jueves, 21 de agosto de 2014

DESATARSE Y DESATAR

Después de los encuentros de preparación para padres y padrinos, en estos días en las distintas comunidades estamos celebrando los Bautismos. Si bien hubo un tiempo donde algunas familias bautizaban por tradición, hoy la realidad es otra. Ha cambiado la vida de las familias, siendo muy diverso su modo de relacionarse entre sus componentes. Ha cambiado la situación económica y las posibilidades de consumo, mejorando para muchos. Los cambios sociales también se dan en las vivencias espirituales, en la relación con las diversas iglesias.

 Encontrándonos con los adultos, muchos de ellos jóvenes, que piden el bautismo para ellos, o para los niños percibimos “una fe distinta”. Quizás permanece la fe en un “Dios que cuida, protege”, pero lo distinto se da en la relación con un “Dios más libre, más alegre”. Va quedando atrás el dios que castigaba, que había que cumplirle o pagarle con promesas.
En tiempos de Jesús también había distintas imágenes de Dios. Por eso mismo Jesús quiso saber “que se esperaba de Él”, como se lo consideraba. Al preguntar a sus discípulos más cercanos, encontró distintas respuestas. Pedro acertó al decir que era: “El Mesías, el hijo del Dios vivo”. Jesús en ese momento lo constituyo “piedra de inicio de su Iglesia”. Dándole el poder de “atar o desatar”. (Mateo 16, 13 – 20)

Los distintos artistas y distintos predicadores ofrecen a un Jesús diferente. Algunos acentúan su poder, otros sus capacidades de sanar, o solucionar problemas. Incluso se llega a pedir dinero en nombre de dios, para que ese dios de lo que se le pide… También se recomienda ciertas oraciones o ritos que hacen que dios intervenga en la historia.
Nosotros entendemos que Jesús se presenta como: 
El hombre que vivió entre nosotros, como un hombre. 
Que fue llevado a la cruz por su compromiso con la verdad y la justicia.
 Siendo asesinado por los poderes opresores políticos y religiosos de la época.
 Cumpliendo la promesa de vencer la muerte. 
Revelándonos el misterio de la resurrección, la vida eterna. 
Siempre buscando realizar la Voluntad de su Padre.

Creemos que la fe sencilla de muchas personas que se acercan por bautismo, o por recordar a un ser querido fallecido, tiene mucho que ver con la fe en el Dios revelado por Jesucristo. Un Dios que asume la realidad humana. Que está entre nosotros. Que se encarna en las debilidades de los hombres. Identificándose de manera particular con los niños, los empobrecidos, los enfermos, los encarcelados, los excluidos…

Como parroquia ofrecemos los encuentros de formación previa a los sacramentos y la celebración de estos en “la comunidad”. Porque estamos convencidos  que “donde dos o tres nos reunamos en su nombre ahí estará presente”. La comunidad verdaderamente cristiana debe experimentar y cumplir el mandato de Jesús dado a su Iglesia desde el inicio “DESATAR”. Liberar a las personas, de culpas, de miedos, de dependencias, de sumisiones,  de racismos. El signo de vivir nuestro bautismo, es crecer en libertad y compromiso con la liberación de los demás. La libertad cristiana es directamente relacionada con el servicio a los más debilitados. Por consecuencia nos enfrenta a “todo poder opresor”. 
Nacho      

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