jueves, 31 de julio de 2014

"Ustedes denles de comer". organicensen y compartan lo que son y lo que tienen. Jesús

Así como cada uno de nosotros recuerda a sus amigos y sus  juegos de niño, seguramente Jesús y su primo Juan también lo recordarían. Me pregunto- ¿cómo habrá sido la despedida de estos dos amigos cuando Juan se aparta de la aldea, dejándolo todo para irse a vivir al desierto?
Y el rencuentro de ambos cuando Jesús se acerca al río Jordán pidiendo ser bautizado por su primo. Sin duda que dentro de Juan, ya conocido como el Bautista, se movieron los sentimientos más diversos, cuando comenzó a escuchar las palabras y signos que Jesús realizaba como predicador itinerante. 
Algo curioso es que Jesús no eligió a su primo para formar su comunidad misionera. Juan como verdadero profeta se enfrentó al poder del imperio y fue encarcelado. En ese tiempo de soledad, en vísperas de su muerte, mandó llamar a Jesús que había hecho algunos milagros… y su amigo no fue. ¿Qué sentiríamos nosotros en el lugar de Juan?
Jesús siempre tuvo claro 
que su misión era cumplir la voluntad de su Padre. 
Esto lo hizo muy libre en su actuar y decir. 
Los familiares y compañeros no siempre lo entendieron. 
El texto bíblico de este fin de semana dice “ que al enterarse Jesús de la muerte de Juan se alejó en una barca a un lugar desértico para estar a solas… Pero lo supo la gente y  lo siguieron… Cuando Jesús vio la muchedumbre se compadeció de ellos y se puso a sanar a los enfermos… Al atardecer sus discípulos se comenzaron a preocupar por la comida y le dijeron que despidiera a la multitud para que fueran a la ciudad a comprar comida… Pero Jesús les dijo que no era necesario que se fueran, ustedes denles de comer. Ellos sorprendidos dijeron que solo tenían más que cinco panes y dos peces. Jesús se los pidió, ordeno a la multitud, bendijo los alimentos y les ordenó que los repartieran… Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastos. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres sin contar a las mujeres y los niños." (Mateo 14, 13-21)
En nuestros días en todas partes hay personas que buscan “un milagro”. Algunos han fortalecido su fe cuando fueron testigos de algo bueno sin explicación. Muchos se han decepcionado de Dios cuando la muerte de un ser querido.  

En estos días hay un grupo de amigos que fueron a misionar a Bolivia. En los encuentros con los Guaraníes y Criollos se ha multiplicado la alegría, la ternura, el servicio, los alimentos y la fe. En nuestra parroquia al recibir esta semana a los misioneros Españoles se ha desbordado la solidaridad.
Creo que desde el principio, hoy y siempre, el seguimiento de Jesús tendrá algunos signos de curación. Pero lo central de su mensaje y de su amor es la “misericordia infinita liberadora 
 sanadora que conduce 
a la organización justa y solidaria. 
Jesús no pudo responder a las necesidades de su amigo Juan, tampoco pudo retirarse a hacer duelo por él. Jesús si atendió a los que lo siguieron, los hizo organizarse en grupos y cuando cada cual comparte sus panes materiales y sus dones poniéndolos para el bien común se da el verdadero milagro de la abundancia fraterna que complace los hambres de todos.
Nacho 

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