en delante ya  unos en viaje, y seis y treinta la caldera calentando agua ya con la yerba hinchando.
Dicen que después cada cual al otro día a su hora, vio el sol. Los mandaderos y cocineros con delantal sacerdotal. Otros a caminar por el balneario, fotografiando a las gaviotas y a la bandada. Siempre están esos que sin decir nada limpian los baños, se encargan de la basura, bailan con la escoba… todo en clima de encuentro con tiempo y autenticidad.

    Y llego un nuevo mediodía. Domingo de arroz con salchicha y los fideos del día anterior. Excelente menú para pájaros que están “prontos a la llegada de la suave briza y emprender vuelo”. Y así fue que en quince en media hora todos aceptaron de hacer caravana hacia una de las poblaciones más pequeñas del campo: Poblado Uruguay. Sera parte de nuestra III narración, buscando la comunión con los del lugar, con los alejados con ustedes que nos encontramos por este medio…
Nacho
En el día del padre rezamos junto con Carlos de Foucald:
Padre mío,
me abandono a ti,
Haz de mi lo que quieras.
Lo que hagas de mi te lo agradezco,
estoy dispuesto a todo, lo acepto todo.
Con tal que tu voluntad se haga en mi,
y en todas tus criaturas,
 no deseo nada mas, Dios mío.
Pongo mi vida en tus manos.
Te la doy, Dios mío, con todo el amor de mi corazón,
Porque te amo,
 y porque para mi amarte es darme,
 entregarme en Tus manos sin medida,
 con infinita confianza,

porque Tu eres mi Padre.

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