La gente de la laguna me fascinó, me hicieron sentir querida, y
qué lindo que es sentirse querido Nacho, esta gente de la sencillez de todo hizo
que pudiéramos sentirnos como en casa... porque estábamos en casa...
Al llegar, Romina, Waldir y Carmen nos esperaron con el
almuerzo, la casa limpia, un abrazo y una sonrisa de bienvenida... y vos nacho
colibrí también estabas vos...
Me dispuse a lavar la loza con la ayuda de Viky y Romina, dos adolescentes
de la misma edad con historias y vidas diferentes pero con una cosa en común el
amor a Jesús y que a pesar de las diferencias era más lo que tenían en común que
la que las separaban y esas diferencias acercan... ¡Qué bien que me sentí
escuchando y participando de la conversación!..... y pensar que a pesar de que
las doblo en edad yo también tengo muchas cosas en común con ellas, las dos me
hicieron acordar a mí con 15 años menos....
Luego el picadito en el fondo, liderado por Martín, acompañado de Gonzalo y
Marta que se mojó más de una vez por ir a buscar la pelota...
La llegada del novio de Romina, (no recuerdo el nombre ¿Gastón?, con su
sencillez y sus bombachas guachas y ojitos curiosos, observando
cauteloso..
La llegada de Rufina que a pesar de tener su muñeca dolorida y igual se
hizo el tiempo y encontró la forma de llegar para compartir.
La caminata por la laguna con Victor C. como fotógrafo oficial... todos
riendo, bromeando, Leo llevando a Juan Pablo en sus hombros, disfrutando la
ternura con una sonrisa cada uno en su cara...
Todos encuentros uno tras otro, la celebración en la parroquia, el
peluquero Viroga que llegó en bicicleta, me hizo acordar a mi tío abuelo, que vivía
cuando yo era niña vivía en Melilla (zona rural de Montevideo) y cada tanto se
aparecía pedalendo por Mendoza a visitar a mi abuela, su hermana....
El matrimonio que se fue hace una año a vive allí apostando a transitar con
tranquilidad esta nueva etapa en sus vidas. Ella me dijo en un momento que no
entendía mucho "esto de los colibriés", me quedé pensando en eso.... no supe que
contestarle y le dije la verdad..."no te preocupes, yo tampoco entiendo mucho,
pero están buenos los encuentros". Fue lo que me salió, ahora con los días
entiendo que ser un colibrí es desear el vuelo, el amor para los otros y
disfrutar del encuentro con el otro en lo sencillo, en los humildes en la
cotidianidad de la vida.... eso entre otras cosas, así me sentí yo en la laguna
disfrutando del encuentro, encontrando a Dios en lo sencillo y en el amor que le
pone la gente sencilla a la vida, al día a día....
Estos encuentros son alimentos para el alma, y hablando de alimento no
quiero dejar de recordar a Celia, y la rica piza que compartió con nosotros
después de la celebración. También a su esposo Daniel y su hijo Gustavo, que a apuesta al
estudio para tener un futuro mejor y estar más cerca de sus hijos.
En ese compartir también hubo momento para encontrarnos con Erik, Leo,
Victor, Marta y hablar de sus expectativas para el viaje... También con Daniela
y con Flor. Eso estuvo bueno porque a pesar de ya habernos cruzado en otros
encuentros en Montevideo, pudimos intercambiar más en el encuentro más cercano,
con tiempo, "el tener tiempo permite esas cosas", eso tan importante por lo que
apostamos...
Luego de regreso a nuestra guarida tuve la oportunidad de compartir con
Marta sus impresiones y expectativas sobre su vuelo y el esperado encuentro con
Numila que también estuvo presente desde Resistencia....
Más tarde hubo lugar para el encuentro desde el juego, el canto, la risa,
el baile... las fotos del festejo del cumple de 15 de Romina... Las fotos lo
dicen todo.... las sonrisas afloraron y no quedó tiempo para compartir la foto
del día.
Las fotos lo dicen todo,
allí se respiraba felicidad, amor,
se respiraba la
presencia de Jesús en los cotidiano...
Sylvina
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