martes, 29 de enero de 2013

“A veces pienso que se me olvidó algo...”






A veces me doy cuenta de que algunas cosas se desdibujan en mí o en los otros y luego retoman sus líneas o no.

Una sensación parecida a cuando tenías que hacer una o dos cosas, pero no llegaste, no fuiste, algo me distrajo en el camino, en la acción... Estaba queriendo hacer eso que hacemos los humanos todos los días, eso que ensayamos cuando el ruido de la jornada se aplaca o mientras tanto; eso que intentamos a veces o siempre y en toda circunstancia, ¿acaso sabemos qué es? ¿Tal vez ya olvidamos qué era? ¡¿Quién encenderá una luz en la orilla para volver a casa después de remar tan lejos?!

Tuve una remembranza de lo que se me perdió viendo volver a quien se le daba por muerto, bailando con los náufragos que retornaron del mar, riendo con ellos, viendo como vibran con la música y cómo se entregan al ritmo sin reservas, riendo con ellos vi una bengala que subía desde la islas de mi olvido.

Estuve intentando retomar el equilibrio para re iniciar el movimiento ese que hacemos los humanos cuando estamos inspirados y en ocasiones sin estarlo. Un pie, después el otro y seguir, ya sea en la seguridad del llano o en un hilo tendido a gran distancia del suelo. Seguir donde sea para ir donde van los humanos atravesando cualquier terreno.
Siempre buscándole el rostro al amor y el odio, al dolor y la muerte, a la alegría, la tristeza, la esperanza y la fe, siempre tratando de mirar sus manos para saber qué olvidé... Cuando lo hago veo una forma que comprendo aún entre infinitas formas, creo que en ese perfil está el conjunto de todos mis olvidos y su resumen es un nombre, mi nombre ya olvidado, el cual se ha presentado en mis oídos con un sonido, una entonación y un contenido tal, que me hace percibir claramente cuan lejos estoy de casa... y a la vez ese sonido me hace sentir en mi hogar.

Lo escuché en el momento donde se mezclan el sueño y la vigilia; ha sonado desde fuera y desde adentro a la vez, retumbó en las paredes, una vez que me distraje un instante de mi ego; vi un destello de sus letras en los ojos de alguien que me amaba; he escuchado ese nombre tan olvidado y del todo verdadero, muchas veces, sin proponérmelo, como si fuera otro quien lo pronuncia o quizás yo mismo pero desde un lugar tan remoto, que casi me parece que lo dice alguien mas...

A veces pienso que el malestar que me produce este mundo es proporcional a los caminos recorridos, pero también el amor nos hizo caminar, anduvimos tantos universos y sin embargo pienso que no fue suficiente aún, no sé si lo será alguna vez, mientras tanto no me preocupa porque mientras tanto es todo lo que tengo.

Me regalaste un canto rodado, ellos siempre me recuerdan que somos como piedritas en la orilla de un mar donde una ola nos separa y la otra nos vuelve a juntar. Te imagino en esa playa, eligiendo la piedrita correcta, y sos como un instrumento que susurra sus notas gracias al mismo viento que mueve las olas, esas olas que nos juntan un rato para saber del otro.

Nosotros que nacemos llorando porque no nos agrada un mundo diferente al materno, sin embargo nos pasamos naciendo, ensayando cómo hacer el nuevo universo un poco más habitable, siempre danzando con el viento del tiempo para dibujar la pirueta que haga de este lugar algo bello.

Nunca anduve buscando el amor, sería como buscar el aire que respiramos, no hay otra cosa que nos mantenga en pié. A veces pienso que sólo hay amor y olvido. Hoy estoy tratando de recordar y el recuerdo me manda de nuevo al presente. Acá y ahora: (el amor- el olvido).
Roberto F.

(a pedido del Pueblo, las palabras leídas por Chocho en la misa del envió a la vida cotidiana del II Campamento de Encuentro Teológico en Lago Merín. Las fotos presentan a los artistas "ensayando" las cuales dieron palabras a la hojita espiritual del fin de semana próximo:  ¿estamos ensayando para lo que es seguro que vendrá: la vejez, la soledad y la muerte?... ¿estamos ensayando para la amistad , el amor y la solidaridad?
Nacho

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