Primero el sábado 31 por la
mañana en “El Pastito” en el “Retiro de Colibríes”. Retiro
de hombres y mujeres que seguimos buscando a Dios en todo lo que
hacemos. Personas simples y sencillas pero comprometidas con el , en
lo más grande y en lo más pequeño, cada uno a su manera, cada uno
desde su propia realidad.
Tuve que ir sólo porque mi
esposa -Rossina- se quedó en casa con nuestro hijo que estaba con
los malestares propios de los niños pequeños en invierno, en días
de humedad y lluvia. Pero no Fui tan sólo porque la traje conmigo a
la ronda de compartir la vida, lo que soy, lo que busco, lo que Dios
me pone en frente y como es mi compañera, allí estuvimos juntos.
Todos la extrañaron y eso me puso orgulloso. Dios ha sido detallista
conmigo al ponerme al lado un mujer tan buena y hermosa, tan buena
esposa y madre. Juan Pablo es feliz por la mamá que tiene...
Tampoco fui solo porque llevaba
conmigo (que en realidad me llevaba él en su auto) a un nuevo
colibrí, Gonzalo, conocido en algún vuelo de semana Santa. Un
colibrí hermano, que vuela con dos hijos pequeños (10 y 15 años)
ya que su esposa hoy los mira desde el cielo. Este colibrí también
quiere volar a otras tierras como misionero, pero doy fe que es un
gran misionero en la vida diaria. Allí fue y por primera vez veía
la cara de los que leyó en las “Memorias de Colibrí” que le
regalé hace un tiempo. Fue lindo verlo entre nosotros.
En el retiro, guiados por el
Espíritu y la lectura bíblica, nos hicimos “uno” entre todos y
compartimos los que somos...es tán hermoso ser lo que queremos ser!!
y pienso en tanta gente que quisiera vivir lo mismo...allí rezamos,
allí contamos nuestras idas y venidas al Chaco boliviano como “lugar
y tiempo de liberación” y por ende de salvación. Parafraseando
palabras de Nacho, y agregándole alguna mía: “Bolivia es para
nosotros un lugar de liberación, la toma de conciencia de lo
atrapados que estamos en este mundo a las cosas materiales,
prejuicios, y tantas otras cosas que no nos dejan ser libres...”
A la tarde del sábado, ya en
familia, nos fuimos a participar de un oratorio en la ciudad de Las
Piedras, Canelones, junto a una familia, “los Rossi”, que
organiza allí en una capilla una tarde de juegos, danzas, merienda,
para los chicos del barrio. Madre, padre e hijos, se ven felices
llevando a cargo esa hermosa tarea de generar espacios para el
encuentro con Dios desde la misma realidad de los niños. También
los ayudan a conocer a Dios, los prepararan para los sacramentos, los
apoyan en todo y, lo más importante, le regalan su disposición, su
tiempo, su amor. ¡¡¡Hermoso testimonio!!! Como fieles hijos de Don
Bosco...Allí vuelvo a ver a mi esposa en su “habitat” natural:
animando, jugando con niños, disfrutando y contagiándose de la
inocencia que tienen. Allí Rossina es Rossina...
Luego nos fuimos a la casa de
“los Rossi”...donde pasamos un rato hermoso...jugamos al Ping
Pong, degustamos pan casero, charlamos, comimos unas pizzas
exquisitas y allí la vida de Dios se respira en el aire. Aclaro que
“los Rossi” son 8: mamá y papá, y 6 hermanos (dos nenas y
cuatro varones), el menor de 16, y el mayor de 24. Son un hermoso
testimonio de familia cristiana...simpre están juntos haciendo
actividades juntos. También fueron un regalo de Pascua ya que los
conocimos en semana Santa. Ojalá podamos aprender como familias de
ellos.
El domingo...día de elecciones
internas. Junto a este compromiso teníamos también la primera
convocatoria de “Familias Misioneras”, un nuevo espacio dentro de
las Obras Misonales Pontificias, donde nos encontramos cuatro
familias para concoernos, compartir experiencias acerca de la misión
y comenzar a pensar juntos algunas acciones para seguir caminando
por un sendero poco trillado. Queremos que muchas familias se animen
a ser misioneros, pero no sólo ad gentes, sino en su barrio, en su
lugar. Fue un encuentro lindo donde también nos reunió el Señor
alrededor de la Eucaristía. Le pedimos a él que nos guíe por donde
quiera llevar esta nuestra disposición familiar de ser misioneros.
Y así terminábamos el
finde...cansados per felices de ser Hijos de Dios, llamados a caminar
como pueblo en donde haya que hacerlo. Sí, desde lo que somos pero
sabiendo que si él está somos muchos y somos fuertes.
Diego Pereira.
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