NOS HICIERON FLORECER LO BUENO QUE SOMOS
Partieron los misioneros Españoles que estuvieron encontrándose con nuestra
gente de la ciudad y del campo. María Ángeles, Chacha, Maite, Isabel, Jesús,
Andrés, Pablo y el padre Enrique acompañados de Beto nuestro Obispo. Nos
acompañaron a “compartir lo mejor de nosotros mismos”.
Tanto en lo previo, como en la II SEMANA DE
ESPIRITUALIDAD, las distintas comunidades parroquiales y la gente en general,
florecimos y dimos muy buenos frutos de acogida a los visitantes.
Desde la prensa radial, televisiva e internet, hasta
comerciantes y comunarios, nos presentamos
disponibles. Responsabilizándonos cada cual en lo suyo para que todo saliera de
la mejor manera posible. Las entrevistas y comunicados posibilitaron que toda
la población de Río Branco, Dragón, Poblado Uruguay, Lago Merín, Sarandí de Barceló, el campo y otras poblaciones más lejanas
pudieran participar. Pequeños servicios de limpieza, cocina, canto, baile,
reflexión, presencia, oración… se sumaron haciendo el gran milagro de una
profunda y marcantes semana para muchos.
En palabra y fotos intentamos comunicar por este medio, lo
vivido. Para seguir disfrutando de “todo lo bueno que juntos hemos realizado”.
Que según nuestra “fe”, todo el bien viene de Dios y es signo de su presencia
entre nosotros aunque no se lo nombre. Por lo tanto toda actitud, actividad y
palabra que aporte al bien común es bendecida por Dios. Y todo lo que es
realmente bueno para el ser humano lo pone contento a Dios.
En la previa tanto para los que venían y los que
recibíamos hubo esfuerzo de preparación y oración. Como en todo lo humano se
superarnos dificultades y sumamos distintas miradas. Las invitaciones, el
alojamiento, la alimentación, los viajes, los contenidos, los espacios… fueron
preparado con sencillez y gran cariño. Visitantes y locatarios nos movimos con
medios “comunes” sin grandes gastos. Todo se fue logrando con fe en quien
consideramos la causa primera: Jesús. Sin faltar esos pequeños detalles que
hacen la diferencia cuando las cosas simples se hacen con gratuidad y amor.
Siendo fieles a las palabras de Jesús de invitarnos a ir a
las periferias para encontrarnos con Él,
iniciamos los encuentros en el barrio Cirilo Olivera, en la capilla Mártires
Latinoamericanos. Celebramos la eucaristía, seguida de una merienda con tortas
fritas, mate y café. Para ayudarlos a encarnarse en nuestra historia vimos
juntos la película “La Redota”. Marcando desde
el comienzo ese deseo de relacionarnos como decía José Gervasio Artigas, de
manera que “nadie sea más que nadie”.
El viernes por la mañana el colegio Santa Ángela nos
recibió con cantos y misa. Sin olvidar los almuerzos de estos días en barrio
Artigas preparados por dos familias con la colaboración de muchos. Por la tarde
nos encontramos con la comunidad la Inmaculada y el consejo parroquial para
ajustar detalles de la misión. Continuando con la merienda, viendo la película
“Don Bosco”. Donde desde aquella época algunos poderes excluían, usaban y
condenaban a los adolescentes y jóvenes de familias pobres. Y este hombre junto
a su equipo pastoral y social se transforma en
santo al ponerse en defensa de los condenados.
El sábado, salimos de la ciudad, nos esperaban en
Sarandí de Barceló. La comunidad “Sagrado
Corazón de María” del lugar nos recibió con cordero y chorizo a las brazas.
Acompañado de ensalada y dulces de postres. Sin faltar el juego de la taba y el
baile criollo. Todo celebrado en el galpón en una misa de presentación a los que
se preparan para recibir la primera comunión. En Mevir también hubo misa y
merienda con saladitos y torta.
El Domingo por la mañana en el templo de la Inmaculada y
el de San José obrero, celebramos misa en particular por familias que despedían
a un ser querido. Al mediodía en dos grupos unos almorzamos en Poblado Uruguay
bajo agua, pescado en casa de Fany junto a su familia. Las calles estaban casi
intransitables, pero igual celebramos una misa en nombre de todos. Y otros nos
trasladamos a Dragón a la mesa de Gladys y el
Negro. Donde la fe de la gente del pueblo y de las arroceras lejanas en la
virgencita María, acompañó a la celebración de
bautismo y chocolate con el templo lleno.
Desde el lunes al viernes se realizaron los encuentros en las comunidades de Lago Merín, San José obrero, Inmaculada y Mevir. Reflexiones y oraciones que nos ayudaron a encontrarnos con Dios y entre nosotros. Unas cuantas familias prepararon a sus hijos e ahijados para el sacramento del Bautismo. Entre ellos unos cuantos adolescentes, jóvenes y adultos. La facilidad de horarios y lugares permitió que día a día se fueran sumando los participantes con un promedio de ciento cincuenta en cada jornada.
El martes a la mañana nos recibió el colegio las
Mercedes. Celebramos una emotiva y participativa
misa con los alumnos de cuarto, quinto y sexto. Teniendo un almuerzo fraterno
con las educadoras. Haciendo una visita a los liceales por la tarde. También en
esta semana los misioneros fueron recibidos al mediodía en casas de familias. En
todas sobró el alimento y faltó el tiempo para compartir saberes, pérdidas, logros y
búsquedas de aquí y de allá. Conocieron nuestras
goteras rezando por ellas. Disfrutaron de nuestras luces. Teniendo claro que fue
también una experiencia profunda de amor para las visitas, que siendo seres
humanos como nosotros tienen sus heridas, cruces y dones.
El sábado nos reunimos con representantes de las ocho
comunidades, algunos haciendo un esfuerzo grande para venir desde lejos, en la
acogedora comunidad de San José Obrero. Comenzamos experimentando el perdón de
Dios en los sacramentos de la confesión y de la eucaristía. La palabra Bíblica
nos confirmaba que estábamos en camino cuando “nos encontramos con los de otra
orilla” Los que cruzaron el océano fueron instrumentos de Dios para que se
realizara el milagro de hacer Florecer lo bueno que somos. La multiplicación de
los panes y peces en el almuerzo fueron otro signo. Coronado por el canto, danza
y el broche de oro de la presentación de “Los Horneros”, recién llegados del
mundial de danza realizado en Brasil. Evaluamos
la misión como una experiencia solidaria, formativa y orante, que sin duda fue
impulsada por el Espíritu de Dios.
A esta altura todos hemos vuelto a la vida cotidiana en
diferentes lugares, sin ser los mismos. Como dicen los jugadores de la selección
uruguaya de fútbol: Vestir una camiseta recordando que otros y nosotros
mismos hemos tenido campeonatos ganados, nos
estimula en las derrotas que siempre las habrá y nos da esperanza que podremos
volver a jugar muy buenos encuentros. La clave ya la sabemos: confianza en
nuestro director técnico, en este caso Jesús, que siempre realiza su juego en
equipo, incluyendo a los que en otras realidades están en el banco de
suplentes.
Nacho
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