miércoles, 25 de junio de 2014

La Vida es la andanza del gran río... ahora nos convoca el lago Merín

¿Qué es la vida? 
       Ésta era la pregunta central de aquel encuentro de teología indígena en el que participábamos en Bolivia. 
Los aportes desde las distintas culturas fueron compartidos y escuchados, con una muy sensata aclaración de una anciana mujer indígena:- Espero que los blancos presentes aprendan a sumar y no que quieran clasificar o eliminar alguno de los diferentes aportes…
Y entre tantos aportes uno que fue dado desde la amazonia boliviana fue este:
- La Vida es la andanza del gran río. 
Que nace muy pequeño, necesitado de otras aguas para seguir creciendo. 
Por tiempos es caudaloso, en otros serenos como un lago. 
A veces es visible y apreciado y en otros tiempos trascurre oculto por la tierra. 

Es un gran río donde algunos quieren establecerse, 
otros nadar contra corriente, 
siendo que unos van navegando en sus profundas aguas 
y otros en su superficialidad. 

Hay una gran verdad que es: 
que todo pasa, 
aunque muchas cosas pasan sin que las contemplemos
 por estar agarrados a otras que fueron. 
Los encuentros son el corazón del gran río y quizás el sentido de su existencia. 
Y quien mira con profundidad los encuentros de su propia vida
 y escucha la vida de los demás penetra en el gran misterio de la vida.

El gran río tiene aguas: azules, verdes, rojas, negras… más dulces o saladas. El gran sol que sale para todas, a todas las eleva y a todas las hace lluvia en algún lugar. La aceptación de la diversidad, su valorización es fundamental para existir en lo real. La tendencia del mal es apartarse, enfrenándose o excluyendo. 

Un anciano es aquel que reconoce su lugar, apreciando el lugar del otro, sintiéndose parte de este mismo río, de este mismo destino, que tiene un final ya determinado. Donde tenemos la plena libertad de elegir “como navegar en Él”… con la diversidad o armando rancho aparte…

Dentro de la diversidad de vida y en cada vida misma, hay elementos más débiles y otros más fuertes. Cada vida tiene sus formas y aromas, no todos con la posibilidad de dar los mismos frutos. Y con el tiempo aprendemos que lo que parecía débil era fundamental y que las fortalezas también pasan con el tiempo.

El gran río nos invita a ser amigos del tiempo, y los abuelos que han aprendido a ir cada día en búsqueda de leña, de alimento, agradecen al espíritu dueño del monte, montaña o río. Esas mismas abuelas que pasaron años en vuelta de un patio de una cocina con el espíritu de servir, a hijos, nietos y visitas. Esos viejos son los que saben pasar horas junto al fuego mirando como la leña se quema para dar calor, desapareciendo de la vista y siendo energía en otra vida…

Buscando profundizar nuestra amistad con el tiempo, cada tanto como grupo buscamos un rato, un día un fin de semana… de lago, donde nos detenemos para encontrarnos. Las expectativas siempre son distintas en la previa, porque las aguas son muy diferentes. Nunca han faltado los desacuerdos, porque solo se puede estar totalmente de acuerdo con un doble inexistente… 

Si bien nunca pasamos de ser un pequeño grupo que cabe a la vuelta de la misma mesa, alguna vez con mesa grande y otras veces con mesa chica, siempre decimos que somos más de los que somos, porque cada uno trae saludos, presencias de otros que están desde otros lados del mismo río. Siempre hay alguno que pone el sabor nuevo, además de que cada uno de los viejos que ya no es el mismo y esto hace que cada encuentro sea único y nuevo.

Los lugares y el clima son muy influyentes, casi siempre buscamos alguna periferia donde es más fácil encontrarnos de corazón abierto. El verano nos ha invitado desde hace unos años a encontrarnos en el campamento más largo, que para unos es de una semana y para otros es de un buen rato. El invierno inspira a alguno que larga una “loca” propuesta en la madrugada o viajando lejos y ahí nos descubrimos una vez más en el mismo gran río unos cuantos más diciendo voy…

Todas, todos invitados a este encuentro de Invierno en el Lago Merín, que tiene como hora fijada encontrarnos el sábado 5 de Julio en la capilla Stella Maris, con forma de barco, para hacer un alto. Para seguir navegando en búsqueda de quien nos busca y convoca de tan diferentes maneras, para aportar alguito en la construcción de otro mundo posible, una tierra con menos mal y más encuentro, con un mejor vivir bien para todos, donde los más infelices sean los más privilegiados…

Juan Antonio nos anticipó la foto del Lago en pleno invierno, la del afiche, Daniel ya cortó el pasto con Gustavo, Alejandro apronta la Tv, para ver la película que traen ¿Cuánto sale hacer un ojal?, para lo cual la comunidad de Laguneros, fijó las 16 hs para el primer encuentro ese mismo sábado… lo demás se va haciendo camino al andar. Rufina y Romina junto a Carmen y Waldir son los riobranquences que piensen en la estufa y en la casa. Socorrito y Hugo desean estar presente al igual que Santiago y sus padres, seguro que con alguien más de Melo.  Desde Brasil vienen los amigos y amigas de Yaguarón. Todos sumándonos a los de Dolores, Montevideo, Florida, Artigas, Mercedes y quizás de algún departamento más. 

Siempre en este navegar juntos tan costoso y doloroso para nuestras programaciones internas, todo está abierto al cambio ya que ese día a esa hora son los cuartos de finales del mundial de fútbol y si coincide que juegue “la celeste” sería un gran regalo cambiar todo. Sin olvidar que la convocatoria nació con un primer deseo que junto a otros lo realizaremos: celebrar él envió de los colibríes que van hasta Argentina y los que siguen hasta Bolivia para seguir tejiéndonos en esta Patria Grande como lo soñó Artigas, unidos sin gobierno central. 


Tenemos bien claro que cuando lleguemos a otro lugar “lo primero que nos preguntarán será por los otros” y por eso es bueno encontrarnos para viajar todos juntos en el corazón de los que van. Qué lindo saber que hay otras y otros que por allá por el norte Argentino, por el Chaco Boliviano esperan a todos los que vamos. Y qué lindo que “habrán amigos de los amigos que hoy todavía no se conocen, que se harán amigos entre sí”… por eso para agosto o septiembre seguramente alguien convocará para escuchar a los que regresan, llenos de fotos, abrazos, anécdotas y silencios… para seguirnos acompañando en la búsqueda… en este ser llevado por el gran río, a veces con algunas certezas, en compañía o soledad, a veces nadando nada más, siempre hacía adelante…
Nacho

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