Tanto en la misa de la Inmaculada, como en la de San José Obrero se acercaron personas y familias que habían perdido un ser querido. Y quizás en la acogida comunitaria, en la predicación de Enrik, y por medio de la oración complementada con abrazos… los que llegaron sufriendo se encontraron con un Jesús presente en la comunidad, en la eucaristía que los alivio y sano.
Parte del grupo aprovecho el espacio donado por Radio Río Branco y compartieron una celebración de la palabra con todos los que escuchan y rezan en comunión con la parroquia y la Iglesia. Era lindo escuchar en el campo que unos cuantos habían participado desde sus hogares. E incluso alguno dijo “que linda estuvo la misa”. Para los que todo lo razona y para algunos teólogos esto es equivoco. Para el Dios Padre que quiere relacionarse con todos sus hijos, seguramente disfruta muchísimo y apoya todo momento de oración…
(Poblado Uruguay)
Entre medio
de nubarrones oscuros, lluvia en abundancia, nos separamos en dos grupos. Con
algo que es fundamental en la misión, integrar a los de la comunidad local. Los
que fueron a Poblado Uruguay llevaron a mi madre, a un joven y Romina. Los que
fuimos a Dragón nos acompañaron Carmen y Waldir.
El almuerzo
en lo de Fani, quedo fue recordado en las fotos del día como un signo de Dios:
en una casa sencilla de campo, una riqueza que desbordaba de atención, ternura
y comida. Movió el piso a los misioneros, los cuales binen de lugares donde se
h invertido mucho tiempo en estudio y trabajo para luego tener muchas cosas
materiales… pero en las bellas casas hay
mucha soledad o conviven individuos…
Luego ahí en Poblado Uruguay una misa pequeña ya que la comunidad en su mayoría tiene niños y no tiene vehículos como para acercarse con tanta lluvia. Pero lo que decimos siempre “donde dos o tres estemos reunidos en su nombre nos encontramos con él y rezamos por todos”.
Luego ahí en Poblado Uruguay una misa pequeña ya que la comunidad en su mayoría tiene niños y no tiene vehículos como para acercarse con tanta lluvia. Pero lo que decimos siempre “donde dos o tres estemos reunidos en su nombre nos encontramos con él y rezamos por todos”.
En Dragón la
mesa nos esperaba tendida en lo de Gladis y el Negro. Con una sobremesa de casi
dos horas, compartiendo experiencias de vida, de Dios, de aquí y de España. Lo
cual lo recogimos y se transformo en la homilía. El templo estaba lleno. Teníamos
bautismos.
La narración
bíblica nos contaba que Jesús después del asesinato de su primo Juan por parte
del poder, quería apartarse a solas para hacer el duelo. Sin embargo la
multitud los siguió y él se puso a atenderlos. Dándose después la multiplicación
de los panes. Les pedimos a los
misioneros que nos hablaran desde sus propias vidas. Maite saco de su corazón la
muerte de su hermano llamado Jesús atropellado por un vehículo con solo 32 años.
Como esa experiencia de mucho dolor, a ella y su familia los ha fortalecido en
la Fe. Los otros misioneros llamados Jesús
y Andrés compartieron su experiencia de estos días donde las comunidades
hicieron el milagro de multiplicar los peces, los panes y los abrazos. Todo lo
relacionamos con la realidad de los presentes, en su mayoría trabajadores
rurales de estancia o en el arroz. Resaltamos que ante el hambre Jesús invito a
organizarse y eso produjo el milagro de compartir, saciarse y que sobrara. Entonces
toda organización que agrupe a los trabajadores es algo querido y bendecido por
Dios…
Continuamos
con los bautismos, donde la gente sencilla expresa su fe, poniendo en manos de
Dios a sus hijos y ahijados. Seguido de un rico chocolate con torta. Es bellos
que de la mesa del altar pasemos a compartir la mesa de la fiesta juntos… en un
mundo que nos tenta al individualismo o a encerrarnos con los nuestros. Y que
paz se siente cuando se tiene una experiencia comunitaria…
Regresamos
bajo agua, incluso con granizo. Pero el sol cada tanto nos hacia una guiñada diciéndonos
que aunque no lo viéramos él estaba con nosotros. Concluimos el cuarto día
rezando con las fotos del día. Donde hoy aparecieron unas cuantas de la
convivencia entre nosotros. Es todo un signo que si no hubiésemos sido
convocados por Jesús, si no lo tuviésemos presente entre nosotros, sería casi imposible
convivir felizmente en ambientes tan sencillos donde casi todo es compartido…
siendo tan distintos y viniendo de realidades tan diferentes… Cuando otros se han apartado de Dios o han
sido excluidos por su pecado o sus pérdidas, nosotros hemos vivido y hemos
visto que “el dolor” es uno de los momentos más privilegiados para encontrarse
con el Dios del Crucificado y resucitado.
Nacho
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