lunes, 21 de enero de 2013

Encuentro Teológico Laguna Merín 2013 – 8° Día


El sábado nos encontraba ansiosos. Entre la sensación de algo que termina y, a su vez, de algo que recién comienza; entre los que llegaron y se fueron antes y entre los que llegaron y se van después, entre mates y mochilas, entre abrazos y lágrimas, nos sigue inundando la misma sensación: OTRO MUNDO ES POSIBLE.

La imagen lo dice todo. Temprano nos visitaba José Carlos con su nieta y traía un regalo para Juan Pablo. Esa alegría Juan se la compartía a Nacho que llegaba de Río Branco...los brazos abiertos a la fraternidad...la sencillez del que lo espera todo de los demás y se reconoce necesitado...signos concretos del Amor de un Dios que nos hace hermanos.


Dios nos mira...y al decir de Nacho: ESTÁ CONTENTO. Eso creemos al compartir las vivencias de éstos días, lo que va quedando en el corazón. La alegría nos inunda, las voz del hermano nos interpela y anima, las manos del extraño se nos hacen amigas y nos sostienen y empujan hacia el encuentro. Abrir el corazón es necesario para poder sentir a Dios.



Luego del almuerzo conpartido con la misma profundidad de reflexión y con las carcajadas alegres, mientras unos disfrutaban el último chapuzón en la Laguna, otros preparaban la capilla para la celebración de la Eucaristía. Con la ayuda de José Antonio que acomodaba las banderas, fuimos intentando representar los distintos signos vistos en la semana: el AGUA, VELAS encendidas y apagadas, la RED, la MOCHILA, la PALABRA, MARÍA Madre del Señor, la CAMILLA y la VASIJA.

JESÚS presente entre su Pueblo. En la celebración nos acompañaron más de 60 personas que vinieron a compartir con nosotros. También el Párroco de Yaguarón nos acompañó y nos proclamó el Evangelio en portugués, y al final de la misa nos impartió la Bendición. José Carlos nos ayudaba a recordar el camino andado en la semana con una simple y grandiosa conclusión: El amor del Señor de derramó en nuestros corazones...y estamos felices.

Como fruto del cansancio y del mal dormir Nacho dufrió un gran tirón en su espalda, pero Dios es previsor...teníamos a Chocho que en una sesión de masajes de varios minutos intentaba poner en su lugar los huesos y los músculos de Nacho. Cómo nos cuida el Señor...


El juego, las risas, la despedida de Gonzalo que ya se volvía, el preparar la cena, el juego de cartas, las conclusiones...todo nos encaminaba al momento del cierre final. Momento esperado pero difícil. Las mochilas se vuelven a llenar pero no sólo de ropa, platos y calzados, sino de nuevos sueños, esperanzas, alegrías, necesidades, ansiedades de lo que podrá pasar.


Las 3:30 de la madrugada nos encontraba reunidos a la mesa...los fideos, el jugo, el vino la caipirinha...todo pasa de mano en mano...todos tomamos del mismo vaso...todos somos un pueblo. Queremos ser felices y estos días renovamos la esperanza de que es posible serlo, no en la abundancia de bienes materiales, sino en la simpleza del COMPARTIR. Ahora hay que volver a lo cotidiano, a la lucha por el pan de cada día, a las responsabilidades que buscan hacernos desviar del camino, pero estamso fuertes. Dios nos une también en la red y la comunicación mantendrá encendida la llama hasta el año próximo. Lo lindo es saber que somos un PUEBLO...

Somos un Pueblo que quiere vivir la vida plena, la buena vida, el SUMAK KAWSAY (buen vivir) de nuestros hermanos indígenas quechuas, expresión que implica un equilibrio en el uso de los recursos naturales, y el justo ejercicio de la libertad de los seres humanos. Queremos que todos puedan vivir bien y para ello es necesario ser solidario y dar también de lo que tenemos. Pero repetimos: no sólo de lo material que tenemos. Tenemos otras cosas mucho más valiosas: nuestra propia VIDA, nuestras manos, nuestros abrazos, nuestros gestos de amor, nuestras sonrisas, nuestra FE en un Dios que se compadece del que sufre y mueve los hilos de la historia para que los gritos de los que sufren sean escuchados.

Seguiremos caminando hacia donde nuestro Dios nos lleve...
Diego

1 comentario:

  1. Hola!Con Erik y Leo llegamos muy bien a Montevideo.Un viaje con mate y mucho comentario.El viajar un rato largo creo que es bueno para bajar las revoluciones y de a poquito ir retornando a la vida de siempre...pero teniendo claro que no somos los de siempre.Cuando uno vive cosas fuertes, de esas que hacen crecer,el alma y el corazón parece que se ponen como mas abiertos.No se si mas fuertes ,pero si mas sensibles...cosa buena!
    Marta Bentancor

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