El sábado nos encontraba ansiosos. Entre la sensación de algo que termina y, a su vez, de algo que recién comienza; entre los que llegaron y se fueron antes y entre los que llegaron y se van después, entre mates y mochilas, entre abrazos y lágrimas, nos sigue inundando la misma sensación: OTRO MUNDO ES POSIBLE.
La imagen lo dice todo. Temprano nos visitaba José Carlos con su nieta y traía un regalo para Juan Pablo. Esa alegría Juan se la compartía a Nacho que llegaba de Río Branco...los brazos abiertos a la fraternidad...la sencillez del que lo espera todo de los demás y se reconoce necesitado...signos concretos del Amor de un Dios que nos hace hermanos.
Dios nos mira...y al decir de Nacho: ESTÁ CONTENTO. Eso creemos al compartir las vivencias de éstos días, lo que va quedando en el corazón. La alegría nos inunda, las voz del hermano nos interpela y anima, las manos del extraño se nos hacen amigas y nos sostienen y empujan hacia el encuentro. Abrir el corazón es necesario para poder sentir a Dios.
Luego del almuerzo conpartido con la misma profundidad de reflexión y con las carcajadas alegres, mientras unos disfrutaban el último chapuzón en la Laguna, otros preparaban la capilla para la celebración de la Eucaristía. Con la ayuda de José Antonio que acomodaba las banderas, fuimos intentando representar los distintos signos vistos en la semana: el AGUA, VELAS encendidas y apagadas, la RED, la MOCHILA, la PALABRA, MARÍA Madre del Señor, la CAMILLA y la VASIJA.
Luego del almuerzo conpartido con la misma profundidad de reflexión y con las carcajadas alegres, mientras unos disfrutaban el último chapuzón en la Laguna, otros preparaban la capilla para la celebración de la Eucaristía. Con la ayuda de José Antonio que acomodaba las banderas, fuimos intentando representar los distintos signos vistos en la semana: el AGUA, VELAS encendidas y apagadas, la RED, la MOCHILA, la PALABRA, MARÍA Madre del Señor, la CAMILLA y la VASIJA.
JESÚS presente entre su Pueblo. En la celebración nos acompañaron más de 60 personas que vinieron a compartir con nosotros. También el Párroco de Yaguarón nos acompañó y nos proclamó el Evangelio en portugués, y al final de la misa nos impartió la Bendición. José Carlos nos ayudaba a recordar el camino andado en la semana con una simple y grandiosa conclusión: El amor del Señor de derramó en nuestros corazones...y estamos felices.
Seguiremos caminando hacia donde nuestro Dios nos lleve...
Diego
Hola!Con Erik y Leo llegamos muy bien a Montevideo.Un viaje con mate y mucho comentario.El viajar un rato largo creo que es bueno para bajar las revoluciones y de a poquito ir retornando a la vida de siempre...pero teniendo claro que no somos los de siempre.Cuando uno vive cosas fuertes, de esas que hacen crecer,el alma y el corazón parece que se ponen como mas abiertos.No se si mas fuertes ,pero si mas sensibles...cosa buena!
ResponderEliminarMarta Bentancor