martes, 22 de julio de 2014

Un poco del lagunazo y el encuentro...


     La gente de la laguna me fascinó, me hicieron sentir querida, y qué lindo que es sentirse querido Nacho, esta gente de la sencillez de todo hizo que pudiéramos sentirnos como en casa... porque estábamos en casa...
     Al llegar, Romina, Waldir y Carmen nos esperaron con el almuerzo, la casa limpia, un abrazo y una sonrisa de bienvenida... y vos nacho colibrí también estabas vos...
     Me dispuse a lavar la loza con la ayuda de Viky y Romina, dos adolescentes de la misma edad con historias y vidas diferentes pero con una cosa en común el amor a Jesús y que a pesar de las diferencias era más lo que tenían en común que la que las separaban y esas diferencias acercan... ¡Qué bien que me sentí escuchando y participando de la conversación!..... y pensar que a pesar de que las doblo en edad yo también tengo muchas cosas en común con ellas, las dos me hicieron acordar a mí con 15 años menos.... 
    Luego el picadito en el fondo, liderado por Martín, acompañado de Gonzalo y Marta que se mojó más de una vez por ir a buscar la pelota... 
    La llegada del novio de Romina, (no recuerdo el nombre ¿Gastón?, con su sencillez y sus bombachas guachas y ojitos curiosos, observando cauteloso..
    La llegada de Rufina que a pesar de tener su muñeca dolorida y igual se hizo el tiempo y encontró la forma de llegar para compartir. 
    La caminata por la laguna con Victor C. como fotógrafo oficial... todos riendo, bromeando, Leo llevando a Juan Pablo en sus hombros, disfrutando la ternura con una sonrisa cada uno en su cara...
       Todos encuentros uno tras otro, la celebración en la parroquia, el peluquero Viroga que llegó en bicicleta, me hizo acordar a mi tío abuelo, que vivía cuando yo era niña vivía en Melilla (zona rural de Montevideo) y cada tanto se aparecía pedalendo por Mendoza a visitar a mi abuela, su hermana....
El matrimonio que se fue hace una año a vive allí apostando a transitar con tranquilidad esta nueva etapa en sus vidas. Ella me dijo en un momento que no entendía mucho "esto de los colibriés", me quedé pensando en eso.... no supe que contestarle y le dije la verdad..."no te preocupes, yo tampoco entiendo mucho, pero están buenos los encuentros". Fue lo que me salió, ahora con los días entiendo que ser un colibrí es desear el vuelo, el amor para los otros y disfrutar del encuentro con el otro en lo sencillo, en los humildes en la cotidianidad de la vida.... eso entre otras cosas, así me sentí yo en la laguna disfrutando del encuentro, encontrando a Dios en lo sencillo y en el amor que le pone la gente sencilla a la vida, al día a día....
    Estos encuentros son alimentos para el alma, y hablando de alimento  no quiero dejar de recordar a Celia, y la rica piza que compartió con nosotros después de la celebración.  También a su esposo Daniel y su hijo Gustavo, que a apuesta al estudio para tener un futuro mejor y estar más cerca de sus hijos.
    En ese compartir también hubo momento para encontrarnos con Erik, Leo, Victor, Marta y hablar de sus expectativas para el viaje... También con Daniela y con Flor. Eso estuvo bueno porque a pesar de ya habernos cruzado en otros encuentros en Montevideo, pudimos intercambiar más en el encuentro más cercano, con tiempo, "el tener tiempo permite esas cosas", eso tan importante por lo que apostamos...
    Luego de regreso a nuestra guarida tuve la oportunidad de compartir con Marta sus impresiones y expectativas sobre su vuelo y el esperado encuentro con Numila que también estuvo presente desde Resistencia.... 
    Más tarde hubo lugar para el encuentro desde el juego, el canto, la risa, el baile... las fotos del festejo del cumple de 15 de Romina... Las fotos lo dicen todo.... las sonrisas afloraron y no quedó tiempo para compartir la foto del día.
Las fotos lo dicen todo,
allí se respiraba felicidad, amor, 
se respiraba la presencia de Jesús en los cotidiano...
Sylvina

No hay comentarios:

Publicar un comentario