Y salió vuelo Colibrí…!
Tal vez porque el
que está buscando encuentra al que también busca, tal vez porque
Dios sabe de nuestra necesidad de caminar juntos…tal vez porque la
llama encendida pide no apagarse nunca... Y cómo de búsqueda venía
la cosa, la semana anterior a Semana Santa estaba buscando en
internet artículos relacionados con escritos de Amerindia y así
descubrí el Blog de Colibrí Tumpa. Interesante al principio
descubrir ése espíritu misionero y esa filosofía de vivir “en
búsqueda”, dos de los pilares que movilizan mi vida….y más
interesante aún ver al final la mención sobre la fundación del
grupo misionero itinerante el día de Carlos de Foucauld, a cuya
fraternidad secular pertenezco…demasiadas coincidencias?. No
encontré una dirección ni teléfono de contacto, así que
simplemente lo dejé marcado para seguir leyendo y “buscando” su
mensaje para más adelante.
Semana Santa llegó y con ello la misión al
Uruguay profundo junto con Talleres Don Bosco: la zona rural de
Chileno Chico en el Dpto de Durazno, donde vamos desde ya hace un par
de años. Y allí el gran regalo de Pascuas: conocía a Rossina de
Talleres pero nunca habíamos pasado más allá del saludo. Pero
ahora no sólo tuvimos tiempo de compartir juntos, sino que además
conocí a su familia: Diego y Juan Pablo. Entre medio de las charlas
y la convivencia de la misión surgió la pregunta sobre el interés
misionero y los ambientes frecuentados…y descubrimos a Colibrí, no
sin sorpresa al saber que ellos integraban ése grupo al cual una
semana antes había descubierto x su blog…. demasiadas
coincidencias?
Pero además, teníamos amigos en común en esto de
ir compartiendo la búsqueda interior de Dios en medio del camino que
“se va haciendo al andar”…o, para el caso, en medio de vuelos
cortos y largos del vivir colibrí.
Conocernos, querernos, compartir ideales,
frustraciones, viajes, sueños y vuelos ya fue una sola cosa entre
ambas familias…porque cuando descubris un compañero de vuelo
pareciera que el camino se va despejando y los obstáculos perdiendo
rigidez….
El retiro terminó de imprimir las ganas de volar.
Conocer a otros de la bandada y al mburuvichá Nacho fue una
delicadez de esas que cada tanto Dios nos tiene preparadas, como para
asegurarnos: estoy contigo, no importa qué, estoy contigo…”no es
tan difícil, que aprendas a volar”
Gonzalo, y flia.
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